Cincuenta y uno.

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—¿Estás bien?

Zayn se detuvo antes de entrar al salón.

Pudo observar a Anne sentada en una banquita frente a Niall, agarrando firmemente sus manitos.

—No, no lo sé –bajo su cabecita.

¿Porque no tenia una de sus típicas preciosas sonrisas en sus labiecitos? Se preguntó el morocho.

—Shh, calma.

Trataba de reconfortar al menor con suaves caricias y melodiosos cantos en voz bajita.

El mayor curioso, no conocía esa parte de la familia.

—Se que ha pasado mucho tiempo y puedes sentir algo de ansiedad, es lo normal, amor.

¿A que se refería? Se preguntó.

—¿Como es el? –se inmutó nuevamente, con voz quebradiza.

¿Como es quien? El corazón del morocho se aceleró.

—El es... es un hombre muy bueno –dijo, no muy segura de lo que decía.

—¿Muy bueno?

—Si, amor, es un hombre bueno, valiente, orgulloso de su familia.

Y ahora comprendió que estaban hablando de su padre, de su maldito, desgraciado y malparido hijo de puta que no debía tener el honor de llamarse padre por los labios del rubiecito.

Sus manos se apretaron como puños.

—¿Y porque nos abandono entonces?

Zayn se sorprendió ante tal pregunta y trago con fuerza, entrando rápidamente a la habitación.

Anne agradeció por ello y Zayn lo pudo notar.

Niall dirigió su mirada hacia el mayor, ablandando su semblante con tranquilidad, por otro lado, Anne bajo su mirada, respirando con fuerza y tratando de evadir de su mente esas palabras tan fuertes que herían como agujas en su corazón, que por un lado no quería ni sabia explicarle a su hijito.

El mayor se sentó a las espaldas del menor, sus brazos envolvieron a su bebito en un gigantesco abraso de oso, besando sonoramente su cachetito.

—¿Como está mi príncipe? –preguntó el moro, imitando voz de bebito mientras unos pucheros se formaban en sus labios.

Niall sonrío muy amplio cuando escucho su lindo apodo y sobre todo, al sentir los brazos de su moro encima suyo.  Anne los miraba con mucho amor.

Posicionó su mentón con delicadeza sobre el hombro del nene–. Te he preparado un rico waffle con tu sabor de helado favorito, ¡choco rochelle!

Dicho esto el menor salto de su silla, contento.

—¡Muchas gracias, muchas gracias, muchas gracias! ¡¡Yuuuum, que rico!!

Y le beso la carita al morocho por todas partes, como si fuera un perrito lamiéndole la cara a su dueño,  Anne y Zayn reían de ternura.

—Espérame abajo, bonito –le pidió con dulzura, no sin antes quedarse con las ganas de azotar suavemente su traserito.

Y el menor desapareció del salón caminando como un caballito emocionado. Una vez que su linda presencia se convirtió en ausencia, los dos suspiraron pesadamente.

—Zayn, tengo miedo, no sé cómo sobre llevar esto –llevo sus manos a su rostro, angustiada.

El morocho la abrazo y acaricio su espalda.

Sabía que ese tipo era una de las cosas más peligrosas para el mundo y sobre todo, para Niall.

—Haré lo imposible para protegerlo, incluso si tengo que dar mi vida, lo prometo.

A él le gusta que le partan el CULO | ZiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora