Capítulo 7 (2ª Temporada) : Final

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-¡John no te alejes tanto!- grité enfadada.

El pequeño no me hizo caso y siguió correteando entre las lápidas como si estuviésemos en un parque.Suspiré cansada y le hice un gesto a uno de los tipos con traje queme acompañaban. Inmediatamente éste salió disparado detrás del niño y tras varios minutos corriendo consiguió atraparlo. Lo dejó a mi lado mientras se reía y yo intenté peinarle de nuevo su cabello rubio que había quedado todo revuelto.

-¿Cómo puedes ser tan desobediente?-le reprendí.

-No se moleste señorita Bansk, es igual que su padre- me dijo el hombre de traje.

Yo asentí con una sonrisa y caminé con mi hijo de la mano hasta la tumba de Bonney. Dejé el ramo de flores que llevaba en la mano sobre ella y me quedé un rato observándola. Hoy hacía cinco años desde aquella fatídica noche en la que lo perdí. Como todos los años cuando vengo aquí, pienso en que le hubiese gustado conocer a John. Mi pequeño además de llevar su nombre, me recordaba a Bonney en muchos aspectos. Su actitud desafiante y despreocupada era como la de su abuelo, aunque supongo que al ser yo la jefa de la mafia del país le había consentido demasiado. El pequeño John me recordaba mucho a Bonney,pero sobre todo era una copia en miniatura de su padre. Y no era sólo por el pelo rubio y los ojos verdes. A pesar de que él no había visto a Marco más que en fotos, a veces me sorprendía poniendo esas sonrisas burlonas que eran tan características suyas o actuando con prepotencia con los guardaespaldas. Y eso que sólo tenía cuatro años, definitivamente tenía que ponerme seria con él pero me costaba bastante.

Criarle no había sido fácil. Después de que Marco entrase en la cárcel pensé que lo había perdido todo,todo lo que habíamos soportado, todo lo que había dejado atrás,todo por lo que había luchado desde que le conocí se fue con él.Al menos así fue hasta que me di cuenta de que estaba embarazada. De alguna forma, el pequeño John había sido mi salvación durante éstos cinco años. Educar a un niño era una tarea complicada para alguien como yo pero gracias a mi pequeño pude seguir sonriendo a pesar de todo.

Marco me había dado varias cosas en las que gastar mi tiempo mientras él estaba entre rejas, no era sólo John, también lo había arreglado todo para que yo estuviese al mando si algo como esto llegaba a pasar. En estos cinco años había tenido tiempo de sobra para pensar una y otra vez en todo lo que él hizo por mí. No sólo me salvó en innumerables ocasiones y me proporcionó todo su apoyo en mi guerra personal contra la Fundación,si no que se las apañó también para borrar de golpe mi pasado criminal. Marco se declaró culpable de todos mis crímenes y estaba cumpliendo condena por ellos, por tanto, la investigación policial se cerró y el nombre de la asesina Lara Bansk nunca salió a la luz.De alguna forma, él consiguió protegerme incluso de mi pasado.

Me despedí mentalmente de Bonney mientras los guardaespaldas corrían para atrapar a John que había huido corriendo de nuevo. Todos los años me sentía especialmente triste por estas fechas pero este año era distinto. Sonreí mientras entraba de nuevo en el coche y los guardaespaldas depositaban a mi hijo a mi lado. Hoy era el día que llevaba tanto tempo esperando. Si Marco fuese una persona normal habría estado en la cárcel de porvida, pero ese maldito sistema judicial que antes trataba de combatir, por una vez parecía que iba a servir para algo. Por suerte o por desgracia no se podía mantener en la cárcel a alguien como él durante mucho tiempo.

Estaba horriblemente nerviosa mientras el BMV blindado circulaba como un rayo hacia la penitenciaría. Por fin, después de cinco años podría verle y presentarle a nuestro hijo. Me había costado horrores decírselo. Está claro que no se meda tan bien lidiar con mis sentimientos como disparar. No sabía cómo iba a tomárselo él, ni sabia cómo decirlo para empezar. Al final uno de los guardaespaldas que también le visitaba asiduamente se lo dijo en mi lugar y me llevé una bueno broca por habérselo ocultado.Marco estuvo incluso más emocionado que yo durante el embarazo y,aunque no me lo dijo nunca, sabía que le dolía no poder estar con el pequeño cuando naciese. Aún así no quiso que le llevase a verlo, no quería que su hijo le viese entre rejas, así que le llevaba fotografías todas las semanas y le contaba las trastadas que hacía en el colegio.

Cuando el coche paró al fin casi no me respondían las piernas. Había visto a Marco casi todas las semanas pero él estaba detrás de un cristal y sólo nos permitían hablar unos minutos, pensar que volvería a tenerlo de nuevo en casa me ponían tan nerviosa que no podía respirar. Le vi recostado contra la enorme verja de la entrada esperándonos y me tiré del coche para abrazarle.

-Estás más afectuosa de lo normal- me dijo con una de sus sonrisas burlonas.

-¡Cállate!

Me puse a llorar como una idiota mientras le besaba. Debía de ser un espectáculo bastante penoso pero Marco se reía con ganas. Después le arrastré hasta el coche donde el pequeño John espiaba por las ventanillas.

-Hay alguien que quiere conocerte- le dije dejando de llorar por fin.

Le abrí la puerta a mi hijo para que saliese del coche y le presenté a su padre por primera vez. Nunca había visto a Marco llorando antes. Cuando les vi por fin juntos con el pequeño en brazos supe que todo lo que había pasado en mi vida había merecido la pena.

Aquella infancia tan triste y tan sola,mis años de asesina a sueldo, el saber que me habían estado utilizando, la pérdida de mi maestro, todo aquello, por mucho que doliese, valía la pena haberlo vivido por que era lo que me había llevado hasta Marco. Él me había dado algo que yo había estado buscando desde que nací, un lugar en este mundo.

Ocho balasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora