Capítulo 14- Doble cara.

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Era lunes, tenía clase de matemática. Mi ánimo no había mejorado desde lo de mi collar.

Estaba sentada hasta atrás, justo detrás de Elsa, quien conversaba conmigo, aunque la escuchaba en un vacío, no podía concentrarme.

Quince minutos después de que sonara la campana de entrada llegó Flinn, como siempre tarde. Se sentó junto a mí, otro día de fastidio, siempre me pide la materia que pierde llegando tarde. Esta vez no lo hizo, era raro de su parte.

Rato después sonó la segunda campana, la que marca segunda lección. Flinn me miraba fijamente.

-Tengo una rata en el pelo o ¿qué miras?

-Yo...no miro nada, lo siento- dijo él nervioso.

-Anda dime que pasa, tú no haces las cosas por nada.

-Yo sólo, creo que eres hermosa.

-No me convence...busca una mejor excusa mujeriego, no tengo tiempo para escuchar halagos.

-Entonces no tienes tiempo para escuchar... Bueno la cosa es que...se quien tiene tu collar.

-¿Quién te dijo que perdí mi collar?

-Lo...los chismes corren rápido- dijo él riendo sospechosamente -, la verdad es que se quién lo tiene, te puedo ayudar a encontrarlo.

-Espero sea cierto y no lo hagas por diversión, ese collar vale mucho para mí, si descubro quién me lo robó va a sufrir- dije, él tragó saliva.

-De verdad quiero ayudar, no soporto verte así, aún enojada te vez linda pero no es lindo que estés triste.

-Lava-huevos. ¿Qué quieres? En serio me asustas, nunca eres tan lindo conmigo. <Lava huevos es un dicho de mi país para decir que alguien te está lavando el cerebro con cumplidos por haber hecho algo malo, lo sé, es vulgar xD>

Guardó silencio. No pregunté más dado que debía prestar atención a la clase o me enviarían un comunicado a casa lo cual sería un problema mayor.

Las siguientes lecciones Flinn estuvo tan apegado a mí que me sentía sofocada, me ofrecía dulces, los cuales aceptaba como siempre, me invitó a almorzar, lo cual también acepté porque había gastado el dinero de mi almuerzo comprando pastillas para mi intenso dolor de cabeza gracias a pasar tanto tiempo llorando.

Al final del día me dijo "quien" tenía mi collar, una pequeña luz de esperanza se prendió dentro de mí, aunque escuchar el nombre del responsable me confundió, era un tal Eugene. No protesté, se ofreció a capturarlo y recuperarlo, lo cual acepté dado a su insistencia, yo quería golpearle con todas mis fuerzas, pero él dijo que lo haría por mí.

Al día siguiente sorprendentemente tenía mi collar, lloré de felicidad. Lo abrasé con todas mis fuerzas, no me importó que estuviésemos en clase, grité de alegría, era tanta la euforia de recuperar mi mayor tesoro que le besé, no pude evitarlo, me sentía tan llena de vida.

El beso me gustó, me separé de él, me sonrojé como nunca, él igual, no pensé tener mi primer beso de esa forma, menos frente a toda la clase.

-Ya vimos que está feliz Señorita Corona, ahora tomen asiento y prosigamos con la clase después de escribirles sus recados por interrupción a la clase.

Mi cara ardió mucho más, estaba muriendo de vergüenza, todos reían en lo bajo, hasta Mérida, Elsa y Anna, quienes apenas me senté empezaron a hacerme bromas y preguntas como "¿Te gustó el beso?" lo cual quería responder que sí pero mi orgullo me salvó para no ser torpe y dejar que Finn escuchara que me gustó besarle.

Al final de la clase salí de última, me encontré con Flinn de frente, quien me tomó de la mano y me introdujo al aula, me tomó ambas manos por encima de mi cabeza y me empezó a besar eufóricamente, dejándonos sin aire, ese beso me excitó un poco, eran sabrosos sus besos, pero odiaba admitirlo aun conmigo misma. Nos volvimos a besar hasta que entró la señora de limpieza con su rostro neutro, nos separamos, yo me sonrojé, sonreí torpemente y salí corriendo de ahí, buscando a las chicas, al fin mí vida se volvía alegre gracias a Flinn. Me estoy empezando a enamorar de él, otra vez.
Pero sin duda, voy a odiar a ese tipo, Eugene, por lo que hizo. Gracias a Flinn puedo dormir tranquila.

