Prefacio del Autor

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A manera de introducción siempre es menester tratar de aclarar el propósito del autor, pues, en este caso, el objetivo es tratar de entender el objetivo de los escritos que he realizado mediante periodos de tiempos de notas altas y bajas como analogía de la escritura. Entonces es el lector que mediante su voz o sus letras pueden hacerse oír en mi cabeza y colaborar a encontrar el objetivo de estos.

Siendo estudiante desde mis tiernos años siempre me interesó el hecho de poder contar las maravillosas ideas que venían a mi mente por aquel entonces, tuve sueños bastantes raros que luego entendería, pero siempre supe que lo haría y sólo confiaba en mí para poder descubrir el enredado mundo del que deseo pertenecer, la escritura, contar la vida que no pasó, vivir historias sin sentido, correr a la deriva entre imaginaciones y en fin, ser niño.

Veía los años e iba entendiendo que así mismo estaban pasando estos, y que yo seguía con ideas de joven cada vez más revoltosas que no podían salir de mi mente. En ese momento empecé por escribir como buen desordenado en cualquier lugar y quienes pagaban mis inspiraciones espontáneas siempre terminaban siendo las paredes o las servilletas de algún bar, por los cuales ya empezaba a frecuentar con más anhelo de poder captar algo de mis ideas. Entonces comprendí que si la escritura, bastante vehemente y pérdida, que surgía en mí no era necesariamente mia, atribui esto, en un principio, como cualquier persona a una especia de "magia" que estaba fuera de mi comprensión y así mismo solo conviví con lo que juraba era mi "escritor interno" como le comente en algún momento a una profesora cuyo nombre no recuerdo naturalmente.

Este es uno de los intentos por querer sacar a flote a este mismo, el cual, aseguro, estará a niveles de altos autores jamás reconocidos que se perdieron en el olvido, el peor sitio para tratar de volver, y nunca jamás se supo el éxito de sus cuentos no escritos. 

Sin más que añadir espero que tenga una buena acogida y tomo la responsabilidad de saber que como todo escritor el tiempo que se invierta en leer estas letras para otras personas son como un soplo de vida que se pierde en todas sus actividades, así que tratare, de la mejor manera, de que nadie pierda nunca vida leyendo uno de mis escritos.

Gabriel Fernando Bravo Diaz 

Enero del dos mil dieciséis


Al diablo con los PoetasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora