Capítulo 6: ¿Ma-who?

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POV Camila:

Y ahí estaba yo, delante de la casa de la persona de la que me había encaprichado sin razón ni opción.

Fui a mi casa tan feliz como aquel tipo de Cantando bajo la lluvia. Si hubiera llovido hubiera sido perfecto para una performance en vivo, pero no pasó. Cuando llegué a mi casa me encontré con otra sorpresa: Ninguna de las ventanas que dejé abiertas lo estaba.

¿¡Qué coño iba a hacer ahora!? Maldita sea... espero que fuera Sofi, porque como hubieran sido mis padres... estaba muerta. Lo único que pude hacer fue sentarme en mi patio trasero, sí, esta vez sí que era mi propio patio. Acabé durmiéndome en el césped cual borracha a las 4 de la mañana.

Me despertó una gran cantidad de agua en mi cara, abrí los ojos y me sobresalté encontrándome con mi madre de frente con la manguera. ¿En serio era capaz de darme con la manguera tan de mañana y de mala manera?

- ¿Qué tal tu paseo nocturno? – dijo mientras seguía regándome como si fuera una flor pocha.

- Mamá ¿Puedes parar? – la quité la manguera y corté el agua.

- Te mereces esto por desobedecerme y salir, encima por la noche ¿¡Estás loca Karla Camila Cabello!? ¡Podría haberte pasado de todo! – mi madre me levantó por el brazo y me llevó dentro de casa – anda cámbiate, ya tendremos una charla tu y yo.

- Lo siento mamá – logré mascullar, en verdad no lo sentía en absoluto, escaparme fue lo mejor que me había pasado en estos días. Lauren hacía que todo fuera mágico e increíble... solo podía pensar en sus suaves besos en mi mejilla y en como sus tiernos labios creaban la sonrisa más perfecta vista por el hombre.

Los días pasaron y mi madre se ocupó de tenerme muy bien vigilada para que no saliera ni por la noche. Fueron unos días sin duda llenos de tortura, sobretodo sabiendo que podría estar aprovechando todas las sonrisas que le saco a Lauren para hacer lo que más quería: Sentir sus labios sobre los míos y que ese escalofrío que me recorría el cuerpo cada vez que me rozaba se intensificara y multiplicara por mil.

Por otra parte también tuve mucho tiempo para pensar en lo que dijo mi padre, de hecho decidí seguir su consejo. Dejaría de aguantar y ser la niña buena que siempre he sido. Se acabó ser pisoteada y mangoneada por todo el mundo, era el momento de que me volviera lo que yo podía ser: La jefa de todo y todos.

Al fin mi castigo terminó. Era el día de mi retorno a ese infierno que la gente adulta llama Instituto, ¿Acaso los adultos nunca recuerdan todo lo horrible que implicaba la palabra "Instituto"? Tal vez ellos no lo vivieron como en estos tiempos, o tal vez nunca he oído la versión de algún adulto que fuera como yo en esa época.

Mi confianza estaba a rebosar, vestía de manera que pareciera alguien duro de pelar, las heridas que seguían en mi labio, levemente en mi mejilla y en mi ceja hacían que pareciera más sencillo. Si alguien se quería meter conmigo no sería hoy, la Camila que se dejaba mandar había muerto.

Ya en el instituto las cosas iban bien, creo que me tomé por la mañana demasiadas confianzas, pues seguía siendo amable con casi todo el que me preguntaba qué tal o que me saludaba. Oh Lauren... donde está tu filosofía sobre las sonrisas ahora, porque necesito que todo el mundo deje de pensar que soy una débil y dulce flor y que dejen de sonreírme con pena cada vez que un idiota se me cruza.

Todo el día iba tranquilo, sin encontrarme a ningún cabrón, pero en el intercambio entre clase de Matemáticas y Arte pasó una cosa curiosa. Estaba yo en mi taquilla sacando los materiales necesarios rápidamente, ya que llegaba tarde, cuando noté una presencia a mi lado.

- Hola guapa, hace mucho que no te veía ¿Todo bien? – me dijo el chico de mi curso que me miró el culo la última vez. Aun no me había visto la parte de la cara donde tenía las heridas de la guerra contra sus colegas.

Mirror mirror [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora