Carta 6

90 14 2
                                    

Molly:

     Nosotras éramos completamente distintas e iguales a la vez. Tú dejaste de ser una niña tímida y comenzaste a ser divertida y sociable, alguien que se llevaba bien con todos, los hacía reír y los ayudaba en todo lo que podía.
     Y yo, en cambio, en vez de avanzar, retrocedí. Me volví mas y más tímida, además de que mi carácter no mejoró, era una insoportable en realidad, para los demás, con mis amigos verdaderos era cálida y amable, aunque ya no hablaba con casi nadie, solo contigo, con Danna y con Maya.
     Danna y Maya eran dos pequeñas pelinegras que habían sido nuestras amigas ¿las recuerdas? Al parecer no, ya que cuando empezaste a tener malas compañías te olvidaste de todo lo que tenías cuando eras más joven. Tenías trece o catorce años, era muy ingenua y no te diste cuenta de en qué te habías metido hasta que ya estuviste metida hasta el cuello en problemas.
     Al final, todas tomamos rumbos diferentes. En tercero de secundaria, Danna fue a vivir a Canadá, y Maya siguió el año próximo con nosotras, pero tú y yo ya no éramos amigas. Y todas nos habíamos separado.
     Yo me volví invisible a los ojos de los demás, ya nadie me prestaba atención. Todos seguían con sus vidas pero yo no podía.
     No podía por ti. Sentía que sería una ofensa hacerte eso.
     Yo siempre vele por ti.
     No pude vivir en paz por ti.
     Yo lo dí todo por ti.
     Pero tú... tú nunca has sacrificado nada por mi.
                                                 
                                                      F.

Cartas para MollyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora