Capítulo 10- Mi primer escape

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    Son las 12:15 a.m y no puedo dormir, después de pasar la mayoría de la noche llorando y lamentándose por haber perdido mi primer oportunidad de un beso con el chico del que estuve enamorada tanto tiempo. Tres años para ser exacta.
   De pronto escucho pequeños golpes en mi ventana. Me asomo y veo a Hiro.
   —¿Quieres bajar?
   —¿Qué haces aquí?
   —Bueno pues, no podía irme sin antes recoger lo que me pertenece.
   —Ya voy— dije mientras mi corazón se aceleraba.
    Abrí la ventana corrediza y bajé por una de las vigas de sostén de la casa sujetándome con mis pies y manos. Al estar cerca del suelo siento que dos manos me sujetan antes de llegar y me alzan en estilo nupcial. Me deja en el suelo y toma mi mano.
   —¿A dónde vamos?— pregunté sin obtener respuesta.
   Caminamos unas cuadras, en un lugar que no conocía, nos desviamos a una entrada de piedras y llegamos a una laguna, era hermosa, se iluminaba por la luz de la luna llena y las estrellas que luchaban por brillar tanto como éste astro. Los árboles eran altos, algunos robles y pinos, el agua traslucida, parecían cientos de diamantes movedizos en el agua.
    Había una silla hamaca frente a la laguna, donde nos sentamos.
   —Este, es mi lugar favorito.
   —Y entiendo por qué, es simplemente hermoso.
   —¿Tu padre te hizo algo cuando me fui?
   —No, le dije unas palabras pero después de eso me fui a la habitación de Elsa.
   —Lamento haberte provocado eso, no pretendía ofenderlo. También es una pena que se arruinara nuestro momento.
   —Éste puede ser lo, estamos solos, frente a uno de los mejores lugares que he conocido.
   —Tienes razón— ambos se miraron a los ojos, y pronto, el esperado momento de Anna se volvió realidad, sus labios se juntaron como llave y cerradura, era justo lo que ambos deseaban. Empezaron a jugar con sus lenguas, era el beso dulce pero fuerte a la vez. Al separarse se miraron a los ojos nuevamente y Anna recostó su cabeza en el hombre de Hiro.
   —Quiero venir de nuevo aquí, me siento bien contigo.
   —Tus deseos son ordenes— dijo Hiro dándole un beso en la frente.
   Ambos siguieron observando el paisaje y las estrellas, bromearon sobre algunas constelaciones, se volvían a besar dulcemente, hasta que dieron las 2:45 a.m y decidieron volver.
   De camino iban tomados de la mano, sus dedos encajaban a la perfección, Anna estaba llena de una alegría nueva, no como la sensación al bailar ni al terminar un buen cuadro, sino el sentimiento que le faltaba, un corazón al que amar.
   Todo era tan perfecto como si fueran la pareja ideal. Hiro dejó a Anna en su casa y él caminó a la suya.
   Días más tarde repitieron su salida, a veces entraban en la laguna y se sentaban a platicar acerca de sus días y lo que les gustaba hacer.

   Cierto día, Anna iba camino a casa de su amante «su amado sin compromiso» para sorprenderle, llevaba unas bebidas y cosas para picar como dedos de queso y chetos, era de noche.
    Al entrar tuvo la gran sorpresa de encontrar a su hermana Elsa con Hiccup, en medio de un cuadro amoroso.
   —Elsa— gritó Anna, su hermana y Hiccup se exaltaron.
   —Anna, yo...no— su voz no siguió, Anna salió corriendo de aquella habitación, se topó con Hiro en la entrada de la casa.
   —¿Sabías de eso?— gritó ella, él empalideció.
   —Pensé que...no sabía que ibas a venir.
   —Claro que no lo sabías, venía a sorprenderte, pero quien quedó sorprendida fui yo.
«No puedo creer que prestes tu casa para que mi hermana y tu amigo tengan sexo»
   —No sabía que era con Elsa, lo juro, pensé que era con Perla, pero cuando los vi llegar y noté a Elsa algo tomada.    Hiccup dijo que no podía llevarla a su casa pues su madre estaba con unos amigos en una reunión, y en vuestra casa están vuestros padres, no pensé que Hiccup de aprovechara así de tu hermana.
Anna entró en un momento de rabia, entró a su casa y fue directo a la habitación, escuchaba los gritos de Hiro para que parase pero fue inútil, ella entró, tomó a su hermana y la lanzó fuera de la cama, tomó a Hiccup del cabello, él trató de cubrir su zona pero fue en vano, Anna le había golpeado con su pie con la mayor fuerza que tuvo, lo dejó llorando.
-No digan nada de esto a Elsa ni a ninguno de vuestros amigos si no quieren que los mate, les juro que lo hago, si llego ver a mi hermana en este estado otra vez por tu culpa-dijo refiriéndose a Hiccup-. Te juro que no la vuelves a ver en tu vida.
La llevó a casa, después de ponerle su ropa. «No diré a Elsa nada sobre esto, no dejaré que se sienta una perra por lo que hizo, y no quiero que odie a Hiccup, aunque fuera un estúpido por aprovecharse de ella, es su amigo, yo le di ya su merecido»

Tras el incidente de aquel día Anna no habló ni vio a Hiro por más de una semana, Elsa resultó ilesa de dicho suceso y no tenía ni la menor idea de lo que pasó.
Tras casi dos semanas sin hablar con Hiro y evitándolo por completo en el colegio, este fue a disculparse por lo que hizo su amigo, pero ella no aceptó su disculpa, siguió ignorándolo por aún más tiempo, un mes en total.
Cuando su rabia se había agotado, y los fallidos intentos de Hiro por volver a hablar con Anna y que lo perdonara ella lo perdonó, pero, ya era tarde, éste ya tenía una nueva novia, Vaneloppe, una de grado menor que ellos.
Anna al enterarse estalló en lágrimas, su resentimiento la había apartado del amor de su vida, gracias a Hiccup, había perdido su nueva felicidad, su nueva luz se había extinguido. Sus días se volvieron amargos, pocas veces sonreía, cuando los veía juntos su corazón se volvía a partir, pero no podía más que seguir con su vida en el colegio, en el arte y su nuevo robot casi terminado gracias al aporte de Hiro.
Ella conservó el proyecto, con los recuerdos de ese desgraciado quien fue su compañero.
Sus labios aún recordaban el sabor de los besos de Hiro.

Hiro en cambio, sentía felicidad, aunque no tanta como con Anna. Al haber echo todo lo que podía para hacer que lo perdonara perdió la esperanza, la tercera semana en que seguía tratando, conoció a Vanelope.
Una chica chispa, con mucha energía, hacia Downhill y motocross, una chica muy interesante, un año menor que Hiro y de menor altura, su cabello negro y siempre sujetado con una coleta.
Se conocieron en una competencia al que fue con sus amigos, él aceptó ir tras las largas suplicas de ellos. Al llegar estaban corriendo unas chicas, iban casi llegando a la meta cuando una de las últimas logró adelantarse a las demás tan rápido que todos quedaban anonadados por su velocidad.
Al llegar a la meta, dicha chica se quitó el casco y guiñó un ojo a los espectadores, Hiro al verla quedó aún más asombrado, era bellísima, su corazón latió rápido al notar que ella lo miró a él también.
Al terminar algunas de las mejores competencias Hiro logró ver hacia donde iba, corrió tras ella y la saludó.
-Hola.
-Hola-al escuchar la voz de la chica se sorprendió, era una voz áspera.
-Que bien corres, eres tan buena corriendo como hermosa sonriendo.
-Gracias muchacho guapo, ¿cuál es tu nombre?
-Soy Hiro, Hiro Hamada.
-Yo soy Vanelope, dime Vane.
-Es un placer.
-El gusto es mío. Y dime, Hamada, ¿quieres ir por un helado?-Hiro lo dudó por un segundo por pensar en Anna, pero no pudo evitar la tentadora invitación
-Claro que si. ¿Eres de por aquí?
-Si, voy al mismo cole que tu, sólo que entré este año, soy nueva así que pocos me conocen.
-Debí saberlo, no recordaba ver a alguien tan linda en ese colegio.
Siguieron con la plática hasta que debió irse con sus amigos, al siguiente día fueron a tomar dicho helado y se conocieron a fondo, Hiro se empezó a gustar de ella, aunque no olvidó sus sentimientos por Anna.
Al ser más íntimos Vanelope se atrevió a besarle, pero en vez de disfrutar el beso, Hiro pensó que se trataba de Anna, para reconfortar sus pensamientos.
A la siguiente semana, Jack dio un consejo a Hiro.
«Dale celos a Anna, así volverá, ella es muy celosa, con sólo saber que tiene novia no podrá evitarlo, además tienes a la actriz perfecta, Vanelope»
Recordó esas palabras, pero para su sorpresa el día que se volvieron novios Vanelope y él, Anna lo perdonó.
El plan se arruinó, y debía acabar lo que por su culpa se volvió un problema.

Como arruiné mi vida... "Hiccelsa, Jarida, Hiranna, Euginzel"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora