Maraton 1/2 II

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Los días pasaban y la presencia del morocho en la casa de su mejor amigo eran ausencia.

Cientos de llamadas y mensajes de su niño bonito llenaban la pantalla de su celular, pero no podía hacer nada más que leerlos y deprimirse por ver a su niño desesperado y sin poder ir a besarlo y calmarlo y decirle que todo estaría bien y que nadie ni su estupido hermano los separaría, pero no le mentiría al rubio, después de semejante momento tan vergonzoso que su mejor amigo lo había puesto frente a su madre no era reparable, o es que acaso como llegaría Zayn a poner la cara al problema cuando veían su cara y recordaban aquellas palabras de morbosidad hacia su hijo y hermano?

Así que negó nuevamente, moría de las ganas por tener nuevamente al menor haciendo travesuras entre sus brazos, extrañaba inmensamente aquella risita que incluso podía escucharla todos los días en su mente, era desquiciante aquel cambio tan brusco y repentino de alejar al rubio tan contagioso y empalagoso de su vida, era tan agradable y se sentía completo, calmado, algo que nunca jamás había sentido ni consigo mismo.

Anne le repitió y le insistió al morocho que se quedara, que no se fuese, que Harry podía llegar a ser muy cabeza dura y sabía que su hijo era un torcido que no le importaba la felicidad de nadie, incluso no entendía su fastidio ante aquella noticia, aunque bueno claro, Harry vivía fastidiado con y por todo, y tampoco le encontraba el sentido malo del echo de que el morocho hubiese cometido aquel acto con su hijito, después de todo no era algo de otro mundo, era sumamente normal en cualquier humano y no por eso odiaría al mayor, así que trató una y varias veces de explicárselo, pero lograba entender el grado de vergüenza en que eso había llegado.

Pero el grado de locura de no tener a su niño lo conllevaban a cometer actos extremos. Sabía que si llegaba allí a pedir perdón por algo que no había echo, lo odiarían más y no podía imaginarse un rechazo más de aquella familia, ya que podrían y tendrían todo el derecho de alejar al rubio de el, y oh, no soportaría algo así, se sentía torturado y siendo aniquilado con tanta lentitud por las manos de Harry.

Como odiaba a su mejor amigo.




Una luz suave iluminaba el cuarto del menor, una pequeña cortina borraban su visibilidad hacia adentro. Tiró una de sus diez piedritas que había recolectado, ahora se encontraba trepado de un árbol que quedaba al lado de la ventana de su habitación.

Tiro otra más, su corazón latía a mil por hora, pero nadie abría. Salto hacia el tejado, raspando un poco sus manos pero logró aferrarse de estas, golpeando la ventana del menor. La sombra de su silueta caminando hacia esta lo desesperaron, estaba próximo a ver a su niño después de dos semanas sin poder ni escuchar su dulce voz. Unas manos delicadas abrieron torpemente la pesada ventana, abriendo las cortinas, asomo su cabeza por esta, sintiendo el frío golpear su cara, pero no había nadie.

De repente apareció una silueta negra ante el, y sintió una mano grande cubrir su boca, este se acercó, pudiendo divisar al morocho por la luz que aclaraban su rostro, una vez que supo que era su chico, se tranquilizó, quitando su mano de la boca.

—Zayn!!! —grito Niall, muy pero muy excitado y emocionado.

Pero el morocho nuevamente tapo su boca. No quería que hiciera bulla o mucho menos pronunciará su nombre tan fuerte que su hermano pudiese escuchar, no quería que todo su esfuerzo se fuese al carajo.

—Shh.. —susurro el mayor, admirando sus ojitos, su naricita, sus mejillas, su cabello, oh, era tan hermoso su niño.

Una vez que Niall entendió que debía hacer silencio, quito la mano de su boca, abalanzándose hacia el mayor, haciendo que este perdiera su equilibrio y cayera al piso encima del menor, pero reaccionó automáticamente y soporto su peso en sus codos, para así no espichar al rubiesito.

Niall río como nunca, tan fuerte, su cara se puso como un lindo tomate, estaba tan contento de ver nuevamente a su novio. El morocho, sin pensarlo, una sonrisa pequeña pero llena de felicidad invadió su rostro, mirando como un completo bobo a su niño, admirando muy bien cada detalle que quizá alguna vez había perdido de su lindo rostro, pero no, allí seguía exactamente esa peca al lado izquierdo de su ojo.