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Era lunes, iba tarde a clase como siempre, estaba pensando en cómo hacer para devolverle el collar a Rapunzel, no pude descubrir una forma de hacerlo sin que se molestara conmigo pero al llegar, mis impulsos me llevaron a sentarme junto a ella. Eso y que no habían más asientos.

No podía evitar mirarla mientras pensaba en aquella noche, lo linda que es, lo estúpido que soy al haberle causado tanto daño por ese collar, ojalá hubiera ido a robar a la casa del tío de Hiccup, me ha dicho que su tío tiene buen trabajo, lo cual significa dinero y joyas. ¿Pero qué digo? Debo dejar de robar...y lo haré, algún día.

Después de un rato de observarla lo notó.

-Tengo una rata en el pelo ¿o qué miras?

-Yo...no miro nada, lo siento- dije nervioso.

-Anda dime que pasa, tú no haces las cosas por nada.

-Yo sólo, creo que eres hermosa.

-No me convence...busca una mejor excusa mujeriego, no tengo tiempo para escuchar halagos- auch, eso dolió.

-Entonces no tienes tiempo para escuchar... Bueno la cosa es que...se quien tiene tu collar- dije, fue lo mejor que se me ocurrió.

-¿Quién te dijo que perdí mi collar?- estoy entre la espada y la pared, me acabo de echar la sal.

-Lo...los chismes corren rápido, la verdad es que se quién lo tiene, te puedo ayudar a encontrarlo.

-Espero sea cierto y no lo hagas por diversión, ese collar vale mucho para mí, si descubro quién me lo robó va a sufrir- dijo ella, tragué saliva.

-De verdad quiero ayudar, no soporto verte así, aún enojada te vez linda pero no es lindo que estés triste.

-Lava-huevos. ¿Qué quieres? En serio me asustas, nunca eres tan lindo conmigo.

No respondí, no supe que más decir.

El resto del día me la pasé tras ella, a veces conversando, mientras yo pensaba a quién culpar. La invité a dulces y al almuerzo. Al final logré discernir <Yo lo robé, no debo mentir, solo debo usar mi nombre real. Ella no lo conoce, ni ninguno de mis amigos> pensé. Y así lo hice, dije que fue "Eugene".

Al día siguiente llevé el collar, estaba preparado para cualquier cosa, menos a que ella me besara.

Ese beso me supo tan dulce como un caramelo, sus labios cálidos, húmedos y suaves. Lo único malo fue lo corto que era, además de los espectadores. Tomamos asiento por el profesor y nos mandó un comunicado, lo cual no era nuevo para mí. Los chicos me hablaban pero sonaba como un susurro en un mar de pensamientos.

Al salir de clase me puse a pensar en el beso, debía obtener uno que valiese la pena, uno mejor. Tomé la iniciativa.

Al salir por la puerta me oculté en el lado izquierdo, esperé a que saliera, la tomé del brazo y la acorralé en la pared con mis manos y la besé, esas ganas acumuladas salieron a la luz, todo en un día, me sentía tan bien con ella, ese beso me llenó de alegría, pero nos separamos por falta de aire, pero llegó el segundo, este duró menos por culpa de la conserje, ella corrió lejos. Me recosté a la pared satisfecho, ahora mi vida estaba resuelta.

O eso pensé. Creí que sólo sería ese beso, pero los días siguientes no pude resistirme, la seguía llevando lejos para besarla, eran hermosos los momentos con ella. Pero un sentimiento crecía dentro de mí. Cierto día pensé en pedirle ser mi novia, pero no pude, no puedo, no debo hacerlo después de haber ido a robar a su casa. Decidí alejarme por un tiempo hasta que ambos olvidáramos todo lo que sentíamos por el otro, es lo mejor.

Soy un asco de persona.

Como arruiné mi vida... &quot;Hiccelsa, Jarida, Hiranna, Euginzel&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora