Capítulo 3: La enfermería.

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POV Camila:

Y ahí estaba yo, medio inconsciente y dolorida en mi patio trasero favorito. No sé muy bien lo que me llevó a arrastrarme aquí, sentía que de ir a algún sitio tenía que venir aquí.

Lo siguiente que recuerdo es oír a mi pelinegra, bueno... no es mía... debo de dejar de llamarla mía.

- Camila... hace mucho que no vienes... ¿Estás enfadada? Si no quieres hablarme dímelo – decía mientras se acercaba.

- Estoy bien, no es nada – dije con la voz muy débil haciendo un esfuerzo, intentando que Lauren no viera el estado tan deplorable en el que me encontraba.

- Camz no suenas bien... Sé que fui muy bruta el otro día pero quiero olvidarlo ya y – Se quedó muda cuando me giré hacia ella y me vio llena de sangre y heridas - ¡Quién cojones te ha hecho esto! – gritó furiosa.

- No es nada Lauren, solo unos chicos que...

- Menudos hijos de puta... - Sus ojos verde esmeralda se volvieron más oscuros.

Me cogió y me llevó dentro de su casa. Iba con los ojos cerrados descansando mentalmente. La cabeza me daba vueltas y no sabía qué coño estaba pasando, solo oía a veces la voz de Lauren diciéndome que la hablara y no me durmiera. Por mi parte soltaba unos gruñidos de dolor para que Lauren supiese que todavía tenía algo de consciencia, pero si digo que estaba totalmente consciente mentiría.

Sentí que me tumbó en una cama delicadamente – No te muevas, ahora vengo a curarte esas heridas – la oí decir.

- No es como si pudiera moverme – bromeé, siempre tenía espacio para bromas incluso en las situaciones más absurdas o peligrosas.

Creo que oí a Lauren reír un poco por lo bajo y suavemente. Y digo creo por que sonaba a una risa provenida del mismísimo cielo, asique podría haber sido una fantasía de comatosa. Poco a poco perdí la poca consciencia que tenía y me rendí en los brazos de Morfeo.

Me desperté cuando noté alcohol quemándome a la vez que curándome la herida de la ceja. Solté un gruñido a modo de queja – ¿No sabes que a los enfermos hay que curarlos, no hacerles más daño? – dije intentando quitar su mano de mi cara.

- ¿Sabes? Estabas más obediente y calladita antes – bromeó luchando contra mi mano sin fuerza que intentaba quitar.

No pude decir nada ya que cuando abrí los ojos vi su cara muy cerca de la mía y noté su respiración golpeando mi rostro. Ella estaba tan ocupada en curarme que no creo que notase lo perdida que estaba en sus ojos o lo ocupada que me hallaba en intentar guardar en mi memoria todos sus dulces y seductores rasgos. Ya no notaba lo doloroso que era aquel maldito algodón en mis heridas ni lo molida y cansada que estaba, sus ojos hacían que olvidase todo. Si creyera en la hipnosis podría afirmar que sus ojos ganarían millones hipnotizando a la gente, de hecho estoy empezando a creer en eso ya que ni me di cuenta cuando terminó de curarme.

- Lista – dijo dedicándome una sonrisa amplia y cálida – Tu ropa está llena de sangre y está bastante sucia... ¿Quieres darte una ducha? Yo pondré a lavar este desastre antes llamado ropa y te prestaré algo mío mientras esto se termina de limpiar y secar.

- Lauren no hace falta, la verdad es que yo ya me iba a - intenté levantarme de la cama.

- No Camila, estas dolorida aún y no puedes ir a tu casa así – me interrumpió. Ya se estaba volviendo una costumbre que me interrumpiese.

- Está muy mal interrumpir a la gente cuando habla y siempre sueles hacerlo... Impetuosa – jugué poniendo voz de enfurruñada.

- Si me hicieras caso en todo no tendría que interrumpirte – cruzó sus brazos y fingió estar seria, poco le duró – Anda ahora a la ducha – se levantó y me dejó encima de la cama todo lo necesario para secarme y cambiarme – El baño está allá – Señaló una puerta y se fue dejándome sola para cambiarme y luego ducharme.

Mirror mirror [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora