ELIZABETH WOOD

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Realmente es hilarante como la vida te muestra la violencia de una forma tan cercana a la diversión.Las niñas, las mujeres siempre hemos sido ese punto violento que solo debe de despertar para terminar con la sumisión a la que nos han encadenado.
Mi nombre es Elizabeth Wood a los 15 años perdí a mis padres, a la primera que perdí fue a mi madre , se fue solo dejando una nota

    Regresaré más tarde cariño...

En un papel arrugado, fue lo único que me quedo de ella, lo cual destruí a los pocos minutos. Tiempo después mi padre entro en una terrible depresión, por ella, por su trabajo, por todo. Un día como cualquier otro mi padre se dio un balazo en la cabeza en frente de nosotros, ni siquiera tuvo la conciencia de matarse en otro lado.Desde ese día tuve que cuidar a mi hermano Percival, el cual en ese entonces era un niño que no sabía nada de el mundo, no lo juzgo, yo también lo era, hasta que unas pocas gotas de sangre de mi padre se posaron en mis mejillas. Tiempo después pude amar a una persona, su nombre era Samuel pero un día como los demás, desapareció, lo único que me quedaba era mi hermano.
Ahora que he crecido, comprendo las cosas de una forma más detallada y completa aunque más hostil pero mucho mucho más divertida.

-Entonces ¿Le daremos una vista a ese viejo hombre?- Pregunté a Sebastián, el solo rodeaba el cuarto con su capucha , como siempre la portaba
-Será viejo pero el hombre no es tonto- Contestó sonriendo de mejilla a mejilla.
Sebastián siempre se ha caracterizado por verse muy carismático, su rostro es blanco, sus facciones son muy finas y contorneadas, sus ojos verdes, muy profundos y su cabello rubio como el oro. Siempre me ha parecido guapo pero lo que más me atrae de el, fue su mirada, su mirada pesada que desprende odio.No me gusta, tan solo me parece una persona intrigante.
Saque el cigarro de mi boca y el humo salió de mis labios lentamente
-Pues ¿Qué esperamos?-pregunte esbozando una sonrisa.
Tardamos unos minutos en llegar, bajamos de la camioneta junto con otros dos hombres escoltándonos, Sebastián se aproximó y toco la puerta tres veces, para su sorpresa aquel viejo hombre abrió la puerta
-Sabía que vendrían .... Adelante- Sin inmutarnos tomamos la palabra y pasamos, dentro de la casa el hombre nos ofreció tomar asiento, yo me senté junto a Sebastián
-Se a lo que han venido, a lo que has venido Sebastián- Dijo mostrando mucha seriedad
-Pues que espe....-
-¿De qué te servirá si te estás muriendo?- Interrumpió el viejo hombre a Sebastián, en ese momento una joven muchacha de cabello negro entro por una de las puertas que daban hacia a la sala
-Buenas tardes- Exclamó
-Oh, Adriana , podrías traerles un poco de té a nuestros invitados- Dijo él anciano
-Con gusto padre-Contestó Adriana
-Eres una viejo muy hablador- Exclamo Sebastián refunfuñando
-Y tú un chico que ha llevado su vida a un barranco , obsesionado con tu belleza, enloquecido por eso, sin saber que algún día serás como yo y todo se habrá ido, aprenderás a que el olvido será tu mejor amiga- Mire a Sebastián, reconocía esa mirada, cada palabra que decía el viejo Graham, Sebastián hacia su mirada con repleto odio...
-De Seguro tampoco le has dicho a Elizabeth lo que pasó- Sebastián se levanto con mucha velocidad, sacó una pistola y la puso delante de Graham amenazante
-!Ya me tienes harto!- Yo tan solo veía la escena sorprendida
-¿Decirme que?-Pregunté intrigada,
Sebastián no se dio la vuelta, seguía mirando a Graham y amenazándolo con el arma. El hombre solo se rió un poco
-Se que tu visita fue por qué el muchacho llegó aquí- Exclamó Graham
-¿Diego?- Preguntó Sebastián
-Así es, Los amantes estarán juntos pronto-
-!Hice un trato con Mirna!- Dijo Sebastián gritándole a Graham
- Tu tiempo termino- Susurro el viejo hombre
-El tuyo también- Exclamó Sebastián, en ese momento Sebastián le disparo en la cabeza a Graham, la sangre salió con rapidez hacia la pared pero en ese instante se escucho algo romperse, era la hija del viejo, tiro la taza de té, había visto la escena y empezó a gritar
-Caballeros- Exclamé sonriendo a nuestros escoltas, ellos me miraron y se apresuraron a sujetar a la joven, ella solo gritaba, sus sollozos me volvían loca.
-!Hagan lo que quieran con ella, pero sáquenla de mi vista!- Grite mientras observaba como la alejaban del pasillo. Me levante lentamente, en ese momento la muchacha salió del pasillo hacia mi, se había soltado de los escoltas, no tuve otra opción y con una pequeña navaja de plata que siempre Porto, le corte la garganta antes de que me atacará. la joven cayó muerta al piso, mientras la sangre salía a chorros
-Esto era algo tan innecesario- Exclamé
y toque el hombro de Sebastián, el se dio la vuelta y me miro a los ojos, le toque la mejilla y sonreí un poco
-Cariño... Ahora que Graham murió, es hora de empezar nuestro juego-.
Sebastián empezó a sonreír de una forma retorcida, de una forma perversa.

EL CHICO DE LOS OJOS AZULESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora