Capitulo 26 No otra vez

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Sentada en unas sucias sabanas escucho como Santiago negocia mi salida por teléfono, después de unas cortas frases, cuelgan y el señor se acerca a mi

"Parece que tu Romeo te vendrá a salvar, niña, ¿por qué me obligan a hacer esto? solo tienes que convencer a tu novio de que trabaje conmigo, y nada te va a pasar, porque déjame hablar contigo seriamente, si en una semana no regresa a trabajar conmigo" me agarra el mentón con fuerza, tanto que me empieza a lastimar

 "tú, princesa, te mueres. Y esta vez no estoy bromeando" un sollozo sale mis labios al momento que su mano estrella en mi mejilla en un intento desesperado por mostrar un punto. Ya perdí la noción del tiempo, aun llevo casi un mes aquí, un mes de golpes, maltratos y abusos, y lo que mas me lastima es la indiferencia de Santiago sobre el tema. 

Vuelven las arcadas matutinas que me han dado en los últimos meses, llega mi comida, asquerosa, pero comida, con ella una bolsa negra. La abro con cuidado, pero cuando veo el interior sacó inmediatamente, mis chocolates favoritos y una botella de coca cola, la tomo con desesperación, con miedo a que alguien se de cuenta, meto las envolturas en la bolsa negra y empiezo a comer mi pedazo de pan.

Se oyen susurros que provienen de mi puerta, lentamente se abre la puerta dejándome ver a la única persona que esperaba ver en estos últimos meses, Santiago.

Hace señales desesperadas con las manos, entendí en parte que le siguiera, me paro de la cama para abrazarlo, decirle cuanto lo extrañe, antes de poder si quiera tocarlo siento algo frío en mi mano, bajo la vista para ver una pistola, mi pistola

"Reina, necesito que me escuches, si ves a alguien y no sabes quien es dispara si, como te enseñe, tiene un silenciador, nadie va a escuchar nada" me quedo en completo shock, una cosa es dispararle a un par de latas, pero ¿a personas? Empezamos a caminar sin hacer ruido después de que Santiago me quitara el grillete del pie, de pronto salen dos guardias, platicando sobre una película que pasaron en un canal de televisión, veo como la bala impacta en la parte superior derecha de su pecho, inmediatamente cae, veo como el otro se pone en posición, es muy tarde, ya otro guardia de Santiago le disparo por la espalda, suelto un suspiro de alivio, no dura mucho pues llegan otros diez guardias, Santiago empieza a disparar a la par de Pote y otros guardias, yo me quedo en mi lugar, estática, sin saber que hacer, van cayendo uno a uno, cuando se trata de muerte, no logras ver de que bando son, si son buenos o malos, inocentes o culpables, solo llegas a ver vidas caer, vidas hechas y desechas caen al suelo, en cada cuerpo se puede ver, gente llorando al rededor de cada uno, familias, parejas, pero en una guerra las vidas humanas no importan, solo importa el ganar, solo espero que la gane Santiago.

Un grito conocido me saca de mis pensamientos, volteo rápidamente de donde la voz provino, Santiago, esta luchando con otra persona por una pistola, de su boca sale sangre, sus nudillos están rojos y su nariz morada, me grita desesperadamente que dispare, pero no se si puedo, ¿matar a alguien? ¿y si tiene un amor? ¿una familia? ¿padres?

 Santiago sigue gritando, no pienso en nada, solo cargo mi pistola, apunto directo en su craneo, y sin si quiera pensarlo jalo el gatillo, Santiago se ve salpicado por la sangre y el cuerpo de la persona cae sobre el, a pesar de eso, suelta un suspiro, un suspiro de alivio, dejo de revisar si no tiene alguna herida grave, fijo la mirada en el hombre que acabo de matar, su sangre se esparce por todo el piso manchando el piso blanco a un color escarlata escalofriante, me acerco a pesar de los intentos de Pote para que no me moviera, me pongo a su altura, busco en su bolsillo derecho del pantalon, tratando de buscar un monstruo, pero en cambio encuentro a una persona normal, con una identificación, una licencia, pocos billetes en su cartera, un teléfono un poco viejo y un pase para el metro de esta mañana, Santiago me agarra de la cintura y me carga hacia la salida, pero yo no suelto su identificación, una vez en la camioneta despejo mi vista y veo a Santiago, su cara es de odio, trato de llamarlo pero cuando voltea siento algo que me dolió mas en el alma que en mi mejilla, siento su mano pesada en mi rostro, y el ardor posterior en mi mejilla, ¿me pego? no otra vez.

40 VOTOS Y 20 COMENTARIOS, OJALA LES GUSTE, YA EMPIEZA EL DRAMA DE NUEVO Y ESTA VEZ SE QUEDARA


La Princesa de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora