Capítulo 2

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- Mac - dijo mi hermana - ¡Macallan! - volvió a decir. Ésta vez zarandeándome de izquierda a derecha - ¡¡Oh dios mío, Dylan O'brien está aquí en Portland!!

- ¿¡Qué!? ¿¡Dónde!? - exclamé, levantándome como si fuera un vampiro dejando atrás su ataúd.

- Ay madre mía Mac... ¡Te lo crees todo hermanuchi! - espetó, soltando una carcajada de sus labios.

- Lo sé, siempre me lo dices... Bueno vayamos al turrón, ¿qué quieres? - dije finalmente.

- Nada. Sólo quería despertarte porque me lo ha dicho mamá, y porque ya estamos en Portland. - anunció dando un suspiro.

Miré a través del cristal que separaba el interior del coche con el exterior. Y sí, efectivamente, estábamos en Portland. Lo sabía, porque las casas que veía eran las mismas casas que las que nos enseñó el hombre de la inmobiliaria, cuando le dijimos que queríamos vivir cerca de mi nuevo insti; Lion State High School.

Para Maggie, era más complicado vivir en esta urbanización. Tenía que conducir 1h entera, si no le pillaba tráfico, hasta su universidad, pero no había otra opción... Ella estudiaba y sigue estudiando diseño industrial. Porque quiere ser diseñadora de moda, la profesión de mi madre. En realidad no sé por qué se llama diseño industrial, cuando no tiene nada que ver con la industria...

- Aja, sí, si que estamos en Portland - espeté por fin.

- Siip... ¡Pero venga va, tenemos que desempaquetar todo, tenemos mucha faena! - exclamó, con esa sonrisa familiar suya.

- Venga, sí, vamos allá. - asentí con la cabeza.

Entramos en nuestro nuevo hogar, y lo único que veía eran cajas, maletas, cajas y más maletas. ¡Esto parece un campamento gitano!

- Vaya... Parece que nos hemos llevado la casa entera... - dije, dirigiéndome hacia mi madre. Que por sorpresa mía, estaba hablando por teléfono con su nueva "manajer" de la empresa en la que ahora trabajaba. Muse & Bombón, se llamaba la marca de diseño. Por lo que me dijo Maggie, antes de venir a Portland, mamá era la nueva directora de la marca. - ¡¡Voy arriba!! - les anuncié finalmente a las dos.

Llegué por fin a mi cuarto. Era más espacioso de lo que pensaba. Mucho más espacioso. Tenía una cama de matrimonio enorme, cuya cama estaba sobre un bajo altillo. Tenía un balcón precioso, que daba lugar a los demás balcones y jardines de la urbanización. La misma habitación tenía un armario alargado enorme. Todo era enorme. Todo era bonito. Todo era como yo quería. Una habitación de revista. Una habitación de princesa...

- Vaya, pues tengo que aprovechar todo el espacio... Y a fondo... - me dije a mi misma.

En menos de dos segundos, quité todo el polvo y suciedad de los muebles, y empezé a decorar mi propio espacio, con mis trofeos de tenis y los pósters que tenía de Coldplay y The Luka State. Quedé especialmente satisfecha con mi trabajo.

Miré el reloj de mi muñeca. Las 18:35. Madre mía, ¿¡enserio he dormido tanto!? Normal, como ya estábamos en primavera, oscurecía más tarde...

- Pequeña princesa, esta es mi habitación - dice Maggie, apareciendo por la puerta.

¡¿¡WTF!?!

El arte de ser  NORMALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora