—Últimamente —empezó a explicarme Jack—, los niños ya no salen a jugar al aire libre tanto como antes. Ni en invierno con la nieve, ni en las otras estaciones, según lo que me han contado los otros. Cada vez menos niños dejan sus dientes debajo de la almohada o van a buscar los huevos de Pascua. A pesar de los esfuerzos de Sandy, ellos ya no quieren soñar con aventuras de cuentos o con volar entre las nubes. Y Norte está preocupado porque los niños ya no piden juguetes. —suspiró pesadamente antes de continuar—Ahora solo les interesa quedarse en casa encerrados y jugar a videojuegos. Solo quieren eso, videojuegos, consolas, ordenadores... Dejan de lado los coches de juguete, los balones de fútbol y las muñecas... Ya no sabemos qué hacer para que vuelvan a ser niños.
Lo miré, afligida. Le entendía perfectamente. Era cierto que hoy en día los infantes valoraban más el último juego de Call of Duty, para mayores de 16 o 18, que un nuevo modelo de construcciones de Playmobil o de Lego, apropiado para su edad y nada violento.
No sabía qué decirle. ¿"Seguro que podéis hacer algo"?, ¿era eso cierto? ¿Podían hacer algo para que los niños volvieran a creer en ellos? No estaba segura. Ni siquiera sabía por qué yo había vuelto a creer. Aún tenía la corazonada, aunque mínima, de que esto era un sueño. Y de todos modos, esto no era solo culpa de los niños. Los adultos, el mundo que ellos estaban creando, estaban abriendo las puertas de la violencia a los niños demasiado pronto. Las restricciones de edad no tenían sentido si los padres les permitían jugar. Y no solo juegos como el COD o el GTA, juegos como el Minecraft, que sin ser agresivo, también causaba que los niños se volvieran adictos al juego, o competitivos en sus minijuegos online como Skywars.
Le puse una mano en el hombro. No sabía qué hacer, tampoco conocía muy bien a Jack, pero quería que supiera que le apoyaba. Él puso su mano sobre la mía. Estaba fría al tacto, pero transmitía calor de algún modo. Eso hizo que me sonrojara un poco y que quitara mi mano.
—Tranquilo, ya verás que todo se solucionará de algún modo. —no estaba segura de eso—Yo te ayudaré en lo que pueda.
Él sonrió, de una manera un poco triste. Pero de repente, pasó a mirar alarmado al cielo por la ventana de la cocina.
—Qué ocurr- Guau.
En el cielo, una estela de colores verdosos y rosas iluminaba las grises nubes. Una aurora boreal. Era increíble, vale que estuviéramos en una región al norte del globo terráqueo, pero aquí nunca aparecían este tipo de fenómenos. Me quedé con la boca abierta.
—Tengo que irme.
—¿Qué? ¿Por qué?
—¿Ves la aurora? Es la señal de emergencia de Norte. Tengo que ir a la sede de los Guardianes.
—¿Entonces irás al Polo Norte? —sentía que mi actitud infantil iba a salir a la luz—¡Llévame contigo! ¡Porfa, porfa, porfa!
Sep, definitivamente había perdido toda la madurez que tenía hasta ese momento cuando empecé a dar saltitos mirando a Jack.
Al principio, me miró sorprendido, pero enseguida su expresión cambió a una sonrisa arrogante, como si hubiera ganado algo viéndome actuar como una niña.
Entonces comprendí lo que estaba haciendo, dejé de dar saltos, puse una expresión seria y me crucé de brazos.
—¿Me vas a llevar al Polo Norte o no? —dije, con la voz más seria posible.
—Bueeeno, supuestamente Norte me tiene estrictamente prohibido llevar a alguien allí...
Entendí lo que quería que hiciera. Yo quería ir sí o sí al Polo Norte, así que me resigné.
—Por favoooor —pedí con tono de niña pequeña y ojitos suplicantes.
Él volvió a sonreír arrogantemente. Juré que si me llegaba la oportunidad, le mataría.
—Pero, si te pones así, tendré que hacer una excepción. —dijo, antes de tomarme de la mano y salir al jardín de atrás.
Yo volví a sentir esa extraña sensación de calidez aun cuando sus manos estaban frías, pero no lo solté.
—¿Y cómo se supone que vamos a ir al Polo Norte? —pregunté, bastante intrigada, ya que ese lugar estaba algo lejos de aquí.
—Ya lo verás. Sujétate. —sonrió y me cogió de la cintura.
—¡Hey! —me quejé, e iba a soltarme de no ser porque salimos volando.
Literalmente. Estábamos en el aire. Alarmada y pensando que me iba a caer, me sujeté con fuerza a los hombros de Jack. No es que me diera miedo a volar, no, pero es que nunca lo había hecho fuera de la seguridad de un avión.
—Lía, pesas más de lo que pensaba.
—¡Oye! —exclamé enfadada, de no ser porque necesitaba sujetarme con los dos brazos para no caerme, le habría pegado un puñetazo por su osadía.
Él, sin embargo, se rio divertido.
Ganamos altura, y pasamos por encima del parque donde Lilly estaba jugando. ¡Lilly! ¡Casi me olvido de ella!
—¡Espera! Mi hermana...
—No te preocupes. Te traeré antes de que se dé cuenta.
No había sido consciente de nuestra cercanía hasta que lo escuché hablar en mi oído. Me sonrojé avergonzada, nunca había estado así de cerca con un chico que no fuera de mi familia. Pero no me solté por obvias razones ya mencionadas.
Nunca le había pasado nada a Lilly jugando con sus amigos, por eso la dejaba salir sola al parque. Por eso, y porque el parque estaba cerca de casa y me bastaba con salir al jardín para ver si estaba bien. Normalmente la mandaba entrar a casa un poco antes de las ocho, y eran las cinco y media, así que antes de que llegara asa hora, le pediría a Jack que me llevara de vuelta.
Una vez hice esa decisión, el sentimiento de preocupación cambió a uno de expectación: ¡iba a ir al Polo Norte! ¡Conocería a Santa Claus, al Conejo de Pascua, al Hada de los Dientes y a Sandman!
No podía estar más emocionada.
¡Hola!
Como siempre, gracias a mbmrtzl por votar en el anterior capítulo, a Noe-chan por apoyarme, y a todos los demás por pasarse a leer mi historia.
Siento si este capítulo ha sido un poco tedioso, pero quería explicar la razón de por qué los niños dejaban de creer, que también es mi opinión acerca de lo que está pasando hoy en día. A ver, soy gamer (más o menos ^^') y me gusta jugar al COD o al Destiny y juegos como Minecraft, pero yo al menos controlo y no estoy toda la tarde jugando o me pongo violenta cuando pierdo, como hace mi hermano pequeño, casi rompe el mando una vez. Y no solo mi hermano, otros niños de mi familia o que conozco por mi hermano actúan de esa manera.
Bueno, que se me está yendo de las manos. La semana que viene de nuevo solo subiré un capítulo el sábado porque no tengo tiempo.
Se despide, Cynder.
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Vuelve a creer [Jack Frost]
Fiksi PenggemarLía, una joven de 16 años, hace mucho que dejó de creer en sus sueños de la infancia. Pero gracias a su hermana pequeña Lilly, y a cierto espíritu del invierno, ella volverá a ver a Santa Claus, al Conejo de Pascua, al Hada de los Dientes e incluso...