Mante había ido a hacer su deber a regañadientes, mientras Eve se abrazaba a si misma esperando al final de las escaleras, una oleada de nerviosismo recorría su columna vertebral haciéndola estremecerse internamente, podía siquiera oír su respirar, tan violento y con dificultad. Tras cinco minutos escuchó la puerta cerrarse:
-¡Mante! ¿Ya se fue? ¿Qué te dijo? ¿Qué quería? ¿Te preguntó mucho por mi? Joder no, no me digas nada, sólo me iré a dormir, lo necesito demasiado- ella quería con toda su alma saber cada detalle acerca de la inesperada presencia del Doctor Dalton, quería mucho preguntar las miles de cosas que se le ocurrieron mientras se comía las uñas. Se puso en pie, sin esperar ayuda de Mante y dio paso al primer escalón poniendo la mano en la barandilla de madera lateral, que usaba como apoyo para subir. El calor corporal de una mano se colocó sobre la suya, la fina piel cuidada y delicada de la otra palma estaba tibia y acogible, esa misma mano que, al contacto de ambas pieles, rápidamente se retiro, sintiendo cada choque eléctrico a flor de piel. Eve quitó su mano justo después de que la otra desapareciera, su cuerpo retrocedido momentáneamente y su garganta se secó de instante.
-Yo...-comenzó la lúgubre voz de un hombre que trataba con bastante dificultad el hablar claro- Sólo quise...Bueno, quería, Joder...-se detuvo cuando sintió que sus palabras eran demasiado estúpidas- Yo vine a verla...a...a verte.
Durante su discurso, Eve no pudo tragar siquiera saliva, sus facciones se habían alarmado, su corazón se había disparado a mil por hora, y la mano que se cernía en la barandilla le sudaba de nerviosismo.
-Tú no eres Mante-dijo con cierta nota de horror- ¿Dónde está? ¡Mante! ¡Mante, Joder!-ella alzó la voz, nunca hablaría con nadie más que no fuera Mante ahora mismo- ¡Mante te voy a patear el culo!.-
Ella comenzó a subir los escalones, casi corriendo, sin embargo su converse le dió una mala jugada, su cuerpo se tambaleó, y se fue de espaldas al quinto escalón, pero, algo bastante tonificado y musculoso estaba detrás de ella, para su buena suerte. Para su mala suerte, la caída los jaló a ambos, la espalda de el tipo chocó contra el suelo, mientras sus brazos rodeaban el cuerpo de Eve, apoyó su mentón en la cabeza de ella protegiendo su rostro, sus cuerpos chocaron entre si con el golpe de la caída. El cuerpo del hombre cubrió a Eve, de cualquier golpe posible, sólo fue la sacudida lo que aturdió sus mentes, se quedaron un segundo de tal manera, ella sentía en su espalda, los latidos de él y los de ella interrumpían el silencio constantemente. Ella hizo un sonido bastante parecido a un gemido de dolor, mientras en su rostro se formaba una mueca, sus manos tomaron las de él, las cuales estaban abrazando su propia cintura, estaban muy tensas pero tampoco la lastimaban, Eve se puso de pie poco a poco sin soltar la mano de él.
-¿Qué has echo? Joder, de seguro te has roto algo, deja que te ayude- ella, apesar de no poder verlo, buscó sobre el cuerpo tomarlo del húmero para ayudarle, lo único que consiguió fue rozarle el pecho sobre lo que parecía ser una camisa de tela delgada y fina. Ella tuvo un pequeño sonrojo y retiró la mano.
-Oye-dijo- ¿A qué estás vivo? No me hagas esto, por favor, ¿Sabes? No sé quién eres pero, probablemente sigas vivo, sólo quiero decirte que si se te ocurre morir ahora, una ciega teñida no es de mucha ayuda-
Ella pudo notar una risa que provenía de él, una ahogada.
-Creo que una caída de esa gravedad...No, no me mataría en lo absoluto, tal vez un dolor temporal de cabeza, pero estoy seguro de no haber muerto-
Ella estaba indignada, primero irrumpía en su casa, luego de haberla atrapado, o al menos soportado golpearse él mismo la hacía darse un susto de muerte, era prácticamente algo estúpidamente amable.
-Eve...Eveline...Evely...Every...¿De qué es diminutivo?-
Ella hizo un gesto molesto y cruzó sus brazos.
-Primero dime tu nombre-
-Ya lo sabes-
-Si lo supiera también estaría jodiendo con eso-
-¿Te he molestado?-ella sabía lo grosera que se estaba comportando pero la ira y la molestia le salía sin esfuerzo-
-No...es sólo, estrés, no me hagas mucho caso ¿si, desconocido?-
-Eve...-comenzó él con ahora más calma- ¿Podemos hablar? Abajo...No quiero que caigas de nuevo-
Ella, como muestra de amabilidad accedió. Bajaron juntos las escaleras, Eve rechazó la oferta de tomarse de las manos. Ya en la sala, o al menos en la entrada, se detuvieron, Eve puso una mano en el marco de la puerta para guiarse un poco, su vista totalmente oscurecida no ayudaba en nada.
-¿De qué quieres hablar?-
Pudo sentir el cuerpo de él ponerse frente a ella, si, era obvio, no estaba cerca...No demasiado. Ella tomó una postura firme y adoptó una voz clara.
-¿Piensas hablar?-dijo de nuevo-
Se quedaron un minuto en silencio, la temperatura podía subir demasiado, la tensión podía siquiera sentirse en el aire.
-Traté de localizarte, lo antes posible, pero tu expediente fue bastante protegido, eres difícil de encontrar...Por suerte, tu amigo, estaba muy ocupado hablando con alguien que se creyó la cosa esa de que era tu médico personal-
A Eve se le formaba un huracán en la garganta, la frente le sudaba y su pecho golpeteaba a cada latido, su sangre se calentó demasiado. Retrocedió hasta sentir la pared en su espalda, la fría extremidad evitaba que se fuera de espaldas, probablemente tenía planes de salir corriendo, pero ¿Cómo si no veía nada? Recordaba el camino para desplazarse pero la sala era uno de sus lugares menos favoritos.
Un mano se apoderó de su nuca, enredando cada dedo en el cabello de ella, antes de que pudiera siquiera golpearlo o empujarlo, los labios ajenos atacaron los de ella en un beso desesperado, sintió el cuerpo que se cernía sobre ella apegandola y aprisionando duramente. Su cuerpo se escondía bajo el de él, en ningún momento respondió al beso, su boca no se movía y su mente quedó en blanco un momento. Cuando recuperó el aliento sus palmas golpearon el duro pecho de él empujándolo con mucha dificultad.-¿Qué te pasa, Idiota? ¡Si pudiera verte te golpearia hasta joderte el rostro a bofetadas, Imbécil!-
Ella tenía los puños apretados, los nudillos se le blanquearon y el enfado la inundó por completo. Él sólo emitió un sonido absurdo, parecido a un bufido y dijo:
-¿No te gusto, Eve?-
Ella no sabía si estar más molesta por aquel atrevimiento o por su estúpida pregunta.
-¡Por si no lo recuerdas no puedo verte, no sé quién eres, pedazo de vegete!-
-Racotta, Logan Raccota.-
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Los Ojos de la luz
Dla nastolatkówEve nunca se había detenido a pensar que habría sido de su vida si nunca hubiera ocurrido ese accidente...Esa noche unos nuevos ojos se pusieron en su lugar, ella era una chica rebelde y obstinada pero cuando se quedo ciega pudo ver todo distinto lo...