Primera Parte

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-¿Acaso te has masturbado frecuentemente? - le pregunto el doctor al joven de cabellos amarillos que se encontraba sentado frente a él.

Aquel rubio se avergonzó de aquella pregunta ya que hablar de su problema especial lo hacía sentir nervioso y vulnerable.

El doctor carraspeo su garganta esperando la respuesta.

-Bueno ahora es más constante... -contestó- Mi madre se enteró de mi problema y me interno en este hospital. Antes las masturbaciones no eran tan constantes como ahora... -murmuró lo último. Llevo sus dedos encima de sus piernas. Estaba avergonzado hablar de aquello.

El doctor sólo asentía cada vez que escuchaba las respuestas del rubio. Y tomaba nota en una libreta color amarilla, con letra irreconocible.

-¿Y tú problema ha pasado a mayores? -pregunto nuevamente el doctor.

El rubio asintió con cierta timidez.

-Podrías describirme ¿como pasó?

-Bueno todo empezó desde que tenía quince años y bueno ahí comencé a tener cierta atracción por las mujeres a cierto punto de llevarlas a la cama. Pensé que era normal para una persona adolescente de aquella edad... -suspiro- Pero mi afición al sexo solo empeoro. Cada vez que veía a una chica e incluso a un chico, tenia una erección y me daban ganas de tener sexo con esa persona. Hubo una ocasión en la que tuve por primera vez sexo anal con un chico... -pauso.

El doctor acomodo sus lentes dirigió su mirada grisácea hasta impactar con la oji-celeste, para después escribir sus notas.

-¿Y que paso?

El oji-celeste suspiro y se revolvió incomodo en su mismo lugar.

-Bueno pues el chico tuvo que ir al hospital ya que le había desgarrado el colon -al decir lo sé sentía avergonzado. Decir aquello lo había marcado ya que nunca había platicado de esto, ni mucho menos con su propia familia- Creo que esto esta cada vez empeorando...

Los ojos grisaceos del doctor viajaron hasta sus notas y se deshizo de sus lentes.

-Dime ¿porque crees que esta empeorando?

-Porque cuando pienso en cojerme a alguien lo hago sea mujer o hombre...

-¿Y tienes ganas de hacerlo a ahora? -cuestiono nuevamente el doctor.

-Por ahora no... en si que es lo que me esta pasando.

-Bueno me suena imposible ya que nunca he tratado aún paciente en esta situación. Pero mi diagnóstico esta en lo correcto, pareces tener ciertos rasgos de trastornos sexuales.

-¿Trastorno sexual...?- la voz del rubio sonaba confundido. Y distorsionada por la información que le había otorgado el propio médico.

-Quiero decir que eres una persona adicta al sexo. Pero eso no es todo, también por lo que me acabas de aclarar parece ser que escoges a tu pareja para disponer un acto sexual -prosiguió- En si eres una persona ninfómana.

El rubio estaba confundido. ¿Que es un ninfómano? Y porque el tenia que tenerlo. Su vida había dado un giro completo en la orbita terrestre en tan solo un segundo al escuchar esas palabras salir del doctor.

-¿Y puedo curarme?

-Es cuestión de control, cada vez que tienes una erección sólo debes pensar en otra cosa que no sea sexo. Por ejemplo en el deporte podría distraerte y podría ser que ya no pierdas los estribos ante una persona de cualquier género.

El oji-celeste se encontraba en una situación comprometedora y vergonzosa. Como iba a vivir una vida de un joven normal. ¿Como iba a controlar el deseo del placer?

-No hay...-trago saliva y prosiguió- Otras alternativas, que sea no se menos complicadas para tratar mi caso.

-Bueno si sólo existen dos alternativas. La primera es quedarte internado durante seis meses y tratarlo con medicamentos. La segunda es el autocontrol, la que tuve prefieras. Claro la que te convenga mejor.

El rubio quedó pasmado ante aquella solución. Que debía hacer, la única opción era autocontrol. Pero como podría hacer aquello sin ninguna intervención de algún medicamento. No le quedaba de otra que seguir la segunda opción.

-No te gustaría estar encerrado en un internado ¿verdad? -dijo el doctor.

-No

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Esperen la Segunda Parte

¡Gracias! :)

NINFÓMANO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora