La asesina profesional Lara Bansk vuelve con un nuevo objetivo, acabar con la Fundación antes de que la Fundación acabe con ella, pero conseguirlo no será fácil, aunque tenga al mafioso Marco Lansky dispuesto a protegerla.
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Otra vez iba vestida de colegiala. Era realmente fácil infiltrarse en cualquier lugar y escuchar cosas prohibidas cuando llevaba el uniforme del colegio. Nadie iba a sospechar jamás que debajo de esa faldita de cuadros y el jersey vino tinto corría la sangre de una asesina profesional. Aunque a veces me molestase mi apariencia de niña, a decir verdad era una ventaja en estas ocasiones.
En la mochila llevaba dos pistolas cargadas aunque no tenía intención de usarlas ahora. Por el momento sólo tomaba un helado tranquilamente en la terraza del restaurante del hotel. A mi lado, dos hombres con traje y corbata hablaban en susurros. Según las investigaciones de Bonney, ellos tenían algún contacto con la Fundación. Era difícil saber si era asesinos como yo o simplemente suministraban información a la organización, pero que tenían algo que ver estaba claro. Yo escuchaba atentamente toda la conversación, buscando algo que me sirviese. Cualquier cosa valía. La más mínima información, algún contacto, un nombre, un apellido, una dirección. Lo que fuese con tal de llegar hasta Charlie.
Según lo que habíamos podido averiguar, ahora era él que manejaba la Fundación y estaba usando todos los recursos de los que disponía para matarme. Sin embargo yo ya había decidido que no tenía ganas de morir, sería yo quien le metiese una bala en la cabeza y terminase con esto de una vez.
Aunque la conversación de aquellos hombres no parecía estar aportándome nada, de pronto dijeron algo interesante. Mientras se despedían pude escuchar entre susurros cómo quedaban para verse "con los demás" dentro de dos días en un motel viejo y maloliente de las afueras. Conocía el sitio. Había quedado con Charlie allí un par de veces. Ahora no tenía ninguna duda de que esos tipos estaban con la Fundación, definitivamente a Bonney no se le escapaba una. Pensé en seguirles y acabar con ellos en algún callejón pero me contuve. Si hacía eso los demás sabrían enseguida que había comenzado mi caza y sería más difícil encontrarlos. En el mundo de los bajos fondos, las noticias corrían como la pólvora.
Así que simplemente les seguí disimuladamente un rato hasta que entraron en una calle amplia y atestada de gente y se perdieron entre el barullo. Fastidiada, pedí un taxi que me llevase de vuelta al chalet de Lansky.
Cuando volvimos a la ciudad, yo estaba decidida a alquilar otro piso. Desde luego no podía volver a mi antigua casa, por mucho que me gustase aquel lugar, ese sería el primer sitio donde me buscaría Charlie. Aun así seguía queriendo hacer esto por mi cuenta. Como ya le había explicado a Marco unas veinte veces, Bonney y yo éramos suficientes para acabar con la Fundación, pero él no escuchaba. Confiaba demasiado en su pequeño ejército personal y si bien sabía que podía ser una ventaja, también me hacía estar un poco expuesta. No era precisamente un secreto que me estaba quedando en su casa, ya que Marco se empeñaba en llevarme a fiestas y presentarme a mafiosos y estaba segura de Charlie también lo sabía.
Aun así parecía que no estaba preparado para atacar la pequeña fortaleza de Marco, lo cual me nos daba algo de tiempo para investigar. Cuando llegué, los dos fornidos guardaespaldas que custodiaban la verja salieron corriendo a recibirme.
-¡Señorita Bansk, por fin aparece! Marco ha enviado a algunos chicos a buscarla.
Yo torcí el gesto enfadada. Vale que tuviese a unos cuantos asesinos profesionales detrás de mi cabeza, pero su necesidad de protegerme era obsesiva. Me alegraba que se preocupase por mí pero seguía siendo una profesional.
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Ocho balas
Roman d'amourAunque acabe de cumplir dieciocho, Lara es la mejor asesina de La Fundación, una organización secreta cuyo propósito es acabar con todos aquellos criminales que escaparon de la justicia y andan libres por las calles. Sin embargo su nuevo objetivo, e...