Messenger Love

S e s e n t a y o c h o

No podía ser una cobarde y quedarme en mi casa para siempre.

Hablar con el director no había servido de nada, no me creyeron. Tampoco a Evan.

Camino hacia el instituto muerta del miedo, pero no iba dejar que este me consumiera. En cuanto llego, mi cabeza me grita que salga de allí, que huya, pero no le hago caso. Tara conversa con sus amigas y curva la comisura cuando me ve, desvió la mirada y los nervios comienzan a ganarme.

-Solo espera hasta que acaben las clases- susurra en mi odio con una risita y luego se aleja caminando.

Quedo con un nudo en la garganta.

Corro al baño y me encierro. Mojo mi rostro y observo mi reflejo durante un largo rato, el agua escurre y no me importa. Solo me miro en silencio.

Chequeo la hora y me he perdido las dos primeras clases, realmente no me importa mucho. Espero unos minutos para que toquen el timbre y pueda salir de mi escondite, reviso que el perímetro sea seguro antes de irme.

(...)

La jornada acabo, y casi ya no queda nadie.

Se lo que va a pasar.

Pero no, me niego.

No dejare que se repita.

A paso firme me dirijo hacia donde Tara sentada en unas bancas fuera del instituto.

-Oh, la niñita quiere recibir su dosis más pronto- ríe y sus amigas se le unen.

-No, me canse- digo seria.

-¿Cómo dices? ¿Qué te cansaste? Que lastima, nosotras no- sonríe.

-Me importa una mierda, estoy agotada de ti. Déjame en paz.

-Voy pensarlo...creo que no, veras, no me detendré hasta que quiera hacerlo- se encoge de hombros.

-No te lo permitiré, ¿Oíste? Ya fue suficiente- rujo.

-¿Qué vas a hacer? ¿Llorar?- se pone de pie y me empuja, intento mantener la compostura, pero lo vuelve a repetir.

En un descuido, me bota al suelo y escupe en mi cara. Me levanto furiosa.

-He dicho que me dejes en paz- insisto.

-¿Es que tú eres sorda? No. Lo. Hare- ríe de nuevo y es ahí cuando toda mi paciencia se acaba, le atizo un golpe en la cara. Sus amigas quedan con la boca abierta.

-Te lo mereces, eso y mucho más- declaro seca, avanzo lejos de allí.

Se limpia la sangre que tiene en labio.

-Debilucha, eso ni me ha dolido- dice burlesca.

Me giro sobre mis talones.

-¿Ah sí?- pregunto y la agarró del cuello dándole una patada en el estómago -Como alguna de ustedes vuelva a tocarme un pelo...no sabré controlarme.

Sus rostros están pálidos, se perfectamente que tienen miedo.

Satisfecha conmigo misma, me voy de allí.

Las cosas van a cambiar de ahora en adelante.

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5mentarios.

Eso, bai.

Cambio y fuera

-Kata