CAPÍTULO 5 "FINAL 1/2"

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-¿Qué hacéis vosotras aquí?

Quiero abalanzarme sobre él y golpearlo hasta que quede inconciente. No se imagina el odio y asco que le tengo, no hay peor ser en la tierra que ese hombre.

Doy un paso amenazante pero Martina me coge el brazo poniendose delante mio para controlarme.

-Solo queremos saber dónde está Abraham-dice mi hermana con su dulce voz.

-No os importa-se nota tan desinteresado que me causa impotencia por ser tan pequeña ante semejante gorila.

-¡Habla idiota!-mi grito hace exaltar incluso al mayordomo.

Se sienta en el sillón.

-Si no fuera porque tienes sangre real hubiera hecho que os maten a los dos.

-¡Maldito animal!-me tiro sobre el con furia hirviendome la sangre.

¿Cómo se atreve a hablar de muerte si por su culpa Abraham morirá? A menos que, ya haya muerto.
Borro esa idea de la mente, no puede estar muerto, no lo está.

Siento los brazos de Martina y otra persona más alejándome de él.

-Chiquilla estúpida-masculla.

Me revuelvo para safarme de quienes me sostienen pero no logro que me suelten.

-Solo eres un ebrio afortunado-hablo una vez que logré calmarme. Me observa con asco-. Eres basura coronada.

Ríe amargamente y bebe un trago de lo que haya en el vaso que hay sobre la mesa para luego levantarse.

-¿Sabés qué?-se acerca-Eres una adolescente estupida-su aliento entrando en mis fosas nazales me revuelve el estómago, huele a whiski y estiércol.

-Oiga, ya no le falte el respeto-habla mi hermana que aún no me suelta.

-Tu no te metas. No eres lo suficiente para reinar, no eres nadie aquí.
Es una suerte que mi hijo ya no deba casarse contigo.

-Deje de hablarle así-defiendo a Martina y él sonríe desafiante.

-A pesar de ser lo que dije, me recuerdas a mi-¿A él? Antes muerta-. Eres como yo. Y solo por eso, te diré que Abraham se dirige hacia el mismo lugar donde os encontraron.
Ahora vete.

La casa de sus abuelos. Lo estan llevando a ese lugar.

Salimos del castillo a toda prisa y nos subimos al vehículo. Martina le indica a Jeff el lugar al cual dirigirnos y él hace lo posible por que lleguemos antes de que sea tarde.

-No le hagas caso-digo a Martina al verla decaída. Supongo que por lo que le dijo aquél hombre.

Hace un gesto indicando que no hay ningún problema y permanecemos en silencio.

-Jeff, ¿Ésto no va más rápido?-estoy ansiosa y muy nerviosa, tanto que comienzo a morder mis uñas salvajemente.

-Es la velocidad máxima, señorita-mira por el espejo retrovisor.

Luego de media hora llegamos a la ciudad y comienzo a ver como pasa cada casa, cada empresa, algunos cafés y tengo todo presente ante mi vista. Pero nada más me importa, nada más que encontrarlo y que esté con vida.

Al cabo de una hora o más, llegamos y bajo a toda prisa con Martina pisándome los talones.
Observo la casa rodeada de hombres y mujeres con el uniforme de seguridad del castillo pero igual avanzo.

-No podéis ingresar-Nos detiene una mujer.

-El rey Oviedo me lo ha permitido.-me mira dudando.

La no princesa con su no príncipe (Abraham Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora