Parte 14

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- Me enamore de ti - susurre - ni siquiera se cuando sucedió, porque todo lo que hacía era negarlo. Y luego te fuiste y crei que habias muerto lo que no ayuda en absoluto al sentimiento y... - me calle.

Estaba parado frente a la puerta del laboratorio. Lo escuchaba hablar con Molly a la distancia, y hablaba casi para mi mismo. Tenía buen oído pero confiaba en que no estuviera escuchando mi patético ensayo.

Pero me quedé sin tiempo cuando ella abrió la puerta para irse y me encontró allí. Me saludó animadamente, como siempre hacía. Su nuevo anillo de compromiso relucía en su dedo y sonreí sin poder evitarlo. Recuerdo que en una ocurrencia fugaz pensé en lo mucho que ella creía en el amor. ¿Qué sentido tiene seguir intentándolo si no? Pero ella lo hacía, le daba otra oportunidad, y tal vez a muchos le pareciera poco sano, pero a mi me daba coraje.

- 5 minutos detrás de la puerta es demasiado para un efecto de dramatismo - comentó con cierta burla mi amigo mientras yo me acercaba.

Sentado mirando el microscopio, tal y como lo había visto la primera vez que nos conocimos.

- Estaba mandando unos mensajes - menti con las orejas coloradas.

- No, no lo hacías - dijo sin dudarlo y ambos dejamos de insistir.

No sabía cómo enfrentarme a esto. Si Mycroft no se estaba comportando como un completo idiota, para que al confesarme su hermano se distanciara y romper la relación, él me quería. O me amaba. O sentía alguna de esas estupideces por mi. Una de esas que yo tambien sentia por él. Y si era mi trabajo dar el primer paso era porque... Bueno, tal vez porque yo había mostrado más insistencia en mi heterosexualidad. Pero si soy sincero, era mi trabajo porque Sherlock era Sherlock. El no confesaba amor; él decía cosas brillantes, dejaba en ridícula a la humanidad, insultaba con inteligencia; pero no confesaba amor. Y yo tampoco lo hacía, pero la situación se estaba agotando.

No podía dejar de recordarme lo afortunado que era. ¿Cuántas personas han sufrido por amor no correspondido? ¿Cuantos corazones rotos existían a base del rechazo? Yo había amado a mi esposa, y ella a mi. Yo amaba a Sherlock, y tal vez, con mucha suerte, él a mi. Yo era afortunado. Y no podía desperdiciar eso.

- Necesito tu teléfono - comento sin mirarme mientras yo me había quedado observando sus ojos enfrascados en su trabajo.

Me reí en voz baja por la coincidencia al día que nos conocimos. Me miró con curiosidad y sacudí la cabeza para restarle importancia mientras le tendía mi teléfono. El no corría la vista del microscopio por mucha gente, pero si por mi.

- Tienes algo que decirme - afirmó por lo bajo - y vienes de ver a mi hermano, eso no puede ser bueno. ¿Está molesto por lo de anoche?

Su sonrisa me daba a entender que le daba gracia la posibilidad.

- No lo creo, pero me ha buscado por algo de eso -

- Obviamente... - comentó con tono condescendiente, y en el peor sentido de la palabra.

- Él me ha... Explicado sus razones por las que te lleva consigo - comencé.

- Para mantenerme alejado de ti - resumió y lo mire sorprendido - también obvio. 'El amor es un defecto químico encontrado del lado de los...' - suspiró - supongo que soy un perdedor.

Seguía sin mirarme.

- Lo sabías... -

- Claro que lo sabía - dijo algo ofendido, como si lo tratara de idiota- y por supuesto, él nunca se equivoca.

- No entiendo -

- ¡Por el amor de Dios, John! - se levantó de repente y me dejó petrificado en mi lugar. No esperaba tal reacción - si ya no era obvio mi hermano se habrá encargado de ser sumamente explícito.

Y se paró a unos metros de mí mirándome con vehemencia. Sherlock se había vuelto loco.

- Tu... -

- Yo, para desgracia de Mycroft, me enamore. Ha vivido toda su vida desde Redbeard no permitiendo que eso suceda, pero lo hice. Cometí el error de enamorarme. Y tu cometiste el error de besarme.

