Frente a frente II

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Sentada en la función, viendo una película de amor, justo tenía que ser de amor.
No dejaba de pensar en ese momento, en todo lo que llegó a decirme por mensajes y lo vacío que fue en persona.
Estaba acompañado de una mujer y pretendía que vaya a hablar con él, en que rayos pensaba? No paraba de llorar, poniendo como excusa la película, me sentía devastada.
Al salir del cine, encendí mi celular luego de pensarlo más de dos veces.
A mi sorpresa tenía un mensaje, sabía que era de él, pero no imaginaba que me diría esta vez. Será otras disculpas por no haberme hablado o simples rechazos a que esto terminó?
Rezaba por que fuese la primera, aunque me molestaba que me pidiera perdón por ser tan estúpido.
Sin palabras mire el celular, no sabía como reaccionar, me lo esperaba, pero no pensé que dolería tanto.
Me rechazó, eso fue lo que hizo, mi segunda opción fue la que triunfo esta vez. Me sentía tan triste, por un momento pensé que esto sería distinto, pero por tan extraño que pareciera tenía esperanzas.
No sabía si putearlo, si hacerme ver como víctima o simplemente ser sincera con él por más cursi que parezca.
Lo pensé, llegue a casa y seguí pensando que hacer, realmente lo quería, por más que no lo conociera lo suficiente lo quería.
Fui sincera, le dije todo lo que pensaba y sentía, le pedí una última juntada. Que después de ella se vería que pasaría, si terminaba todo o si podía pasar algo, no lo sé.
Tenía mucho miedo a lo que respondería, no quería que jugará conmigo, mucho menos después de verlo rodeado de dos mujeres.
-Mañana volvamos a reunirnos en la terraza, iré con mi amigo asique lleva una para que podamos quedarnos solos. Si en esta no hablamos, se terminó por completo- dijo como si la culpa de no haberlo hecho fuese mía, pero evite las discusiones y decidí aceptar.
Esta vez Regina podía acompañarme, asique me sentía más tranquila, tiene la habilidad de hablar y no parar de hacerlo hasta que alguien le pida que deje de hacerlo y dudó que vayan a decirle algo así.
Llegamos, otra vez eran al rededor de las cuatro de la tarde, y fuimos directo a la terraza.
Esta vez esperaba que el se acercara a saludarme, las últimas dos veces tuve que hacerlo yo siendo que el ya me había visto varias veces.
Esperamos unos segundos y al mirar a mi alrededor pude darme cuenta que estaba ahí, sentado en la terraza mirando de reojo, no iría a saludarlo, sólo quería que el se acercara asique me hice la boluda y seguí hablando con Regina de lo nerviosa que estaba.
Los minutos pasaban y él todavía no tomaba el coraje de venir a saludarme, hasta que por fin, después de esperar y verlo de reojo apareció. Mi corazón se detuvo, pero ya estaba cansada de esperarlo.
Éramos los cuatro en una mesa, de un lado Regina y del otro mi amor, mientras que al frente a mi amigo y el suyo también.
Como esperaba, la única que hablaba era Regina, le encantaba decir pelotudeces, pero realmente me sacaban del apuro. Estableció conversaciones con él y supe que era muy simpático, no entendía porque conmigo no hablaba así, de seguro es muy tímido.
Los escuchaba, era lo único que hacia, veía como se reían y como él lo hacia con tanta sencillez; pero comencé a cansarme, era una juntada para estar juntos, quería estar con él y nadie más que él, hablar igual que por chat y sacarnos de una vez la timidez.
Regina se dio cuenta de ello, me conoce muy bien, y nos invitó a la parte trasera del shopping, donde sólo hay autos y guardias, y allí fuimos a parar.
Me senté en una punta y él en la otra, parecíamos completamente extraños, me molestaba, pero por fin quedamos solos.
Éramos él y yo, yo y él, juntos sin decirnos ni una palabra. Nos miramos y empezamos a reírnos, era tan raro hablarnos, nunca lo habíamos hecho personalmente.
Nos pusimos flexibles y hablamos como debimos hablar la primera vez, me apoye en su hombro, me sentía tan segura ahí, tan bien, me contaba sus cosas y yo las mías. Recuerdo que me regalo un collar que hizo con una bolsa del supermercado, estábamos jugando con ella, pero realmente para mi era algo muy lindo.
Era muy tarde, habíamos pasado casi toda la juntada en la terraza escuchando a Regina y fue muy poco el tiempo que tuvimos para vernos y para hablar a solas, pero fue perfecto.
Nos acompañó unas cuadras hasta mi casa y nos despedimos con un beso, parecía una película de amor. Igual a la que había visto el día atrás y con la cual había llorado pensando en él.
Realmente era magia, era algo distinto y estaba dispuesta a pasar por ello...

Un amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora