06.

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Mi madre miro confundida al wey y después me miró a mí, esperando a que dijera algo.

― ¿Que? No pensé que los perros fueran tan fieles.

― Marta, estoy viendo a una persona, no a un perro.― Ella me dio un golpe en la cabeza y se fue a la cocina.

― ¿No vas a preguntar algo más?― Ella se asomó y negó con la cabeza.

― ¿Debería?

Bueno madre, deberías. Pero no lo hagas, porque si preguntas, te darás cuenta de que me robe las tortillas para darle de comer a tu hijo y a ti.

―No Mami, sigue haciendo la comida.― Le sonreí y ella volvió a la cocina. Después lo voltee a ver y la primera acción que paso por mi mente fue cerrarle la puerta en la cara.― ¿Qué haces aquí?

―Bueno, tomando en cuenta que me debes treintaicuatro pesos, he venido aquí. Solo dame tu número de teléfono y me voy.― El saco el celular de su bolsa trasera y yo lo mire con la ceja levantada.― ¿Qué? No es como que te vaya a llamar para que vayamos a salir, tienes que pagarme.

― ¿Te vas a morir por treintaicuatro pesos?― Me recargue en el marco de la puerta y el rio.

―Marta, la crisis esta dura. Treintaicuatro pesos son treintaicuatro pesos. Te los regalaría, pero no. Culpa a Peña Nieto.

Era tentadora la idea de cerrarle la puerta en las narices, juro que era demasiado tentadora. Pero era tarde para hacerlo. Él estaba esperando con el teléfono en la mano.

―Apuntalo pues...

...

Eran las 2 de la mañana, estaba consciente de que al día siguiente era lunes y tenía que ir a la escuela, pero aun así me encontraba viendo series pendejas en internet.

En una de esas me metí en WhatsApp y revise, pero nadie me mandaba mensajes. Seguro era porque me consideraban rara e insufrible. Ni modo, muy su pedo.

Me espante cuando me llego un mensaje de alguien desconocido.


"Marta c: q haces dezpierta tan tard?"


"¿Quién eres y que te hace pensar que puedes hablarme?"


"Me debs 34 pesoz, eso"


Casi me da un ataque de risa, pero si me reía en ese momento, mi madre se despertaría y estoy segura de que de una buena regañada no me salvaría. Pobre, no le servía el auto corrector.


"Oye, tengo una duda. ¿Para qué querías tantas tortillas? y hemos estado hablando por un buen rato y no se tu nombre. ¿Cual es?


"Mi nombre es Michael, respestame perra. Y mi ama tenía una reunión con un sus amigas, las señoras tenían mucha hambre. Parecían gallinas cuando llegue, se las acabaron todas"


"Bueno, maikol"


De pronto escribía bien, orales.

Al final no había sido una comida con el obispo, ni una quinceañera. 




•••




Hola caras de bolas.

Este es el final, yep. Espero les haya gustado. BAy-















¿Por qué se creen todo lo que digo? Lol.

Aun no sé cómo terminarla, así que no se preocupen, aún les quedan como 4 partes de esta historia.

Espero les guste, y lamento que estas últimas partes sean un poco más aburridas.

Gracias por leer mi mierda. Las amo

(Tengo un blog, léanlo plz)

El chico de las tortillas» CliffordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora