Y ahí estaba el, justo enfrente de mi, mirándome con esos ojos tan verdes que tan bien yo conozco.
Con esa sonrisa tan cautivadora. El se miraba tan apuesto como siempre, con su saco negro y una camisa blanca que apenas lograba distinguir, sus pantalones se ajustaban perfectamente a sus piernas de atleta y sus tenis negros, que llevaba el mismo día del funeral donde nos conocimos. Su cabello ya no era tan largo como aquel día, ahora esta bastante corto. Pero aun así seguía siendo perfecto.
Estaba lo suficientemente nerviosa como para salir corriendo en cualquier momento. No sabia que decir, estaba congelada en ese momento, pero el me dedico una sonrisa compasiva, como tratando de decirme que todo estaba bien y que me tranquilizara.
-Luces hermosa bajo la luz de la luna -Aquellas palabras las dijo sin dificultad alguna-.
-Eh -Tartamudee-. Gracias -Mi voz comenzó temblar-.
-Tranquila, todo esta bien -Me sonrió-. Y tal vez te estés preguntando, ¿porque en un parque? -Levanto una ceja-. Pues Brooke, déjame decirte que aquí no pasaremos la noche. Aquí es como nuestro punto de reunión. No conozco muy bien esta cuidad. Tendrás que enseñarme los lugares. Bueno, en otra ocasión, claro.
Di algo Brooke, di algo.
-Si, esta bien -Fue lo único que pude decir-.
-Vamonos -Estiro su brazo para que lo tomara-. Esto aun empieza.
Nos subimos a su carro y comencé a ponerme mas nerviosa de lo normal, las palmas de mis manos comenzaban a sudar. Pero Lucas me agarro la mano y me dedico una sonrisa, que me tranquilizo.
Admito que su auto estaba bonito, al parecer era del año. Pero eso era lo de menos.
Pero ahí estábamos, solo el y yo en un carro, sin saber rumbo alguno. Al parecer el ya sabía a donde íbamos. Pero yo no tenía ni idea, así de decidí preguntarle.
-¿A donde vamos? -Solté su mano lentamente-.
-A tomar un café, ya que esta haciendo frío -Me miró de reojo, sin quitar la vista al frente-.
-Me parece perfecto -Le sonríe de oreja a oreja y el volvió a tomar mi mano-.
(...)
-Oye -Su voz me saco de mis pensamientos, después de 10 minutos de silencio-. ¿Que edad tienes, 16, 17?
-Tengo 15 -Me reí-. ¿Y tú?
-Yo tengo 17 -Ahora fue el, el que soltó mi mano-. Creó que estamos perdidos.
-Pensé que sabías a donde íbamos -Me reí-. El café que buscas esta todo derecho y das vuelta a mano derecha, y ahí esta nuestro destino. Te falta salir -Le sonreí burlona-.
-Ah, ¿si? -Levantó las dos cejas y se carcajeó-. A ti te falta hablar más cuando estas con chicos -Reímos al unísono.
Doblamos una vuelta y llegamos a nuestro destino. Donde pasaríamos la noche.
Lucas salió del carro y me abrió la puerta, dándome una mano para ayudarme a bajar.El lugar era precioso, nunca había venido aquí, solo conocía este lugar de vista.
El café era bastante grande, con una fachada hecha de piedras y lo acompañaban unas luces alrededor de todo el lugar.
Al adentrarnos en aquel lugar, olía a café con donas, algo delicioso.
pude ver la cara de asombró de Lucas, ya que el lugar era muy acogedor, tenia paredes color chocolate y muchas fotos que suponía que eran de la familia del dueño de aquí. Había varias mesitas de madera, con muchas sillas a su alrededor. No había muchas personas, unas cuentas parejas y unos hombres en traje muy elegantes.
La meseta nos indicó donde nos podíamos sentar y nos tomo la orden.-Buenas noches -Nos sonrió la mesera de ojos grises y cabellera negra-. ¿Que van a ordenar?
Lucas y yo nos miramos y el tomo mi mano y yo empecé a temblar.
-Un capuchino, no muy cargado -Conteste-.
-A mi también -Lucas me apretó la mano-.
-¿Algo con que acompañar el café? -La mesera golpeaba la pluma contra la libreta-.
-Dos donas de chocolate -Respondió Lucas-. Gracias.
-En un momento traigo su orden, con permiso -Y se retiró-.
-¿Como sabías que me gustan las donas de chocolate? -Pregunte sonriendo-.
-Lo presentía -Me soltó la mano y saco su celular, con funda azúl-. Ven, vamos a tomarnos una foto Brooke.
Por un momento ya no estaba tan nerviosa.
Y solo me deslice hacia donde estaba el y sonreímos para tomar la foto. Era simplemente perfecto, su sonrisa, sus ojos; todo el.
La foto quedó muy bonita, yo salía recargada en un hombro y el posaba su cabeza sobre la mía.
Simplemente una noche perfecta.Me fui a mi lugar, para poder verlo mejor.
La misma mesera trajo las órdenes y a mi se me fueron los ojos al ver las enormes rosquillas.
-Provecho -Nos sonrió amablemente-.
-Gracias -Dijimos al unísono-.
Tomé mi café y le di una mordida a mi rosquilla, como Lucas lo hizo.
-Cuéntame de tu familia -Dijo mientras me daba un sorbo a su café-.
-Pues...-Comencé a pensar-. Soy hija única, tengo unos padres no tan maravillosos. Mi familia no es tan unida, la mayoría esta en Los Ángeles.
-Que casualidad -Hecho una carcajada-. Yo también soy hijo único.
-¿Enserio? -Dije apuntó de ahogarme con el café-.
-Si -Me miró y sus ojos brillaron-. ¿Y que tal la escuela?
-Pues no esta ni fu, ni fa -Nos reímos-. No me gusta mucho. Prefiero ir a fiestas y salir con mis amigos.
-Pero eso no te quita lo linda -Me sonrojó-.
-¿Juegas algún deporte? -Di la última mordida a mi dona-.
-Si -Agarro una servilleta y me limpió la comisura del labio. Fútbol Americano.
-Eh, gracias -Me puse roja-. Es que me gustó mucho la rosquilla.
-Si lo note -Se río un poco-.
Habíamos terminado de comer y salimos del café y nos subimos al carro. Y Lucas arrancó. Y le explique por donde era mi casa.
Aquellos recuerdos y pláticas que hablamos ahora jamas las iba a olvidar.
No hablamos de mucho, solo de nosotros, de nuestra familia, nuestros amigos y de la escuela. Y por supuesto de los lugares de la ciudad.Al llegar a mi casa, Lucas de abrió la puerta y me ayudo a bajar.
Mire hacia mi casa y las luces estaban apagadas.
Nos quedamos en silencio por unos segundos. Mirándonos el uno al otro.-Creo que aquí es donde nos despedimos -Dije tratando de no echarme a llorar-.
-Odio las despedidas, ¿sabes? -Frunció el seño-.
-Gracias por tomarte el tiempo de venir -Le sonríe-.
-Gracias a ti por aceptar -Me agarró la mano-.
Yo tan solo me incline y nos fundimos en un abrazó cálido, su colonia olía muy bien. Su cabello estaba tan suave como la noche.
No quería que se fuera, no quería. Yo quería que se quedará aquí por siempre, en mis brazos.-Hasta luego Sellers -Plantó un beso en mi mejilla y sentí un nudo en mi garganta-.