Niall noto aquella mirada del mayor y se contagió, suspirando con tanta tranquilidad, al fin podía ver y tocar a su novio. Esta vez no se tensó, amaba la cercanía que sus cuerpos tenían exactamente en ese momento y enredo sus piernas en las caderas del mayor, acercando su cuerpo al suyo.

—Oh —una perfecta "o" salió de sus labios, sorprendido y riendo junto a Niall, quien se veía tan inocente pero travieso al mismo tiempo.

Es que era casi que imposible e inevitable no actuar de esa forma después de no ver al mayor durante dos semanas. Explotaba de emoción y, oh, como quería demostrarlo.

Sus débiles e inexpertas manos agarraron la camiseta del mayor, acercándolo hacia su rostro, uniendo sus labios en un profundo beso que describía todo lo que sentían, tanto amor, se extrañaban de una manera tan anormal.

Al finalizar, el morocho agregó un toque demasiado hermoso y tierno, juntando y acariciando sus narices, oh, como lo amaba.

—No te has afeitado —dijo el rubio una vez que estos estaban admirándose como unos tortolos, como si no hubiesen cosas realmente importantes de la vida cotidiana.

—Oh, cierto —recordó Zayn. Su aspecto físico no le era gran cosa como para mantener después de perder al rubiesito de su lado, habían cosas más importantes, creía el, como pensar todo el día en su niño, como que estaría haciendo, pensando, comiendo o incluso si ya hasta se había olvidado de él, y ahí venía la desesperación y los celos—. No interesa —dijo, después de todo estaba con su niño, que mejor sensación de tranquilidad.

—Me gusta aún más así —admitió, sintiendo sus mejillas arder.

—Oh, enserio? —pregunto Zayn, sorprendido. Anotó ese dato en su memoria—. Ven aquí —dijo Zayn, una vez que ya se encontraba sentado, cruzado de piernas, ayudando a Niall a sentarse en sus piernas— Mmhh... Te extrañe tanto bonito —susurro con la voz gruesa y los ojos cerrados, disfrutando ese olor tan delicioso y anhelado por el, el que tanto le encantaba, su niño.

Niall se aferró más a él, le encantaba tener al menor encima de su cuerpo, aferrándose a él como una linda garrapata.

—Quiero que me cuentes todo lo que has echo, sin perder ningún detalle, porfavor —suplico con tanta necesidad, quería ponerse al tanto de lo que no sabía de su niño, así fuera algo tonto como quedarse todo el día en la casa, quería saber exactamente cuándo fue al baño, a la cocina, cuantos pasos dio y por si se podía hasta cuantas veces respiro ese día, para el no era nada tonto, antes era una necesidad.

—Fueron dos semanas —río Niall, sorprendido—, ya se me ha olvidado hasta lo que hice ayer —dijo bajito, apenado, se sentía regañado.

—Oh, no, no, no. Mírame, bonito —dijo con suma delicadeza, levantando el mentón del menor, obligando a verlo a los ojos—. No interesa ya, lo único que importa es que ahora estás conmigo —nuevamente una inmensa sonrisa apareció en su rostro, parecía que sus mejillitas fueran a estallar en algún momento.

—No quiero que nuevamente te vayas —pidió con tristeza.

—Oh, no. Nunca más lo haré —dijo, pensando en Harry. Ese desgraciado no se saldría con la suya.

Suspiro e inhalo el delicioso aroma del cabello rubio perfectamente ordenado y limpio, Niall siempre tenía su escénica de ser un niño completamente impecable, sus camisas siempre con el último botón ajustado, sus tenis muy limpios, su ropa, su piel todo de él era perfectamente ordenado en su lugar, en cambio el morocho era todo lo contrario, y quería imponer su escénica en su rubio, marcándolo suyo, oh, como tenía unas ganas de ello.

En la cama, desnudo, revolcando las sabanas, despeinado, sediento por él. Mierda.

Apartó aquel enfermizo, perverso y delicioso material que su mente producía cada vez que veía al menor.

Sintió que el menor ya estaba cansado, así que le propuso que ya era hora de dormir, no quería que su niño pasara despierto más de la 1 de la mañana, niños como él no debían hacer eso, así que dejó que se encerrara en su baño, consumido por la timidez aún no se cambiaba frente al mayor, pero pronto lo haría, pensó Zayn, reconfortándose.

A él le gusta que le partan el CULO | ZiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora