Epidemia...

Cap 5

De repente todo era silencio...

El atardecer formaba figuras sobre la poca luz que entraba a través de las copas de los arboles, parecían sombras sobre los rostros agotados de los chicos. El viento corría y al caer la noche el frio no se hizo esperar, por lo que se taparon con lo poco que les había quedado de sus pertenencias.

Mike había logrado conservar una maleta y Andreas tenía otra, mientras que Tom todavía conservo su preciada guitarra en el estuche donde la traía. Fuera de eso, solo tenían unas pocas pertenecías y lo que traían en los bolsos de mano que traían en el avión.

Cosas sin importancia, teléfonos descargados, una computadora portátil, cámaras, goma de mascar, cosas inútiles en una situación como la actual.

Gustav descanso su espalda contra un árbol. Hacia frio y quería abrigarse mas, pero no podía correr el riesgo de despertar a Georg, ya que el bajista se había dormido con su cabeza apoyada contra sus piernas y los que tenían habían donado sus abrigos para mantenerlo caliente.

Mike y Andreas habían ayudado a rehacer el vendaje de su tobillo herido y limpiado lo mejor posible para evitar una infección. Por suerte Georg había perdido la conciencia mucho antes de que comenzaran a trabajar sobre su pierna, ya que de no ser así habría sufrido de mucho dolor.

No era suficiente para una mordida un tobillo torcido, pero era lo mejor que podían hacer por el momento. Georg parecía entrar y salir de la conciencia, tosía cada cierto tiempo y tiritaba de frio. Gustav esperaba que no tuviera demasiado dolor, a el mismo le dolía ver al bajista en ese estado.

Encima de estar enfermo, con el tobillo casi roto, también estaba traumatizado de miedo como todos los demás.

En otro árbol, Bill y Tom estaban casi abrazados mientras compartían una sabana bordada a mano que decía "Amo a los Kaulitz" que una fan le había regalado a Bill en Rusia. A pesar de haber pasado hace unos días, sentían como si hubiera sido hace años que tenían una vida normal, era famosos y las fans morían por ellos.

A pesar de que Gustav no veía sus caras, podía asegurar que estaban despiertos aun en la oscuridad, pues se movían y probablemente hablaban bajito entre ellos, o talvez se comunicaban telepáticamente como solían hacerlo.

Gustav sabia que ninguno de ellos podría pegar un ojo esa noche, ninguno excepto Georg y no era precisamente por estar calmado.

Así pasaron la noche y al amanecer ninguno sabio que decisión o acción tomar. David pensó que era improbable encontrar un auto que los llevara de regreso al centro de la ciudad y corrían el riesgo de ser encontrados por uno de esos lunáticos.

Tampoco podían quedarse donde estaban o morirían congelados. Además todos estaban ansiosos de regresar con sus familias y Georg... Georg era una situación en la que preferían no pensar demasiado por el momento.

David perdió la cuenta de cuantas veces Georg se despertó en la noche con quejidos de dolor o frio, y de las veces que Gustav intento reconfortarlo mediante palabras de aliento. Ahora que había amanecido, debían hacer algo y los que podían se juntaron en un círculo pequeño para discutir algunas opciones.

Georg por fin estaba despierto, y estaba a recostado sobre un árbol mientras se entretenía con lo que quedaba de batería de su celular. Su tobillo todavía dolía y le palpitaba, la cabeza le dolía también pero un poco menos que antes, solo escuchaba el murmullo de los demás.

Eventualmente dejo de escucharlos, todavía sentía algo de nausea y mareo, pero no quería admitirlo porque le daba vergüenza sentirse una carga para los demás, especialmente a Gustav que se había quedado despierto cuidándolo toda la noche.