VIII (final)

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Ella volvió a ir, pero ésta vez fue el domingo y fue por la mañana. Sabía que podía ser muy escasa la posibilidad de que él fuera por la mañana, pero no tenía mucho más que perder que unas pocas horas de sueño. Se arriesgó, lo quería ver.
Pidió un café con un tostado como siempre y se sentó en su mesa. Luego de que trajeran su orden, procuró tomarse su tiempo para acabar, tardó lo más que pudo, pero estaba por terminar su café y él no llegaba. Se decía mentalmente que era algo creciente de sentido. ¿Por qué iría a la mañana? Siempre lo veía por la tarde.
Finalmente se rindió y pagó la cuenta, tomó sus cosas y se levantó para irse. Ni dos pasos había dado cuando chocó con alguien que caminaba distraído, golpeándose un poco. Estaba entre pedir disculpas o reclamar por el golpe cuando notó que era él. Se miraron a los ojos y él abrió su boca, queriendo decir algo, mas no decía nada.
Isabel frunció el ceño y negó. Jinki temió que ella estuviera enojada con él por irse de esa forma el otro día por la tarde.
-¿Hoy también te vas a escapar? ¿O podemos sentarnos y hablar? -le preguntó. Jinki la miró atentamente durante unos segundos y dudó.
-Está bien -habló-. ¿Dónde?
Ella simplemente dio media vuelta y caminó a una mesa un poco alejada de donde estaba toda la gente. Se sentó y esperó que imitara su acción mientras clavaba su mirada en él. Isabel miró la pantalla de su celular y notó que no tenía mucho tiempo, su madre pronto llegaría a su departamento para almorzar con ella, pero quería aclarar lo sucedido.
-¿Por qué? -dijo sin más.
Él lo pensó.
-Tenía miedo. O vergüenza -se encogió de hombros.
-¿Es en serio? -ella rió de forma amarga.
Jinki no habló y un silencio los abordó. Ella tampoco habló y parecía que ninguno tenía intención de hacerlo. Isabel llevó su mirada a sus manos sobre la mesa, jugando con una de sus pulseras de forma nerviosa. ¿Y ahora qué?
-¿No pensaste que quizá me interesabas? ¿Que estaba nerviosa? Estoy actuando como una niña y ya soy mayor -suspiró y negó para si misma-. Pensé que no te había agradado, incluso si a penas cruzamos una frase completa.
Él sonrió aliviado y relajó sus hombros, los cuales habían permanecido tensos desde que se sentaron.
-Eso de las miradas es cosa de adolescentes honestamente -dijo mirándolo-. Se supone que una relación se empieza de forma diferente -él arqueó una ceja de forma divertida por su comentario y nerviosismo-. Me refiero una relación de desconocidos, es decir, desconocidos por conocerse y... Juro que hasta hace una semana actuaba acorde a mi edad -suspiró y rió. Él imitó su acción, se veía tierna y graciosa.
-Supongo que puedo decir lo mismo -habló Jinki.
El celular de Isabel comenzó a sonar y la pantalla se encendió, dejando ver que era una llamada de su madre. Ella atendió y soltó un "Ya voy a abrirte, espera" antes de cortar y dirigirle una mirada apenada a Jinki.
-Debo irme -dijo de forma obvia y mordió su labio, no sabiendo bien qué hacer. No tenía tiempo para nada-. ¿Mañana por la tarde vendrás?
-Supongo que sí, ¿tu lo harás? -ella asintió.
-Entonces nos vemos mañana, ¿no? -preguntó nerviosa, dudando si él realmente volvería.
-Sí -sonrió y ella le creyó.
-Entonces nos vemos -tomó sus cosas y se paró-. Adiós.
Ella se despidió con un leve movimiento de mano y se marchó luego de que él le sonrió.
Esperaba volver a verlo.

El chico del café [ Onew / Jinki ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora