Extra 1

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Henry había aprendido desde chico que su familia era pequeña, que su familia eran su mamá y él, ellos dos contra el mundo. Todos sus compañeros del jardín tenían familias grandes, tenían papás, tíos, abuelos, primos... Pero Henry no. Su familia era pequeña, sin embargo no se quejaba al respecto. Su mamá lo amaba y él la amaba, así que mientras haya amor iban a estar bien.

Cuando se mudaron a Bostón la familia se agrandó. Henry fue conociendo de a poco a Ruby, David y Mary Margaret. Al tiempo de conocerse se convirtieron el la familia de ellos. Para Henry ellos tres eran los tíos que siempre había querido y finalmente tenía, eran los tíos que cualquier niño desearía tener.

Henry no tenía un padre. Sabía que el hecho de no tenerlo, debía significar que algo malo debía haber pasado entre su madre y él. Desde que había comprobado que la mayoría de los niños tenían padres que le generaba curiosidad saber por el suyo. Así que, un día se animó y le preguntó a su madre. Su madre estuvo dispuesta a contarle todo, pero cuando él vio las lagrimas de ella en sus ojos, y escuchó lo triste y rota que sonaba su voz, decidió que no necesitaba saberlo. Al menos de parte de ella, por eso le dijo que no quería saber nada sobre su padre. David fue el encargado de contarle que Neal había abandonado a Emma, dejándola en prisión pagando por un crimen que él había cometido. Emma se había enterado que estaba embarazada de él cuando estaba en prisión. Henry había nacido en prisión. Su padre no sabía de su existencia y Henry esperaba que nunca se entere de ello, ya que después de lo que le había hecho a su madre no quería que sea parte de su vida.

- Mamá. – Llamó Henry a su madre.

- ¿Qué pasa peque? – Preguntó Emma apagando la luz de la habitación ya que era la hora de dormir. La habitación solamente quedo alumbrada por el velador.

- Antes de dormir quiero hablar con vos. – Respondió Henry señalando su cama, para darle señal de que se sentara.

- Bien, te escucho. – Dijo Emma sentándose en la cama.

- ¿Alguna vez haz estado enamorada? – Preguntó Henry.

- Si. – Asistió Emma y se tomó una pausa para pensar. – Tu papá... - Comenzó a decir.

- No quiero hablar sobre mi papá, yo sé todo lo que él te hizo. – La interrumpió Henry.

- ¿Cómo? – Preguntó Emma sorprendida.

- Le pedí a David que me cuente. – Contestó Henry con sinceridad.

- Pero, yo te habría contado si querías. – Protestó Emma, confundida de que Henry no haya acudido a ella para que le cuente sobre su padre.

- Lo sé. – Aseguró Henry. – Pero, no quería que estés mal o triste, y todo lo que se trata de papá te hace sentir así. – Explicó con calma.

- No tendrías que preocuparte por esas cosas peque, yo soy la mamá acá y la que tiene que encargarse de esas cosas. – Dijo Emma conmocionada.

- Entonces, ¿Haz estado enamorada alguna vez? – Pidió saber Henry volviendo al tema que le interesaba. – Porque lo de papá no cuenta, un amor que te hace sufrir así no es verdadero. – Expresó lo que pensaba.

- Si, he estado enamorada. – Asistió Emma.

- ¿De quién? – Preguntó Henry con curiosidad.

- De Killian. – Respondió Emma.

Así es como su mamá le contó la historia de ella y Killian. Ellos se conocieron cuando eran niños por medio de los sueños, y a partir de ese entonces siempre se encontraban en ellos. Fueron mejores amigos, fueron familia, fueron novios, fueron puro amor. Al escuchar la historia de ellos Henry sentía que estaba escuchando un amor como el de los libros y los cuentos. La historia de ellos era mágica. Y aunque Killian había hecho sufrir a su mamá cuando decidió quedarse en la marina, Henry podía dar cuenta que su mamá todavía tenía sentimientos por él.

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