- Yo... - solo podía decir pronombres personales, para mi propia vergüenza.

- Se que fue un error de borracho, lo se desde que sucedió. Pero jugo con mis esperanzas y le pedí a Mycroft que me diera trabajo que hacer. Yo mismo se lo pedí ¿bien? Fue agradable tu forma de defenderme ayer, pero no ha tenido nada que ver con lo que dijiste -

- Él... -

- Mi hermano ya te lo explico, puedo verlo - asintió y esperó a que dijera algo más coherente - y luego está el hecho de Mary.

- Ella... -

- Era tu esposa y la amas, obviamente. Y me temo que entre otras muchas cosas, todo me lleva a una simple conclusión: tengo que olvidarlo - tuve miedo. Tanto como cuando lo vi al borde de este mismo edificio - solo espero que nuestra amistad sobreviva. Soy mejor detective contigo. Y soy tu... Mejor amigo.

- No fue un error de borracho - solo pude decir luego de unos momentos de silencio.

No pregunto '¿qué?' Con sorpresa como yo lo habría hecho. Él me había escuchado, y sobre todo, comprendido. Y con eso, entendía las implicaciones que la revelación conllevaba. En cambio, como cuando le confesé que era mi mejor amigo, se me quedó mirando sin expresión alguna. Y estuvo así unos segundos infinitos. Me obligue a continuar.

- Yo quería hacerlo. Y lo cierto es que había... - pero chistó para que me callase, como si mi voz no lo dejaba concentrarse.

- Tu me... - comenzó a decir con duda luego de unos segundos más.

- ¿Amo? - probé mirando al suelo, sin poder enfrentarlo.

- John - me llamó y me obligue a cruzarme con sus hermosos ojos tormenta - no estas confundido - sacudí la cabeza - evidentemente no estás ebrio... No es por Mary - continúe sacudiendola para dar la negativa a las sugerencias - pero...

- Olvídalo. Olvida todos los peros. Es lo que es -

Asintió unos momentos, y algo en mi me decía que estaba revisando los archivos dentro de su Palacio Mental para detectar alguna pista que pudiera ayudarlo en este caso. Aproveche lo sumergido que estaba en si mismo para acercarme con torpeza y algo de vergüenza, y cuando estaba tan cerca como para escuchar su respiración sus ojos se clavaron directamente con los míos.

- Lo siento. No puedes resolver este - le avise y sonrió de costado.

No me pude resistir, atraje su cabeza desde su nuca para llevarlo a mi altura y lo bese sin más.

Moriarty tenía razón. Harry tenía razón. Irene tenía razón. Todos tenían razón. Sherlock y yo éramos una pareja; siempre lo habíamos sido. Yo lo amaba, y esto no era una casualidad, el mundo raramente era tan perezoso, pero el me amaba a mi. Y ambos pertenecíamos juntos, el uno con el otro.

Comprendo la atracción a nivel literario que generan las novelas de detectives. La aventura, el misterio, y sobre todo, la rareza de mi compañero, que hizo a mi blog famoso. Pero como dije al empezar, esta no era una de esas. Esta fue la historia que jamás será publicada de cómo acepte lo enamorado que estaba del detective, y de como descubrí que él sentía lo mismo por mi. Esta es nuestra historia juntos, y seguirá, con mucha suerte, hasta el día de nuestras muertes. Siempre juntos, John Watson y Sherlock Holmes, en el 221b de Baker Street.

N/A: Tarde mucho menos de lo que creia, pero fue porque me llego la inspiracion para hacerlo. Espero que les guste, y si bien aun falta un capitulo para el final, no lo entregare hasta el fin de semana. Aqui ha terminado la historia como tal, indudablemente, por lo cual el siguiente sera diferente. Aunque no un epilogo, o un casamiento, ni siquiera un Parent!lock, pero espero  no decepcionarlos. Muchas gracias a los amados lectores que han llegado hasta aquí. Este es un fic corto, pero espero que lo hayan disfrutado. Hasta dentro de unos dias, saludos!

La historia sobre nosotros - Johnlock Donde viven las historias. Descúbrelo ahora