XIII. Aquella noche.

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Eran las 2:00 de la mañana y Alec nuevamente estaba en mi puerta, ya me había acostumbrado a que todos los días venía a dormir, tal vez ya le abría la puerta en automático.
Alec se acostó a mi lado y me abrazó.
—Le conté a mi mamá.-dijo Alec.
—¿Qué le contaste?
—Que...me gustan los hombres.-dijo apartando sus ojos de los míos.
—¿De verdad? ¿Qué te ha dicho?-pregunté inquieto.
—Que me apoya, que es mi madre y que siempre va a estar conmigo.
—Me alegró mucho por ti Alec, yo sé que es difícil contarle eso a tus padres ya que ellos esperan tanto de ti.
—Si, me dijo que mi padre se lo tomará mal pero que está segura de que me querrá siempre.
—Así será Alec, tus padres van a estar contigo siempre. Por eso son tus padres.
—¿No extrañas a tu mamá?
Aquella fue una pregunta que realmente no esperaba, claro que habría querido que mi madre estuviera conmigo. Era lo que más deseaba desde que era pequeño.
—Si Alec, si la extraño. Pero ella murió cuando era muy pequeño yo no la recuerdo bien.
—Debió ser una gran madre, estoy seguro.
—Tal vez si lo era.
—¿Magnus?
—¿Qué?
—¿Saldrías con alguien menor que tú?-Aquella pregunta me hizo feliz, yo no se que se traía Alec pero me empezaba a gustar que yo le interesará mucho.
—Si me gusta y lo quiero, claro que si. ¿Tú saldrías con alguien mayor?
—Si me quiere y me cuida, si.
—Eso me gusta.
Alec se aferró más a mi cuerpo, aquello me incomodaba pero a la vez me fascinaba, era tan gratificante sentír su cuerpo junto al mío.
El rostro de Alec quedó frente a mi y pude observar aquellos ojos azules que tanto me gustaban, pase una mano por su cabello hasta llegar a sus labios los acaricié y Alec me miró.
Se acercó más a mi y unió sus labios con los míos.
A eso se le podía llamar paraíso, definitivamente aquel era el paraíso.
Seguí aquel beso, fue despacio, suave, e inocente. Jamás nadie me había besado de aquella manera, la gente me veía como alguien a quien sólo le interesaba el sexo y no era así.
Alec se apartó y me miró de nuevo.
—Magnus...estoy confundido.
—¿A que te refieres?
—A que me gusta estar contigo.
—Eso no responde la pregunta.
—Creo que...creo que me gustas.
Mi corazón se aceleró, jamás creí que yo le podía gustar el me odiaba ni siquiera me quería ver.
—¿Estas seguro?
—Si Magnus...lo dudé...porque no quería decepcionar a mis padres pero poco a poco me di cuenta de que esto que siento es verdadero.
—Alec yo...
—No tengo que gustarte y eso lo sé.
—Dejame terminar. También me gustas por eso que te dejo dormir todas las noches conmigo...desde que te vi...sabía que tenía que salvarte y no para que me vieras como el héroe sino porque sabía que valía la pena salvarte.
—¿De verdad te gusto?-preguntó Alec.
—Si Alec me gustas y mucho. Me encantó cuando viniste a dormir conmigo por primera vez... Sentí que tenía una oportunidad.
—La tienes Magnus, tienes una oportunidad, o más si es lo que quieres.
Me sorprendió la madurez de Alec, para su edad era bastante maduro. Lentamente me acerqué a su boca y lo besé inocentemente, Alec enredó sus piernas con las mías y me fascinó tenerlo cerca, sus labios eran suaves y pequeños. Soltaba pequeños jadeos, descendí hasta su cuello y deje un camino de besos en éste, Alec hizo lo mismo en mi cuello pero él succionó la piel a fin de conseguir una marca en mi piel.
—Confio en que me cuidarás muy bien.
—Siempre Alec, siempre te voy a cuidar. Como ya te lo dije una vez, nadie te va a hacer daño mientras yo esté vivo.
Lo acerqué lo más que pude a mi y minutos después él se quedó dormido.
No podía dormir por estar pensando en que me sentía muy feliz de que me haya confesado sus sentimientos. Sabía que iba a ser difícil ocultarlo delante de sus padres pero iba a encontrar la manera correcta de hacer las cosas.

Al día siguiente, Jem vino muy temprano a mi cuarto, tocó la puerta, le abrí.
—Lo están buscando.-dijo Jem.
—¿Quién es?
—Nathaniel, tenemos que hacer algo por esconder a los Lightwood.
—Llevalos a todos a la bóveda, metelos al pasadizo que está ahí.
—¿Es seguro?-preguntó Jem.
—Si, ahí no los encontrarán.
Jem se dirigió a los cuartos de los Lightwood  y los apuró para que se metieran a la bóveda, rápidamente todos se levantaron y me dirigí a levantar a Alec.
—Alec, mi vida tienes que esconderte.
Él, adormilado, se levantó sin saber que sucedía.
—¿Que pasa?
—Nathaniel está afuera y quiere pasar. Ve con tu familia, tienen que esconderse.
—¿A dónde debo ir?
—Ve con Jem, ahí esta tu familia buscalo. No tengas miedo, todo estará bien.
—Si, estoy seguro de que así será.
Alec salió del cuarto y empecé a preocuparme, no quería que nada le pasará.
Me dirigí a la puerta y ahí estaba Nathaniel.
—Perdón por tardar, seguía dormido.
—Alguien se llevó a Alexander. Y estoy seguro de que fuiste tú.
—¿Yo? Por dios, ¿Para que lo querría yo?
—Quiero asegurarme de que no fuiste tú. ¿Me dejas revisar?
—Claro. Adelante.
Ambos subimos a la planta alta y recordé el dibujo de Alec. Joder, eso me delataría. Me apresuré y cerré la puerta con llave, para mi suerte era el último cuarto en el pasillo así que Nathaniel no quiso entrar.
Me pidió que le abriera la bóveda y trague saliva.
Rápidamente le abrí la puerta y gracias al cielo Jem si los había metido al pasadizo.
Nathaniel se metió a la bóveda y empezó a espiar, me sudaban las manos pero era mejor fingir que todo estaba bien.
—Parece que todo está bien. Donde me entere de lo contrario eres hombre muerto Magnus.-dio Nathaniel.
—Todo esta bien.-Nathaniel no me dejó terminar, se retiró antes de que pudiera terminar la frase.
Me dirigí a la bóveda, crucé el pasadizo y me encontré con los Lightwood, todos estaban pálidos.
—¿Están bien?-pregunté, Maryse estaba llorando.
—Si.-dijo Alec, estaba pálido y yo me sentí realmente mal por su situación.
—Les prometo que estarán bien.
—Magnus...gracias por todo lo que estas haciendo...nos sentimos mal por hacerte esto, estas en peligro al igual que nosotros. Realmente estamos agradecidos contigo.-dijo Robert.
—No agradezcan, como ya le dije una vez a Alec, lo hago porque lo que les hicieron fue una injusticia y no lo podía permitir.
—Gracias.-dijo Alec acercándose a mi.
—De nada.-dije dedicándole media sonrisa.
Salimos de la bóveda y me encontré a Jem en el pasillo.
—Gracias Jem, de verdad lo hiciste muy bien.-dije, los Lightwood también le agradecieron.
Alec se dirigió a mi cuarto.
—Gracias una vez más.-dijo Alec cerrando la puerta de mi cuarto.
—De nada mi vida.-dije acercándome a él.
Le di un corto beso y Alec me abrazó con todas sus fuerzas. Y una vez más me di cuenta de que había valido la pena salvarlo.

¡Hola! Aquí un nuevo capítulo, espero les guste.
Les tengo algunas preguntas y me gustaría que las contestarán ;)
¿Creen que Nathaniel se de cuenta de que ahí están los Lightwood?

¿Magnus se meterá en problemas con la mafia?

¿Que harán los papás de Alec cuando se enteren de que tiene una relación con Magnus?

¿Les gusta como se está desarrollando la historia?

Gracias a todos y todas que comentan y votan<3

All the love, MarcelaGao.

En problemas con la mafia. |Malec|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora