Capítulo 4

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1980


Sarah.

Su ropa seguía un poco arrugada por la pelea de la mañana, pero su cabello había sido peinado y cepillado nuevamente, haciendo que se le formaran esos bucles negros.
Ricker no supo que hacer, estaba sorprendido y francamente un poco asustado.
Su miedo creció cuando de entre las sombras salieron tres personas más, reconoció a Holly - era imposible ver a Sarah sin su perrita faldera Holly - pero las otras dos figuras eran chicos de otros cursos, no se veían amigables.
- Hola Rhiannon, me alegra que llegues, te esperábamos - la sonrisa en su cara era maldad pura.
Ricker tragó saliva.
- ¿Cómo encontraron este lugar? - mentalmente se dio unas palmaditas en la espalda por no balbucear.
- Es simple, Grace nos lo dijo - era obvio que saboreaba cada palabra, sabía que hizo iba lastimarlo.
Y vaya que lo lastimaron, el que Grace le hubiera dicho a su enemiga jurada de su escondite era una traición de las más altas.
Dolía, sí dolía la traición pero lo que más le dolió fue que no estuviera ahí para defenderlo.
Se negó a creerlo.
- Mientes
- ¿O en serio?¿ Porqué no le preguntas?
Y si, ella estaba pero no para defenderlo, todo lo contrario, lo había vendido.
- Perdóname Rhi, ella me dijo que sería para disculparse contigo, yo no sabía - le dijo al borde de las lágrimas, él sabía que lo decía en serio, pero aún así ella no se movió de su sitio.
- Ahora te enseñaré lo que pasa cuando te metes conmigo
Y antes de que Ricker supiera que pasaba, uno de los dos chicos mayores lo agarró por los hombros mientras el otro lo golpeaba en el estómago.
En medio de los golpes pudo ver a Sarah con una sonrisa de satisfacción en su cara de muñeca, a Holly riendo y halagando la inteligencia y astucia de Sarah y a Grace llorando y pidiéndole que parara.
No supo si habían pasado unos minutos o si habían pasado días, cuando la puerta se abrió y Liam entró.
Todo paró.
Todos se quedaron viendo a Liam.
Liam se quedó viendo la escena.
Nadie movió ni un músculo.
Parecía que el tiempo se había detenido.
Y luego todo pasó demasiado rápido para que Ricker pudiera analizarlo, así que sólo se dejó llevar.
Liam se abalanzó contra el chico que había estado golpeándolo, Ricker aprovecho la oportunidad y le dio un cabezazo al que lo sostenía, y mientras el mayor se llevaba las manos a la cara, Ricker se escurrió entre sus brazos, le dio un codazo en la nariz, agarró a Liam y salió de ese lugar.
Le hubiera gustado sacar también a su amiga, pero ahora la odiaba.
Ella había dejado que todo esto pasara, le había dado a Sarah la ubicación exacta de su escondite secreto, había visto como lo golpeaban y no había hecho más que llorar.
Su amistad con la melliza era cada vez más débil, pero eso le hacía darse cuenta de lo mucho que valoraba a Liam como amigo y casi hermano.
Empezaron a correr, oyendo los gritos de furia de Sarah y los llantos de Grace, no tenían rumbo ni dirección y el estómago le dolía por todos los golpes, pero no estaba en sus planes detenerse.
Llegaron al final del colegio, una pared de ladrillo de unos dos metros, con árboles al rededor, podrían fugarse fácilmente.
Se miraron buscando el consentimiento del otro, los dos asintieron.
Liam lo impulso para que pudiese llegar hasta la rama más baja, una vez arriba Ricker se estiró y jaló a Liam hasta la rama, y siguieron subiendo, aferrados a la pared y apoyándose en las ramas más cercanas.
Lo hacían lo más rápido que podían, sabían que en cualquier momento Sarah y sus matones, o alguno de los profesores los vería y estarían en peores problemas.
La bajada era más fácil, solo tuvieron que bajar hasta la mitad de la pared, para luego saltar y seguir corriendo.
No tenían idea de adonde irían, pero cuanto más lejos estuvieran de la escuela y todo lo que contenía mejor sería para ellos.
Después de un par de cuadras, se detuvieron no podían seguir corriendo.
Se pararon para recuperar el aliento y continuaron caminando.
Ricker seguía demasiado adolorido como para orientarse, pero después de unos minutos caminando se encontró a sí mismo frente a las puertas del McDonals donde Cindy trabajaba.
Cuando entraron, les sorprendió ver que no había cola, aunque era un tanto lógico, nadie tiene tiempo para ir a McDonals los lunes por la mañana.
Se acercaron a la caja.
- Bienvenidos a McDonals ¿Qué van a ordenar? - les preguntó Cindy desde detrás de la revista de farándula que estaba leyendo.
- Hola mamá - dijo Liam tímidamente
Cindy bajó su revista.
La mirada que les dedicó hizo que Ricker sintiera que estaba inspeccionando su alma.
Apartó la mirada y se preparó para el interrogatorio.
- ¿No deberían estar en la escuela? - el tono que usó era completamente acusatorio y hacía que Ricker sintiera culpa hasta de respirar.
Dejó que Liam hablara, después de todo, él era el favorito de Cindy.
-Hubo una pelea - le dijo Liam, no importaba que tan buen cómplice fuera, siempre confesaba ante ese tono.

- ¿Estuvieron ustedes involucrados?¿Los golpearon?¿Está bien tu hermana?
- Ella estaba con los que nos golpearon.
Cindy vio a su hijo y a su ahijada, supo que decían la verdad, y sabía que debían volver a la escuela, pero no podían.

No podían volver, no ese día

(S)HEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora