Al diablo con los Poetas

Capitan Nada

Las almas siempre critican a mis personas falsas de las letras
Pero pienso que todo monstruo tiene algo de humano
Todos somos producto de las flores que se caigan cuando muramos
Así que hoy te contare otra historia.

El capitán Dean siempre creció forzado a existir en un pasado demasiado incierto, el consuelo siempre se lo daba el mar, siempre recordaba su infancia con un leve dolor entre el pecho. Su madre una prostituta de mala fama, su padre un hombre que a pesar de nunca romper una sola norma moral era tachado de charlatán y bandido. Sus hermanos todos perdidos por las calles de la rue dejando sus vidas detrás de una botella. Su corazón hecho girones de violencia y cansancio de tanto latir entre tanta muerte. De el reflejo decrepito que le devolvía su espejo. De su dios que un día lo abandonó, o quizá jamás en él pensó. De ella.

Detrás del mar, más allá de la vista del playero y del mercader de rio, más allá de la imaginación, El empíricamente, sentía que había un sitio para un ser como él. El mar. Donde el agua lavase todos sus pecados y el ron curase todas sus heridas, los marineros lo hicieran olvidar el cariño derrochado, las mujeres de mar le hicieran quitar todo ese amor que siempre le habían fingido. La brisa limpiar su cuerpo cubierto de desgracia. Las olas limpiasen de sus parpados las lágrimas. Allá donde el capitán sería feliz, lejos, pero en el mar.

Y creció el capitán con su esperanza, pero siempre aplazando su sueño para el mañana. Si su idea reinaba por mucho tiempo en su cabeza emprendía pequeñas empresas para lograrlo, siempre pensó que su progreso daría frutos para su esperanza. Siempre dejando el sueño de lado pues había cosas más importantes que el futuro, siempre pensando en serlo, siempre logrando no conseguirlo.

La suerte para su lado un soplo dedicó y obtuvo los medios perfectos para comenzar su viaje. Consiguió el más bello navío como el de sus sueños. Prendió fuego a su hogar que tanta nostalgia traía. Dejo en un baúl todo su pasado. Comentó a sus amigos que con sonrisas y vítores celebraron su triunfo. Contacto a los más barbaros marinos en el puerto de su pueblo, en esta ocasión lo acompaño una esperanza impensable y una leve tos imparable

Desde el más allá en el mar, se habla ahora siempre del capitán Dean, quien un día soñó, que un día su sueño aplazó, quien un día comenzar su viaje intentó, que un día enfermó.

Que un día no despertó

Entonces amigo mío
Desde aquí en este barco te diré que nunca olvidaremos al capitán Dean

Y a su sueño
Que como su barco
Jamás zarpó