Savannah Monroe 18 años
Cuidad de New York
Viernes 1 enero del 2019
― Savannah, por amor al cielo ¡cálmate! ―mi corazón late sin control, las manos me sudan y el cuerpo me tiembla. El temor se apoderado de mí, y Ethan no me ayuda en nada, este está lanzando todo lo que hay en la habitación.
― ¡Déjame! No te me acerques ―le grito saltando de la cama.
― Quiero ayudarte, pero ¡Ah! ―se queja mientras Ethan le lanza una lámpara por la frente lo que le provoca un raspón. Me quedo quieta de repente y le ordeno a Ethan que lo deje de atacar, este se lleva la mano a la cabeza y luego la mira; tiene sangre.
― Lo siento, Ethan... el solo
― Descuida ―niega saliendo de la habitación, yo me quedo donde estoy y miro todo el desorden que he provocado junto con Ethan― arreglemos esto, Ethan ―le ordeno comenzando a recoger las cosas pero este me da una punzada en el estómago― ¡Deja de joder! Tenemos que organizar, luego nos largamos.
Luego de unos minutos arreglando todo Zac entra de nuevo a la habitación, miro su frente y tiene una de esas curas que me colocaban cuando me hacía daño en el hospital. Me quedo mirándola cura por unos segundas y luego bajo a su mirada, este tiene una pequeña sonrisa en su rostro.
― Sabes, no tienes pantalones ―bajo la mirada y observo mis piernas desnudas, pero no le altero. Cuando estaba en el tratamiento, siempre estaba desnuda. Al principio me intimidada mucho que me vieran, ahora me da igual.
― A lo del hospital les gustaba dejarme sin nada ―digo sin pensarlo― así que no me afecta de amucho.
― Savannah, sé que para ti fue difícil ―comienza a decir mientras me toma la mano y me lleva al suero― pero es muy importante para mí que me digas con exactitud todo lo que te hizo Kloss.
― Zac, yo ―niego mirando como el suero vuelve a entrar a mis venas por segunda vez― no recuerdo con exactitud a esa mujer. Hubo muchas personas involucradas en mi proceso.
― Puedes contarme, ¿Cómo fue que terminaste en un hospital de Kloss? ―tomo aire y me siento en la cama, Ethan se recuesta en mi espalda mientras observo las pequeñas gotas de agua que golpean el fino cristal de la ventana.
― Yo tenía... unos seis años cuando sentí por primera vez a Ethan. Aunque al principio no fue nada fácil ver como se movían las cosas o como me lanzaba a mi contra la pared ―comienzo a relatar sin quitar la vista del cristal― al principio me levantaba los murmuros, luego venían las sombras y las cosas salían volando. Yo gritaba asustada, pa... el señor ese llegaba y me abrazaba y me calmaba, pero yo le decía lo que me pasaba y no me creía, decía que solo era un mal sueño que volviera a dormir. Asentía pero jamás le creía, en cambio me quedaba despierta toda la noche escuchando los murmuros horribles de Ethan y las sombras se metían dentro de mi cuerpo.
― Luego de que se calmaran las voces sentía mucho odio y me hacía daño, incluso llegue a hacerle daño a la señora esa, ella me miraba horrorizada y me temía, decía que tenía un demonio o algo así. Un día me llevo a la iglesia y el sacerdote le dijo que no tenía nada, que era una niña sana; pero ella no le creyó. Me saco de ahí y me llevo a cuanto templo sele ocurrió. Pero siempre obtenía la misma respuesta, así que se cansó y me comenzó a dejar encerrada en mi habitación, solo entraba a dejarme la comida y jamás volvía. No volví nunca más a la escuela tampoco, no podía jugar con nadie y Ethan me odiaba, siempre me lo hacía sentir.
― ¿Cómo? ―pregunta este buscando mi mirada.
― Me lastimaba físicamente, luego ya se resignó a que se había metido al cuerpo de una pequeña niña inofensiva. Pero... luego de un año encerrada llego un día el medico Agustín... ―levanto la mirada y la fijo en Zac, niego y me pongo de pie nerviosa
―Agustín... ― repite Zac colocándose de pie también
― Tu padre ―respondo sin mirarlo― media edad, ojos azules como el cielo, cabello castaño, cuerpo fuerte y una peculiar mancha en su cuello.
― Es mi padre ―asiente este.
― El me trato al principio, me dijo que todo estaba bien. Siguió yendo a casa cada semana, me preguntaba cómo me sentía con Ethan y él fue el que me dio el ánimo de nombrarlo y me explico todo sobre ellos. También me dijo que no era la única, que sabía que había más personas como yo pero, que eran muy pocos, y algunas personas estaban detrás de ellos. Después de unos meses con tu padre, me dio un fuerte ataque... ―sigo volviendo a sentarme en la cama― Ethan casi mata a la señora esa... así que el otro señor llamo a tu padre y le dijo que me llevara con él a su clínica, que le daban autorización de encerrarme y hacerlo que quisieran con migo, el llego a las pocas horas; yo había escuchado todo y tenía mi maleta lista.
― Cuando Salí... ―subo la vista tratando de impedir que las lágrimas salieran sin permiso como siempre lo hacían cuando recordaba la mirada de mi padres― el me jalo de la mano y me tiro al suelo, me comenzó a golpear con su cinturón hasta dejarme la carne al vivo de mis pequeños brazos. Gracias a que tu padre llego dejo de golpearme ―suspiro― él le grito y me saco de casa en brazos, yo... no dejaba de llorar ―limpio las lágrimas que han salido sin permiso y miro a Zac― tu padre me reconforto y me llevo a su casa; creo que era solo una de paso. Me curo las heridas y luego me llevo al hospital, era muy lindo. Tenía preparada una gran habitación totalmente decorada para mí, trabajábamos todo el día con Ethan, el me enseño a controlar su fuerza y la mía, también me ayudo a levantar las cosas y eso... pero, un día se fue y jamás volvió...
― Mi padre murió hace diez años ―asiente.
― No me dijeron nada, solo que me iban a trasladar de clínica, luego comenzaron a hacerme pruebas más feas, me conectaban a claves y me daban choques eléctricos días enteros así... Luego un día ―niego incapaz de seguir hablando, pero Zac me toma de la mano en señal de apoyo― un hombre llegaba todos los días me desvestía y me metía a una capsula de hielo, dolía mucho. Ethan no dejaba de quemar en mi interior... era horrible, terminaba agotada y Ethan casi muerto. Pero... un día estaba totalmente tonta, ese... ese hombre se aprovechó de mí. Luego siguió cada día con lo mismo, estaba harta y no podía hacer nada, Ethan terminaba casi muerto y no podía quitarlo de encima de mí.
― Pero un día logre colar un cuchillo debajo de mi almohada, y cuando se disponía a... bueno, yo le clave el cuchillo en su espalda, lo saque tres veces y se lo enterré cuatro veces por toda su espalda, cayó muerto...
― Eso se merecía ese hijo de puta.
― Me sentí peor, jamás había hecho algo. Duremeses sin hablar... y ellos dejaron de llevarme comida, pensando que Ethan yahabía abandonado mi cuerpo; y creo que en parte así fue. Ya que cuando elvolvió se sentía incompleto, pero... mucho más fuerte. Así que comencé a caminarde noche por el hospital, buscando la salida de ese maldito lugar. Pero en una puerta encontré a una mujer quela había abandonado igual que a mí. Ella me conto de su vida mientras yo merobaba un poco de comida de su nevera, le llevaban poco pero siempre teníacomida, así que me fortalecí y luego me escape, destruí medio hospital... y desdeahí he estado en todas partes escapando de todos.
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Stranger
Teen FictionMi nombre es Savannah Monroe, tengo 18 años, y soy una de las personas mas buscadas por el gobierno de los Estados Unidos de América por tener una "Habilidad" especial. Mis padres me abandonaron en una clínica a los siete años dejándome a mi suerte...