- Ya ha estado casada antes - Dijo Martha, maldiciendo cuando un nudo de los largos rizos dorados de Ainslin se negó a desenredarse. - No es algo nuevo para usted.
Ainslin quitó suavemente el peine de los dedos artríticos de su doncella y ni se molestó en señalar las obvias diferencias entre su matrimonio actual y el anterior.
- Aviva el fuego, Martha. Yo me encargo de mi pelo. Hacía bastante frío en el salón durante la cena.
Sí, y helado era lo que describía el tono empleado por la hermana del jarl cuando ella había hablado con Ainslin, durante la interminable noche de la cena, que los vikingos llamaban nattveror.
- Es mejor que las doncellas de la casa no se ocupen de usted - Murmuró Martha - La hermana del nuevo señor no me cae muy bien. Tiene una mirada maligna, es perversa.
Ainslin reprimió un suspiro ante la verdad de sus palabras.
Helga, la medio hermana de Torsten de Ostberg, jarl de Stjórardalr, el líder de Stjórardalr, no se había dirigido a Ainslin más de tres veces desde su llegada, dos noches antes. Las respuestas cortantes a las pocas preguntas que ella se había aventurado a hacer, acabó con sus últimas esperanzas de hacer de esa una relación feliz. Ainslin miró las danzantes llamas de la chimenea y se pasó por el cabello el peine de marfil ò
Ainslin se había casado dos veces por poderes, y las dos veces no había conocido a su marido hasta la noche de bodas. Obligada a casarse por el Rey Cnut con un guerrero conocido por el Oso del Norte o el jarl Torsten de Stjórardalr, Ainslin y Martha habían viajado por tierra y mar durante tres semanas antes de poner un pie en la posada que se llamaba La escala del Oso.
El no esperará una sábana ensangrentada - Martha recogió la costura en la que Ainslin estaba trabajando antes, dos nuevas túnicas para sus gemelos, Brom y Rob.
Y ese es el problema, porque habrá una sábana con sangre a menos que encuentre una manera de...
¿Cómo? No lo sabía. La última parte del viaje, se lo pasó preocupada y lamentandose, al no saber cómo iba a reaccionar su nuevo marido a su intacta virginidad. Pensó en tener un amante, ¿pero quién?. ¿Uno de los guardias? Todos eran hombres del jarl. ¿Uno de los dueños de las posadas? Ella se estremeció recordando los dientes de uno, el hedor a pescado podrido de otro, o el estiércol en el antebrazo peludo del propietario de la última posada.
Su actual situación era culpa de su primer marido, Hadrain, debido a su bondad y edad. Nadie sabía o sospechaba que su anterior matrimonio no había sido consumado, no cuando ella era la orgullosa madre de dos hijos gemelos.
- Mi señora - Se oyó una voz suave, y un leve toque sonó en la puerta de la habitación.
- Adelante - Ainslin bajó el peine y cruzó las manos, enderezando su espalda para escuchar el inevitable anuncio. La criada, Thora, el único rostro amable que había encontrado en dos días, se asomó por la puerta de madera maciza. - El señor ha vuelto, mi señora. Está listo para recibirla.
El corazón de Ainslin tembló sintiendo el estómago revuelto.
El hermano del jarl, Ruard, había sido el testigo unas horas antes, cuando el sacerdote llevó a cabo la ceremonia por poderes. Ainslin no le había hecho todas las preguntas que zumbaban como abejas en su cabeza, aun así, Ruard le había informado discretamente de que el jarl había tenido un contratiempo inesperado.
Ainslin rezó para que su marido tuviera la sonrisa fácil de Ruard. ¿El señor se parecería a su hermano? ¿Tendría los ojos del color del mar?¿Y el
color de su cabello sería como el trigo maduro?
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-El Oso y la Novia
AcakArgumento Torsten de Ostberg, jarl de Stjórardalr, también conocido como el Oso del Norte, ha estado soñando con Ainslin de Durham, una viuda reciente con dos hijos, durante dos estaciones, desde la primera vez que la vio en la corte del Rey Cnut...