Se le estaba haciendo costumbre a mi madre sólo mandarme a mí a comprar las tortillas. Y no me quejaba, casi siempre me encontraba con Michael y el hacia sus tantas pendejadas.
No había cambiado mucho desde la primera vez que nos vimos.
La única diferencia era que el ya no compraba muchas tortillas. Y por ende no me dejaba a mí sin tortillas.
Gracias virgen la panocha prieta. Gracias.
De hecho, creo que había empezado a entablar una especie de amistad con él.
Me había dicho Wey ¿Se le puede considerar amistad ya?
En la escuela era la misma pinche cantaleta. Michael siempre llegaba al lugar en donde yo me sentaba y me arruinaba el almuerzo. Me reía hasta que me dolía el estómago con todas las pendejadas que decía.
Era agradable. Y definitivamente quejarme no estaba entre las opciones.
...
Nuevamente me encontraba en la fila de las tortillas. Parecía que todos se habían puesto de acuerdo, todo parecía como ese día específico.
Voltee alrededor buscando ese cabello característico y lo encontré, solo que estaba algunas personas atrás en la fila. El dueño de él sonrió y salió de la fila para ponerse a mi lado.
―Hola Marta.― El empujo levemente mis caderas con las suyas.― ¿Me compras las tortillas?
―No, vete a la chingada
―Ándale.―El hizo un pequeño puchero y yo pellizque sus labios.
―Dije que no, ándate a chingar a otro lado.
El soltó un suspiro y después se metió adelante de mí en la fila. Hijo de su...
La fila avanzo y yo jale sus cabellos. Como siempre.
― ¿Esto ya se te está haciendo costumbre?― El soltó un quejido y después pico mi estómago. De alguna manera él sabía que ahí era mi punto débil. Cuando hizo aquello yo solté sus greñas de elote.
― ¿Por qué te gusta hacerme enojar?
―No lo sé.― Él se encogió de hombros y se acercó al mostrador de la tortillería. Era su turno, o mejor dicho... era el mío.
El pidió lo que tenía que pedir y otra vez, como la primera vez, lo encontré coqueteando con la muchacha que atendía.
¿No tenía vergüenza o que pedo?
El salió de la fila y se sentó en una de las bancas que había por un lado del mostrador y yo me acerque a pedir. La muchacha pareció reconocerme ya que me hizo una cara fea, o bueno, no se sabía, su cara de por sí ya era fea.
―Me das un kilo, por favor.― Dije y le regale una sonrisa un poco sínica.
― ¿Qué crees? No hay.
―Hay, no mames.
Si, volvió a pasar lo mismo.
•••
No actualizo por que no quiero terminar esta historia :'v Pero ni modo, ya la voy a terminar alv.
Cambie el orden de la serie por que #Rencorosaconluchemmings siempre. El orden ahora es asi;
El chico de las tortillas #1
Ashton From B. Aurrera #2
El wey del Conalep #3
El güerillo del tianguis #4 (Por puto)
No se me desesperen, saben que soy de modo ahorro de energia y pues yolo :'v
Lov para ustedes <3
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El chico de las tortillas» Clifford
FanfictionMi problema fue que no tenia tortillas [The dumb Mexican series. Libro #1] ©Irwxnhugs