El Suicidio De Katrina[EDITANDO]

Capítulo 11.

— ¿Y crees qué estará bien?

—Por supuesto.

—Es mejor darla en adopción.

—Cuídala tú misma.

—No seria capaz. Apenas y puedo conmigo.

—Podemos cuidarla, juntos.

—Oye, no creas que porque me gustas te daré la oportunidad.

Hubo un silencio.

— ¿No lo harás nunca?

Negó con la cabeza repetidamente más para sí misma que para responderle a él.

— ¿Cómo se llamará ella?—prefirió cambiar de tema.

—Mmm, tengo un nombre.

— ¿Cuál?

—Angeles —respondió con una sonrisa.

— ¿Por qué no Angela?

—Porque no, ella fue una violación y no la llamaré "Violación". Su nombre es y será Angeles—sentenció.

Hubo otro silencio.

— ¿La cuidarás tú? —ambos se vieron a los ojos.

—No Logan, conocéis mis planes.

— ¡No lo hago, joder! Te recuerdo que no queréis decirme nada y estoy lleno de pánico —habló alterado. Katrina se rió, se levantó de la silla y caminó hacía donde él estaba sentado.

—Cuídala cuando yo no pueda —susurró mientras estaba sentada en las piernas de Logan. Se veían justo a los ojos.

—Eres preciosa, ¿por qué debes tener una mente así de perturbada? —preguntó acariciando su mejilla.

—Así soy—dijo para colocar su cabeza en el hombro de Logan.

***

— ¡Logaaaaaan!—gritó.

—Todo estará bien —intentó calmarla.

— ¡Maldita sea! ¡Duuueele—gritaba.

—Calma, K, estamos en un hospital.

— ¡No me importa un demonio! ¡Apurense que me muero!—Logan quiso reír —. ¡¿Te burlas de una mujer que está apunto de tener un bebé?! ¡Que te den!—le gritó sacándole el dedo del medio.

Katrina gritaba a todo pulmón en el hospital, el hospital Australiano, donde nadie le entendía porque hablaba y maldecía en español. Logan era quien hablaba en inglés en esa circustancia.

—Por favor, que se calme—le dijo un enfermero a Logan.

—Katrina por favor haz...

— ¡No me callaré! ¡Yo me callo cuando me muera y justo ahora estoy viva! ¡Jodánse!—Logan no aguantó y rió.

—Basta Katrina. Sino te callas te dejaran a la niña adentro.

—Todavía no está completamente dilatada —avisó el enfermero. Katrina lo entendía perfectamente.

— ¿Qué? ¡No me dejaran a la pequeña dentro de mi más tiempo! ¡Que dilatada, que dilatada nada! ¡Comenzaré yo misma el parto! —tomó aire para comenzar a pujar—. ¡Uno, dos y...