XI. Despertar con Alec.

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Cuando desperté sentí unos brazos rodeándome, hacia mucho tiempo que no despertaba con alguien y la sensación me hizo estremecer.
Era Alec, mi hermoso Alec. Sus manos rodeaban mi cintura y su cabeza descansaba en mi pecho, no quise moverme, no quería que se despertará.
Pasaron unos minutos y él abrió los ojos, pude ver esos ojos hermosos.
Me miró y mantuve la mirada en sus ojos, se dio cuenta de que estaba abrazandome y se sonrojó.
Lentamente quitó sus manos de mi cuerpo y se disculpó.
-Lo siento...hacia mucho tiempo que no dormía tan bien.
-¿Has dormido bien?
-Si, tu cama es bastante agradable.
Me levanté de la cama, tenía que ir al trabajo, no podía descuidar mi empresa, recordé una vez más que sólo traía la ropa interior puesta, me giré para tomar la sábana y enredarla a mi cintura.
Alec me estaba mirando con detenimiento; cuando lo volteé a ver él apartó la mirada.
-Lo siento...no duermo con pijama me incómoda.-dije disculpandome.
-Descuida, es tu casa.
Me levanté y tomé una ducha, cuando salí Alec seguía acostado en mi cama, se veía tan hermoso.
-¿Te molesta si me cambio aquí?-pregunté.
-No...me taparé con la cobija si quiere.
Alec se tapó hasta la cabeza mientras yo me vestía, los malos pensamientos se hacían presentes en mi cabeza pero tenía que ignorarlos, demonios eran las 7:30 de la mañana...demasiado temprano para pensar en eso.
-Listo ya terminé.
Alec se destapó y se levantó de la cama.
-Iré a ver a mi madre.-dijo.
-¿No crees que siga dormida?
-No lo creo, iré a ver.
-Alec, si están despiertos puedes decirle a tu padre que venga por favor.
-Si.
Alec salió del cuarto y minutos después su padre entró, él no se parecía a Alec, no se parecía en nada.
Robert Lightwood era un hombre muy duro, era estricto; y Alec era dulce, tenía disciplina pero no llegaba a ser estricto.
-¿Me hablaba?
-Hablame de tú, si quería comentarte algo.
-¿Qué pasó?
-Le quería proponer sin quería trabajar un tiempo para mi hasta que todo lo de la demanda se resuelva.
-¿En qué? Si me gustaría, la verdad no quiero que pienses que nos estamos aprovechando de usted.
-Yo no pienso eso Robert, yo quise ayudarlos. De verdad si necesitan algo más no duden en decírmelo.
-Creo que trabajar para usted es lo poco que puedo hacer para pagarle.
-De verdad no lo haga por eso, yo no me estoy aprovechando de ustedes ni de su situación.
-Gracias, de verdad. ¿En que trabajaría?-me preguntó.
-Director de proyectos. Sé que su empresa se encargaba de publicidad.
-Si, me parece bien. Estoy familiarizado con eso.
-Trabajaría desde aquí, le puedo prestar la pequeña oficina que tengo aquí, no quiero exponerlo a salir de aquí hasta que todo esto pase.
-Si, esta bien.
-Empezaría mañana si le parece bien.
-Si, esta perfecto. Gracias.
-De nada.-dije sonriendole.

Cuando baje a la cocina la familia Lightwood estaba ahi.
-Pueden tomar lo que quieran para desayunar, hay mucha comida.-dije.
-Si gracias.-contestó la mamá de Alec.
-Regreso del trabajo a las 4:00, si necesitan algo le dicen a Jem o pueden hablarme por teléfono, mi número está pegado en el refrigerador. No duden en tomar lo que quieran.
-Si, muchas gracias.-esta vez la que contestó fue Isabelle.

Me marche al trabajo, no quería hacerlo, quería quedarme con Alec pero debía encargarme de mis asuntos.

[...]

Alec estaba en su cuarto, pensando en como podía pintar las paredes, Magnus le había dado permiso de pintar lo que él quisiera.
Se enfocó en la pared de la cama, arriba de la cabecera empezó a dibujar a Magnus y a él, el día que el mayor le curó las heridas de su rostro.
Los sentimientos de Alec estaban confundidos, no sabía exactamente que era lo que sentía.
Cuando terminó el dibujo se sintió orgulloso, le había quedado exactamente igual al que le había regalado a Magnus.

Magnus llegó del trabajo y los Lightwood lo esperaba, cuando entró a la casa la mamá de Alec estaba sirviendo la comida para su familia.
-Venga, sientese a comer.
-Si, muchas gracias Sra. Lightwood.
-Dime Maryse.
Todos comimos tranquilos, después los papás de Alec y sus hermanos se sentaron a ver la televisión.
Alec y Magnus subieron al cuarto del menor, Alec quería mostrarle el dibujo que había pintado.
Alec le tapó los ojos a Magnus antes de entrar, tuvo que ponerse de puntitas ya que Magnus era más alto que él.
Lentamente Alec le destapó los ojos.
-Alec es hermoso, te quedó igualito al que me regalaste.
-Lo mismo pensé.-dijo sonriendome.
-Esta muy bonito.
Alec se acercó a mi, temía de sus acercamientos, sentía que en algún momento no iba a poder controlarme y lo iba a besar.
Sus brazos me rodearon y su cabeza descansó en mi hecho, lo envolví en mis brazos.
-Gracias Magnus, sabía que lo ibas a lograr. No sabes cuán agradecido estoy contigo.
-Te dije que todo lo que prometía lo cumplía, y aquí estas Alec de vuelta con tu familia.
-No se como agradecérselo.
-Me pagas con cada sonrisa que me das.
Joder, no tenía que decir eso. Alec se apartó de mi y me dedicó una media sonrisa, después sin decir nada salió del cuarto dejando mi corazón confundido.

En problemas con la mafia. |Malec|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora