CAPÍTULO 35

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Pero si me amas ¿por qué me dejas?

Rubius tenía atorada esa frase en su cabeza desde el momento en que te vio subiendo al taxi.

Hoy era otra de esas noches en las que no iba a poder dormir. Otra de esas noches desde que te fuiste.

¡Maldita sea!

Todo había sido muy corto, había durado muy poco y eso lo estaba volviendo loco. Necesitaba mas de ti, mas de tu piel, tu voz, tu esencia y de tu rostro. Todos sus sentidos necesitaban mas de ti, básicamente.

Y es que no se había dado cuenta de lo mucho que le significabas hasta que te fuiste. Podía vivir sin ti, claro que si, podía respirar, despertar cada mañana, hacer que sus músculos formaran una sonrisa, llevarse una cuchara de comida a la boca y podía hacer que su cerebro trabajara y que sus pies se movieran. Podía hablar y podía correr, podía gritar y podía nadar, podía abrazar y reír y también podía llorar.

Podía seguir con su vida como si nunca hubieras existido, como si nunca hubieras nacido. Hacer como que nunca llegaste en ese día lluvioso, hacer como que nunca supo que Mangel te había conocido y hacer como que nunca te invitó a su casa. Podía fingir nunca haberte visto en el balcón de sus casas, cuando lo miraste tan profundamente que sintió como si le estuvieran acariciando la mejilla y podía olvidarse de el momento en el que te regresó la mirada. Borrar el sonrojo de tus mejillas de su cabeza y borrar tus manos siempre frías y tus ojos siempre cansados. Podía olvidar momentos y risas compartidas como cuando tenía el cabello demasiado largo y te ofreciste a cortárselo, podía olvidarse de cómo alzabas su flequillo y descubrías sus ojos y de cómo recargó su cabeza en tu estomago mientras escuchaba a las tijeras cortar su cabello y mientras escuchaba a tu estomago trabajar, y eso lo reconfortó por que sabía que eras real, que estabas viva y que estabas a su lado. Que eras un humano y que eras suya y que el era tuya.

Podía vivir sin ti.

Pero no quería vivir sin ti.

Quería despertar cada mañana y ver tu rostro babeante en su almohada, por que aun que tenías tu propia almohada siempre terminabas acomodándote en la suya mientras dormías. Quería estirar su mano y que tu se la tomaras y saber que nunca la ibas a soltar. Quería verte bailar en tu ropa interior y en sus camisas por que cuando te las ponías parecías mas feliz de lo normal y bailabas como si no hubiera gravedad y dejabas tu olor plasmadas en ellas y cuando el se las ponía era como si lo estuvieras abrazando, todo el tiempo, cada minuto del día. Quería escucharte hablar mas de tu hermano por que cuando lo hacías tus ojos brillaban como si el espacio mismo estuviera dentro de ellos y a veces se preguntaba si el sería el hombre de tu vida, pero luego te escuchaba gritar su nombre cuando llegabas del trabajo y cuando te veía tus ojos brillaban de esa misma manera al pronunciar su nombre. Y que cuando hubiera una tormenta que levantara personas, carros, edificios y ciudades tu estuvieras ahí para sostener sus brazos y así nunca despegarían sus pies del suelo. Por que ese efecto causabas en el. No eras una mujer, eras una fuerza de la naturaleza y podías hacer a todo y a todos a un lado en su mundo y hacerte el centro de este.

Esta noche se estaba repitiendo como las noches anteriores y de nuevo sintió la necesidad de buscarte en sus sabanas, así que rapidamente las alzó y estas volaron y el se sintió atrapado en un remolino, buscandote por toda su cama, tratando de escuchar tu respiración y tus susurros por que cada vez que susurrabas mientras dormías el se despertaba y te escuchaba como un niño escuchaba a su abuelo leerle un libro. Pero lo unico que podía escuchar en este momento era su respiracion agitada y sus sollozos y el seguía buscandote por toda su cama.

Y oh, todo había sido muy corto.

***

Y construi un hogar
Para tí, para mi...

Hasta que desapareció
De mi ... de tí

Y ahora es tiempo de partir
y volverse polvo

***

Capitulo cortito por que me siento muy profunda y necesitaba escribir algo así.

Ahora me retiro a escribir mas poemas y canciones bye.

El Chico del Departamento de Junto // Elrubius y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora