III

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Al día siguiente ella volvió al café y consiguió sentarse en su lugar habitual -internamente agradeció por ello-. Exactamente quince minutos más tarde llegó el bello desconocido y se sentó frente a ella. Sin vergüenza, Isabel observó fijamente joven y él le sonrió. Y ella respondió esa sonrisa con una sincera, porque las sonrisas del hombre le sacaban sonrisas sinceras de alguna forma que ella desconocía.
Por otro lado, él había notado que las ojeras habían desaparecido y sus poco regordetas mejillas habían tomado ese color que tenían naturalmente. Había podido descansar. Quizá era una simple desconocida, pero de todas formas le parecía mal que se descuidara.
Volviendo a la rutina de los días anteriores, su estadía en aquel café se basó en sonrisas y miradas rápidas hasta que llegó la hora de irse. Isabel se levantó de su asiento luego de pagar y se dispuso a ir. Distraída se golpeó con la punta de una mesa y en el momento empujó a alguien. Tan rápido como pidió disculpas su rostro tomó algo de color. Había chocado con él.
-Lo siento -murmuró, inclinando un poco la cabeza, avergonzada.
-No importa -respondió él.
Ambos se observaron. Era la primera vez que cruzaban una palabra.
Él quería acariciar el brazo que fue golpeado en un acto de protección, algo que era normal y casi costumbre en él, pero ella era una desconocida y no ha había tal confianza.
-Está bien -continuó él y sonrió nuevamente. Ella mostró una sonrisa un tanto apenada y continuó su camino.

El chico del café [ Onew / Jinki ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora