Capítulo 1 "Status quo"

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—Carajo. 

Ya eran más de dos meses que Migue no podía dormir. Lo atormentaban unos problemas... Bueno, una serie de problemas... Una LARGA serie de problemas. Si fuera una telenovela, sería de esos culebrones a los cuales los latinos estaban acostumbrados a ver en televisión.  Hacía cerca de dos años que no podía transcurrir una noche en que Miguel no se despertara por la madrugada. Pero la verdad ya estaba acostumbrado a eso. Ponía los pies en el suelo y, a veces, descalzo se iba hacia la refri. El apetito peruano es insaciable, por lo que, el peruano no podía transcurrir una noche sin merendar algo. Luego de hacerlo y de zamparse una Inca Kola que siempre guardaba en la refri, regresaba a sus aposentos y, como un bendito, se quedaba dormido.

Ah, aquellos tiempos. Tan lejanos que parecían. Bueno, las cosas fueron cambiando poco a poco. Cada vez le costaba más trabajo volver a conciliar el sueño, pero no fue hasta hace dos meses aproximadamente que las cosas dieron un inesperado y desagradable giro. Más o menos hacía cuatro o cinco meses había empezado un noviazgo con una amiga a la que conocía desde hacía dos años, compañera y confidente de sus problemas. Clara, se llamaba. Era una de las pocas personas que conocían sobre la condición de país de la que Migue 'padecía' y una de las menos que lo había entendido y apoyado en lo que duró su amistad. Salieron durante dos meses... Y si hemos de ser sinceros, Migue no había estado muy convencido al principio. Para él empezó como jugando... Como probando. Y al final fue él quien salió perdiendo.

La verdad es que Migue es muy buena persona. Mientras ayudaba a Clara con todos sus problemas y quehaceres, poco a poco se fue encariñando más con ella. Era de ese tipo de personas que siempre tienen inseguridades, carencias y defectos debido a un mal crecimiento pero que tiene un gran corazón en el fondo. Migue la ayudó a superar y mejorar muchos de ellos pero... ¿Qué se puede esperar en dos meses de noviazgo? Verdaderamente los hábitos de toda una vida son difíciles de arrancar... Y Clara a sus casi 21 años seguía teniendo la adolescente conducta de huir de las situaciones difíciles. Claro que la mayoría de ustedes ya saben como es la vida del muchacho en cuestión. Atestada de intercambios y conversaciones políticas, nombramientos por aquí, fiscalizaciones por allá, supervisiones en la mina de allá y de acullá... Visitar a la hija segunda de la prima cuarta de su mamá por el Baby Shower de su sexta hija (sí, las familias en las chacras son numerosas)... En fin... La agenda copada hasta el cansancio, llena y rellena de multicolores banderitas post-it que sobresalían de todas las esquinas.

Clara no pudo soportar los problemas ocurridos en la última semana y puso pies en polvorosa dejando a un Migue enamorado hasta el tuétano... Y ¿qué se puede esperar de alguien que está en el segundo a tercero mes de noviazgo? Lastimosamente eran días felices que le fueron arrancados de raíz. Él no podía concebirlo. Ni siquiera ahora cuando los días habían pasado. ¡Cómo había llorado! Ella lo buscó por Navidad y Año Nuevo. Pero a decir verdad no quería hablar con ella, mucho menos verla. Aún la quería demasiado.

Gracias al cielo no estaba solo. Había alguien con quien había contado desde tiempos inmemoriales. Mucho antes de que Clara se cruzara en su camino, siquiera. Su nombre era Francisco. Pancho, pa' los patas. Y 'padecía'  del mismo problema que Migue. Pancho era al territorio ecuatoriano lo mismo que Migue pa'l peruano... Es decir, sinónimos. Y ambos se entendían en todo. Sus agendas eran iguales y sus vidas también. No había un alma que entendiera mejor a Migue que Pancho. Y en calidad de países, ambos habían estado juntos desde hacía mucho tiempo. Y con mucho, me refiero a MUCHÍSIMO tiempo.

El problema es que por lo mismo que ambos se entendían en sus labores, apenas y podían verse. Pero Pancho siempre estaba cuando el peruano tocaba fondo. Y esta era una de esas ocasiones. Ya llevaba una semana entera... Tal vez más, de estarse levantando tres veces en la madrugada y de no poder volver a conciliar el sueño hasta una hora después o más. Y con la agenda tan apretada que tenía, de estar aquí pa'llá, estaba volviéndose loco. Necesitaba descanso o empezaría a golpearse la cabeza con las paredes solo para poder desmayarse y poder obtener así algo de descanso. No podía dormir y el origen de todos los problemas había sido ella. Ella... Y justo cuando andaba con insomnio no podía pensar en nada más.

—Carajo... —Volvió a murmurar. La verdad estaba cansado. Muy cansado de la misma cantaleta—. 

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Lo que Migue ni se imaginaba es que en un territorio algo lejano había un ecuatoriano bajo las frazadas con la nariz pegada al teléfono móvil. 

—(Estoy casi seguro que Miguel está despierto... Claro, ¿por qué no? Si hace días que el pobre se la pasa pensando en ese... Ese ser ingrato. Despreciable y repugnantemente ingrato....) —Luego de vomitar sus pensamientos, el ecuatoriano gateó fuera de las sábanas y se echó boca arriba intempestivamente— ¡Arrrgh! —resopló y luego de un largo respiro, se quedó observando el techo—Parezco niñita celosa... —frunció el entrecejo—. Pero después de lo que Migue hizo por esa mocosa... Es increíble...

La voz de Pancho fue aminorándose conforme iba recapitulando mentalmente todo lo que Migue le había dicho mientras contaba con los dedos: la había ayudado con su situación familiar una y mil veces, con su abuelita, con su perro, con la universidad, con sus problemas de ansiedad y depresión... Con la organización de su estúpido cumpleaños, con el arreglo de su casa. ¡Dios! Pancho no sabía si Migue se había pasado de buena gente o simplemente de estúpido. Le entraron ganas de molerlo a palos... Pero...

—Pero bueno... Así es él... ¿No? —murmuró para sí mismo— Estúpido y todo así siempre ha sido él... Y así lo... Lo... —la última palabra quedó atracada en su garganta y luego de una oleada de bochornosa rojedad, Pancho volvió a enroscarse con sus frazadas. 

Incluso así e incluso ahora, después de tanto tiempo... Le costaba admitir sus propios sentimientos.

Vuelcos en el corazón [EcuPer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora