Capítulo 19: Una reconciliación, Y La Historia De Un Colega.

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Sábado 3 de noviembre del 2010. 12:25 am.

Fragmento del diario de Richard.

"Nunca te rindas", esa fue la primera frase que aparecía en la primera página del nuevo libro que estoy leyendo.

Y me parece algo absurdo. Seguramente quién lo escribió jamás conoció a un suicida.
Y es que " rendirse" no es algo que se pueda controlar, no es como un: "No prendas el televisor tan tarde" de una madre a su hijo. No es como un: "No llegues tarde" de un jefe a su empleado. No lo es, porque rendirnos no está en nuestras manos. ¿Y quién no se rendiría? ¿Quién no se rendiría después de tanto? ¿Cómo no hacerlo?

Todo ha empezado a desmoronarse, y he empezado desde hace varios meses a pagar por mis errores, la persona que más amo esta distante, hace mucho no se de mi madre y Nelson tiene una vida. Stiven y Bob, hacen lo posible, pero yo no lo merezco.

- Mucha soledad para una sola noche. ¿No crees?- La gruesa voz de Bob retumba en mis tímpanos, cuando creí que todos dormían.

- Supongo.- respondo fríamente.

- ¡Hey! ¿Todo bien?

- Si, todo bien - Esa siempre había sido mi mentira preferida.

- ¿Cuál es tu historia?- Me pregunta luego de un silencio.

- ¿Mi historia?- Respondo distraído.

- Si, tú historia, ¿Que te trajo hasta aquí?

- No lo sé, una vida de mierda supongo.

- Eso es algo tonto, eres una maravillosa persona Rich.

- Soy un asco de persona, soy ese chico al que todos los padres de la cuadra detestaban y le prohibían la amistad a sus hijos con él, soy ese chico, el cuál duró toda su infancia jugando sólo con su pequeño trencito y su amigo imaginario mientras su padre golpeaba a su mamá en el salón, soy ese chico, ese, el que nunca fue a la fiesta del día de la familia porque su madre temía mostrar los moretones en sus ojos, su padre probablemente estuviese ebrio y él no quería que descubriesen las marcas en sus muñecas. ¿Sabéis quien soy Bob? Aquel que jamás recibió un beso de su padre, o un "Feliz Cumpleaños", Aquel que duró toda su adolescencia huyendo de la ley y cortando sus muñecas. Ese el que siempre arruinó todo y lo seguirá haciendo hasta el día de su muerte, porque así están las cosas.

Los ojos se me llenan de lágrimas, lágrimas que por supuesto retengo. Bob busca entre los bolsillos de su camisa una caja de cigarros, la cual destapa, saca un cigarro, lo enciende y luego extiende la mano hacía mí, le recibo.

Luego de unos minutos, se saca el cigarro de la boca y sonríe. No me pareció un momento más inoportuno para hacerlo.

- Eres una maravillosa persona a la que le han pasado cosas malas - Sonríe nuevamente.

Me quedó en silencio. ¿Y si tenía razón?

- ¿Y qué hay de ti?- Le digo.

- ¿De mi?- Asiento débilmente - ¡oh! No, nada interesante- responde.

- ¡Vamos!- Le digo aún con el cigarro en la mano, hacía mucho no fumaba, ya no recordaba que se sentía el caliente humo quemando mi garganta, y la maravillosa sensación al expulsarlo, ya había olvidado como un simple cigarro podía aliviar las penas, al menos por un momento.- vi como manejabas el arma aquel día, no cualquiera lo hace, además, estas despierto a esta hora, y llevas contigo unas asombrosas ojeras, en mi opinión personal, todas las ojeras tienen historias que contar, las ojeras me transmiten la confianza de que alguien también ha sentido dolor, y no hablo del físico.

- Pertenecía a la policía - me dice Bob - Allí aprendí todo lo que sé, pero ya sabes Rich, ese trabajo lleva consigo muchos enemigos, y yo no fui la excepción, Encarcele al distribuidor más grande de drogas del país, el quiso vengarse y mando a matar a mi familia.- Hace una pausa y traga en seco, se le notaba el dolor en sus ojos, prende otro cigarro, y con lágrimas retenidas continúa su narración. - era 23 de febrero, Cumpleaños de mi madre, los niños mi esposa y yo fuimos a celebrarlo junto a ella- otra pausa, pero esta vez las lágrimas no se mantuvieron retenidas, si no que salieron convirtiéndose en pequeños sollozos, nuevamente continuó- Los mataron Richard. A los cuatro en frente de mi, y... Y yo me vengue, le mate a sus hombres y a su familia, ya sabes, ojo por ojo, pero la policía lo consideró como traición, y ese es el motivo por el cual me encerraron, por vengar a mi familia.

- ¿Jamás has intentado formar una nueva familia?

- ¡Joder! ¿Para qué? El mismo psicólogo de la prisión me lo dijo, no estaba apto mentalmente para eso.

- Hostia... Tío en verdad lo siento mucho...

- No pasa nada... Sólo no os digáis a nadie.

- Vale, anda, ve y descansa, mañana será otro día- Me obedece y se marcha.

Luego de treinta minutos de soledad escuchó nuevamente otra voz, pero esta vez era melodiosa. Era ella.

- ¿A ti no te duele que estemos tan distantes?- Me dijo.

- ¡Joder! Por supuesto que si nena... Anda ven acá dame un abrazo- Lo hace- Te he echado de menos.

- Lo sé, lo sé, también yo...

La beso lentamente, sus labios danzaban con los míos, y como gesto de reconciliación le hice el amor después de tanto tiempo...

Extrañaba saborear su cuerpo, besar sus labios... Oler su cabello, pero como nada es del todo bueno, yacíamos ahí envueltos en sabanas y nuestro inmenso amor, pero, lamentablemente, Ashley vio un policía.

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