Capítulo 4

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Llegamos a uno de los hoteles más lujosos de la ciudad, jamás pensé siquiera pisar un sitio como éste, estaba comenzando a pensar mal del sujeto. Cómo que era algún político corrupto o alguna clase de criminal, llegamos y al entrar enseguida todos se nos quedaron viendo, era como si estuviera acompañada de algún tipo importantísimo, me escondí tras el intentando no ser tan observada por los demás, cosa que resultó siendo un completo desastre, pues aún seguían observándome, él me tomó de la mano y me llevo hasta el ascensor.

—¿Esta es tu habitación? — le pregunto sin poder creerlo aun.

Era bastante grande y espaciosa, parecía un apartamento de lujo, toda la habitación olía a menta fresca. Era realmente exquisita, obras de arte, joyería, candelabros de cristal, mesas de madera, muebles de lujo, todo absolutamente todo, lucía bastante costoso.

Él se encoge de hombros y ríe. — Es una suite— me corrige, al parecer no tiene modestia.

—¿Es una costumbre? — pregunto.

—¿¿Qué cosa? —¿me responde.

—Reír de todo lo que te dicen. —¿ pues tiene estampada esa sonrisa en su rostro.

Sí que es apuesto, tiene una manera de caminar muy elegante, este sujeto parece sacado de la televisión es completamente sensual y vaya que debe tener admiradoras, pues por su manera de vivir concluyo que es un millonario quizás de los mujeriegos

Pero decido dejar que todo fluya y nada influya, ya que este tipo de hombres uno no los ve a diario y mucho menos tiene la oportunidad de besarlos.

—No... Solo me rio de lo que tú dices— cierra la puerta tras él y camina adentrándose en la habitación.

¡Suite ignorante! — Me reprende mi subconsciente.

Observo curiosa cada detalle de la preciosa suite, es muy grande, espaciosa, muy luminosa tiene lámparas y candelabros que la hacen ver... delicada y elegante. Hay un refrigerador ejecutivo encima del mini bar, vinos caros están en la repisa, hay una especie de ala con muebles oscuros y una pequeña mesa de cristal en el centro.

—Puedes sentarte— me dice, yo le obedezco y me siento en el cómodo sillón.

Hay una hielera sobre la pequeña mesa de cristal, cuando Nikolay se marcha creo que al baño, meto un cubo de hielo en mi boca y comienzo a masticarlo.

Comer hielo es mi adicción y con licor en mi organismo es inevitable.

—¿Qué estas comiendo? — me pregunta Nikolay apoyado en la pared, pensé que se tardaría mas pero me equivoque.

Siento como el hielo se derrite en mi boca lentamente y más con el calor que me produce este ruso. Se ve tan sensual con la camisa blanca, desabrochada en los primeros 3 botones y su pantalón de vestir negro cubriéndolo elegantemente hasta sus pies... ¡Esta descalzo! Triple sensual.

—Como hielo— le digo con dificultad, tengo aun trozos dentro de mi boca.

Él se acerca y me sonrojo ¡Qué pena! toma uno de los hielos y lo acerca a su boca, chupa el agua que corre lentamente y luego introduce todo el hielo dentro de su boca. Esto lo hace de una manera tan lenta y sensual que se me seca la boca, se acerca a mí y toma la hielera.

—¿Quieres? — me pregunta y sin darme cuenta, comienzo a mover la cabeza en aprobación. — El saca un cubo y lo acerca con delicadeza, el agua fría cae en mis labios para evitarlo chupo del cubo, Nikolay ríe de lado y luego introduce el hielo lentamente en mi boca.

Esta frio ¡Muy frio! Y la cabeza comienza a dolerme, escupo el hielo en el piso y tomo mi cara con fuerza.—¡Mierda me duele! — me quejo.

-—Qué forma tan poco sexi de arruinar nuestro erótico momento— dice con esa voz ronca que lo caracteriza y se me eriza la piel.

El Hijo De Mi Mejor AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora