Capítulo 2

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Narra omnisciente

La muerte de aquel chico había volado por las noticias esa mañana, alertando a varios papás sobre el supuesto suicidio. En la ciudad solo veían asaltos y rara vez asesinatos pero les sorprendía que esta vez fuera un joven que no presentaba indicios de que lo asesinaran, la madre había comunicado que él no tenía razones por que suicidarse. La policía comenzó con la búsqueda del presunto asesino.

— Es raro ¿No creen? –comento Gabriela llamando la atención de sus amigos a lo cual ellos asienten.

— Sí, también pienso en eso. Según los policías el cuerpo de él tenía marcas de haberse suicidado pero nadie sabe una explicación lógica porque él haya hecho eso —les cuenta Harry.

— ¿Creen qué se repetirá? —pregunta asustada Alicia.

— Nadie lo sabe, pueda ser —contesta Mía lo más natural.

— Mis padres dijeron que si se volvía a repetir que ya no podría salir a algún lugar, solo a la escuela —dice mordiendo una pera Gabriela.

— Mi tía también dijo eso —le toma la palabra Mía.

— Creo que todos los padres harían eso —comenta distraído Alex.

— ¿Qué tanto me vez? —dice Alicia.

— Lo hermosa que eres —contesta Alex– Me gustan tus ojos.

— Gracias eh —dice ella con leve asentimiento.

— ¿Así qué te gusta Alicia? —pregunta Mía con tono divertido.

— ¿Celosa? —le responde.

— Oh no, claro que no. —dice riéndose.

— Ella es mía. —dice Harry abrazando a Mía.

Así pasaron los amigos molestando la hora del almuerzo hasta que sonó el timbre para entrar a clases. Cada uno se había ido a su respectiva clase. Luego de los minutos Mía empezó a sentir un fuerte mareo, quiso pararse para avisarle al profesor pero al dar el primer paso cayó hacia delante golpeándose con la esquina del escritorio de enfrente.

— Oh Dios mío —dijo Gabriela parándose para recoger a Mía– Creo que esta desmayada —le dice al profesor. El profesor la carga y se la lleva a la enfermería, luego de eso llaman a su tía quien llega rápido a la escuela.

— ¿Qué fue lo que paso? —dice agitada viendo a su sobrina encima de la camilla.

— Por lo que me dijo el profesor Park, ella se paró y cuando iba a caminar cayó al piso y se golpeó con la esquina de uno de los escritorios. —explica la enfermera.

— Pero ¿Ya está bien? —pregunta preocupada Charlotte a lo cual la enfermera asiente– Gracias.

La enfermera se retira de la habitación dejando a solas a Mía y su tía. Luego de un par de horas Mía empieza a reaccionar.

— Gracias a Dios estás bien —dice Charlotte apoyándose en la camilla.

— Me duele el brazo —se queja Mía observando su brazo donde hay un venda.

— Como no te va a doler si te golpeaste cuando te caíste —la recuerda su tía.

— Cierto, me sentía mareada y quise pararme —dice recordando.

— Qué bueno que no pasó a mayores —dice ya más aliviada su tía.

Luego de haber hablado con su tía, las dos se retiraron del establecimiento. Mía por una parte se sentía un poco extraña, nunca le había ocurrido eso en clases, solo cuando tenía ataques. Charlotte no quería quedarse con la duda de porque fue el mareo así que decidió llamar al doctor cuando llegaran a casa, a lo cual Mía se opuso pero termino accediendo.

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