Ganas mucho si escuchas al viento en septiembre,
las hojas suenan como versos
que hacen volar la imaginación
al infinito del tiempo.
Ahí estoy en la tarde,
perdido entre el mar,
los pinos y las nubes que pasan
sin decirme adiós.
Hoy abro el cajón del sentimiento,
encuentro a la vida, sí,
esa que es tan difícil vivirla para lo malo
y también para lo bueno.
Esa que revuelve la mente
y te hace frotar el aroma del día
contra la piel.
Ahí pasa la Gaviota,
la miro y me subo a lomos de su libertad,
me voy al final del tiempo,
dónde siguen existiendo la lluvia y los sueños.