Parte 4

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Algo se había roto entre nosotros en el segundo que él había saltado de aquel edificio. Algo que jamas crei que volveríamos a recuperar. Ni siquiera tenía una palabra para nombrarlo, pero ambos lo sentíamos. No era confianza, eso jamás nos faltaba. Era una especie de miedo, mucho más profundo, mucho más doloroso.

No voy a saltar del primer techo que encuentre, John.

SH.

Me había enviado luego de 8 mensajes mios preguntando por su paradero. Tal vez yo exageraba, pero esa respuesta había cruzado la línea. No podía perder a más personas en mi vida, y mucho menos a él por segunda vez. Cuando volvió le dije todo lo que pensaba sobre su mensaje de texto, hasta que se disculpó. Ni siquiera parecía sincero cuando lo hizo, pero me obligue a tranquilizarme. Sinceramente no estaba teniendo un buen día. Era mi aniversario de noviazgo con Mary. Pero él no tenía la culpa de eso.

Recuerdo que busqué entre los armarios una botella de Whisky con la que siempre podía contar, pero no estaba por allí.

- Sobriedad - masculló el detective - aburrido ¿cierto? -

- ¿Fuiste tu? -

- Mycroft - me corrigió.

- ¿Mycroft? - reitere solo porque era algo que solía hacer.

- Yo no fumo, tú no bebes - resople con enojo y nos prepare té.

Lo observe trabajar sobre la mesa de la cocina con muestras humanas un rato. Sus largos y delgados dedos se movían con precisión mientras probaba los ácidos y sus efectos en la piel muerta. Su mirada era fría y calculadora, aunque oculta debajo de sus rizos. Era sorpresivamente reconfortante.

- Los meñiques - dijo de repente sin correr la vista.

- ¿um? - pregunte confundido. Había quedado algo hipnotizado mirando el color de sus ojos que cambiaban de color cuando estaba concentrado.

- Meñiques, en el refrigerador, rápido - exigió.

Podría haberme quejado, pero ambos sabíamos que no valía la pena. Le alcance sus dedos cortados y le eche un vistazo a unas anotaciones que tenía junto a él. Quiero decir, eso suena muy normal, pero Sherlock no necesitaba escribir lo que iba descubriendo a menos que fuera en su sitio web. Por lo tanto el cuaderno abierto me llamo completamente la atención. Con disimulación lo mire desde enfrente y encima de todo se leía ''John Watson''. No tuve tiempo a divagar mucho más porque lo cerró de un movimiento rápido y me miro fijamente.

- ¿Qué es eso? -

- Mis descubrimientos - sus dedos comenzaron a moverse con más torpeza y aunque miraba hacia tu trabajo, apenas le prestaba atención. Todo lo que quería era no enfrentarse a mi mirada; Sherlock Holmes estaba nervioso, y yo había aprendido a reconocer esos gestos.

- ¿Sobre mi? -

- En parte - acepto.

- ¿Y qué parte de mi es tan fascinante? - pregunte con incredulidad y me miró como si estuviera preguntando algo obvio - Sherlock...

- Mido tu comportamiento - masculló - Desde que volviste anoto cada vez que te vuelves ansioso, o deseas beber. Con el único propósito de ayudarte a mejorar.

- Bien, viniendo de ti puedo entenderlo - comente y me levanté - pero ¿lo anotas en papel porque no es suficientemente importante como para guardarlo en tu palacio mental?

Y me fuí a mi habitación de la manera más inmadura que me salio. Sabia que estaba siendo irracional, infantil y dramático, pero necesitaba una excusa para alejarme de Sherlock. O de todo. Cuando creí que por fin iba a poder dormir, me llego un texto que me dejo despierto toda la noche.

En la habitación de mi palacio que lleva tu nombre solo archivo nuestros recuerdos. No deseo quedarme sin espacio para los nuevos por algo como esto.

SH.

La historia sobre nosotros - Johnlock Donde viven las historias. Descúbrelo ahora