Capítulo 31: El desenlace.

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El silencio de la sala era sepulcral.

El tic tac del reloj ahogaba mi mente.

Visualizo a Nelson a mi lado, y a los chicos en la parte de atrás.

Estábamos en mi juicio, mi segundo juicio.

Gastaría mil páginas describiendo esta parte crucial en mi vida, y no quiero hacerlo, solo os deseo narrar lo mucho que he aprendido, cuando el juez resonó su martillo contra la base del atril para indicar el final del juicio, puede que muchos hayan estado tristes, y no me malentendáis, tampoco yo quería 21 años de prisión (cabe decir que negociables y bastante gentiles en base a que me había entregado) pero aprendí, y eso es lo más importante, cada situación, cada momento de mi vida no fue en vano, porque aprendí, y tuve la oportunidad de que otros aprendieran de mi.

Aprendí que nada es eterno, por eso hay que aprovechar hasta el más mínimo segundo de tu vida.

Aprendí que cada acción conlleva su reacción y que más tarde que nunca tienes que hacerle frente a las malas decisiones.

Aprendí que hay un Dios, y es bueno, porque eso es lo que nos mantiene vivos, el creer en algo, en vivir por algo.

Aprendí que si nos caemos, nos levantaremos, ¡Pues claro que nos levantaremos!, pero nunca olvidaremos la caída.

Y lo más importante, aprendí que la muerte, en si no es la muerte, la muerte es el olvido, y no quería ni podía olvidarla, jamás podré volver a ser egoísta, ni mucho menos verdugo, he cambiado, y ahora si lo puedo decir, puedo gritarlo a los cuatro vientos si así lo deseo, he tenido una vida digna de ser contada y una historia merecedora de una narración, y en el fondo, todos la tenemos, todos podemos construirla, y no quiero sonar cliché, pero la vida es una sola, ya todos lo sabemos, ya todos lo hemos escuchado, y si es así, ¿Por qué no vivirla? ¿Porque no ser feliz? ¿Por qué no ir a abrazar a un ser querido? ¿Por qué no embriagarnos hasta perder el conocimiento? ¿Por qué no nadar desnudos? ¿Por qué no enamorarnos, una y otra, y otra vez? ¿Por qué no bailar hasta el amanecer? ¿Por qué no reírnos hasta que nos duela la panza? ¿Por qué no llorar hasta quedarnos dormidos?... ¿Por qué no vivir?

¡Vive! Joder, ¡Vive!, hazlo ahora, no esperes a que sea demasiado tarde, a mi me esperan 21 años para serlo, pero quien sabe, quizá ya lo estoy haciendo.

                                                                                                                                                                Fin.    

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