CAPITULO 34

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  Todo Ongjin_gun esperaba con nerviosismo el momento en el que el novio entrara en la iglesia. A pesar de que la boda hasta ahora parecía marchar sin contratiempo alguno, los vecinos del barrio aún hacían apuestas sobre si Kibum terminaría por casarse con Míster Perfecto o si huiría antes de llegar a pronunciar el "sí, acepto".

La iglesia estaba llena a rebosar; no sólo habían asistido al evento los familiares de ambos contrayentes, sino que todos y cada uno de los vecinos del barrio esperaban con impaciencia presenciar el rito del matrimonio, ya fuera dentro o fuera de la iglesia.

La mitad de los presentes opinaban que Kibum sería raptado por Minho en mitad de la ceremonia, la otra mitad, que Kibum no llegaría a entrar en la iglesia. Solamente unos pocos osaban comentar que Kibum finalizaría la boda, casándose con el perfecto de Siwon.

Todo estaba listo: la iglesia estaba sobria, elegantemente decorada por los arreglos florales de rosas blancas. Lazos de seda de color nieve engalanaban los asientos de los invitados y una gran alfombra roja indicaba el camino hasta el altar a los novios.

Siwon esperaba pacientemente junto al altar; Taemin y sus acompañantes ya habían sido colocados en su lugar; el padrino permanecía al lado del novio y únicamente faltaba la presencia de Kim Kibum y su padre.

La pequeña orquesta de música clásica comenzó a tocar y los niños del coro entonaron una hermosa canción. Las puertas se abrieron y Kibum irrumpió de una forma atolondrada y desorientada.

Antes de que Kibum comenzara a caminar hacia su futuro esposo, una niña de 4 años esparció pétalos de rosas lentamente por el camino. Kibum agarraba con fuerza el brazo de su padre mientras, absorto en sus pensamientos, continuaba preguntando por Minho sin prestar ninguna atención a lo que ocurría a su alrededor.

• ¿Por qué se va, appa? – quiso saber Kibum, confundido.

• Porque no quiere ver como haces tu vida con otro que no sea él – contestó murmurando Jinky.

• El barrió y el condado es grande para los dos...

• Pequeño, si tu madre me dejara por otro y yo tuviera que ver día a dpia cómo rehace su vida junto a él, no podría soportarlo. Creo que Minho es un muchacho fuerte, pero todos tenemos un límite, y ese límite para Minho eres tú.

• Pero no puede irse... – dijo Kibum.

• Bueno, hijo, ahora lo que tienes que pensar es en tu futuro – indicó Jinky caminando lentamente de la mano de Kibum hacia Choi Siwon.

Mientras Kibum se acercaba cada vez a su novio, el dinero de la apuesta iba cambiando de manos a lo largo del enorme pasillo, pero alguna que otra persona se negaba a pagar hasta presenciar el final de la hermosa ceremonia.

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εїз ~ εїз ~ εїз ~ εїз ~ εїз ~ εїз ~ εїз ~ εїз ~ εїз

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El pasillo se me hacía larguísimo. Con cada paso que daba parecía alejarme más de mi destino en lugar de acercarme a él, y eso no me asustaba: no estaba impaciente por llegar junto a Siwon ni por decir "sí, acepto" ni por comenzar una vida junto a él.

No estaba deseoso de que terminara mi boda para que todos me comenzaran a felicitar. No sentía esos nervios previos a un casamiento que hace imposible mantenerse serenos a las personas que van a casarse, pero si tenía todas las dudas del mundo cuando miraba a mi futuro esposo.

Eso me hizo reflexionar sobre si verdaderamente él era el indicado para mí. ¿Por qué ahora, justo antes de que mi sueño de la infancia se hará realidad, me daba cuenta de que eso no era en el fondo lo que yo deseaba?

Miré a Siwon y lo vi guapo, elegante, perfecto: si una arruga en su elegante traje, ninguna duda en su hermoso rostro... Era como siempre: la perfección personificada, y fue entonces cuando mi perturbada mente comenzó a compararlo con Minho, el siempre desordenado y salvaje Minho.

Recordé cada una de sus majaderías de cuando éramos niños, rememoré mi primer beso, la primera vez que hice el amor, y todos y cada uno de los veranos que habíamos pasado juntos.

Comparé sus apasionados besos con los de Siwon, que no me hacían arder como lo hacían los suyo. Me pregunté una vez más por qué aún no me había acostado con mi futuro esposo mientras que no podía evitar lanzarme a los brazos de Minho ante la menor de sus caricias.

¿Por qué no podía resistirme a él y si al hombre que había decidido que era perfecto para mí? ¿Por qué podía hablar con Minho de todo y con Siwon sólo de arte o demás temas serios? ¿Por qué reía con él todo el rato ante bromas estúpidas y Siwon nunca bromeaba? ¿Por qué era yo mismo entre los brazos de Minho y Sr. Perfección en los de Siwon?

Ante mí se planteó la pregunta definitiva y transcendental que marcaría mi futuro: ¿quién quería ser yo en realidad: el inquieto y alocado Kim Kibum o el tranquilo y predecible Sr. Perfección?

Miré a todos y parientes. Los observé durante unos momentos sin dejar de caminar y noté cómo Sung Su y Ho Jin discutían sobre una nueva apuesta, vi como Hyunjoong intentaba coquetear con una chica y Jonghyun embobado viendo a Taeminm, como mi apuñalaba con la mirada, cuando creía que nadie la veía, a Sung Hee. Me percaté de que el señor Seungki, el jefe de policía, revisaba todas las entradas a la espera de alguna fechoría por parte de Minho y observé como mi futura cuñada me miraba con envidia y recelo.

Los miré a todos y decidí que, si ninguno de ellos era perfecto, yo tampoco tenía por qué ser Sr. Perfección. El niño travieso que había en mí, ése que únicamente osaba salir en presencia de Choi Minho, preguntó una vez más por qué él no estaba allí para raptarme o algo parecido. Fue entonces cuando comprendí que hasta el último momento había tenido la esperanza de que él apareciera en la iglesia para impedirme, como siempre, que cometiera un estúpido error.

Pero esta vez Minho había decidido concederme lo que tantas veces le había rogado: la libertad de elegir. A pesar de que la persona perfecta existía, él no era para mí.

Yo nunca podría ser feliz a su lado porqué él no me enfurecía hasta el punto de desear tirarle un zapato, porque él no me haría ridículos regalos que me harían llorar, porque él no me exigiría que cumpliera mis apuestas con escandalosas proposiciones, o nunca me dedicaría la serenata más espantosa de mi vida. Ni me dibujaría un rana que pareciera una vaca, ni tampoco me diría mil veces al día que me quería sin dejar de insistir en ello porque dejar de hacerlo era sinónimo de abandonar, y él nunca abandona... "Hasta ahora", pensé, y las lágrimas comenzaron a brotar nuevamente de mis ojos.

No, no podía convertirme en Sr. Perfección si eso significaba no ver a Minho nunca más.

Seque mis lágrimas, molesto con él por no haberse presentado y por hacerme ir tras él con este estúpido traje, así que me dirigí rápidamente hacia Siwon, ese novio que no era para mí mientras la orquesta aumentaba el ritmo de la música siguiendo mis pasos.

• Lo siento, Siwon, eres una persona increíble y perfecta, pero no eres para mí – le dije.

• Él me lo advirtió, pero yo no quise creerlo – comentó Siwon, molesto.

• ¿Quién te advirtió que? – preguntó confundido.

• Minho me dijo que no te casarías conmigo, que lo amabas a él. Como le gustan tanto las apuestas, le propuse que, si tú y yo nos casábamos, lo mejor sería que desapareciera del pueblo; por el contrario, si él se casaba contigo, desaparecería yo.

• ¡No tenías ningún derecho a echar a Choi Minho del condado! – grité fuerioso mientras apretaba uno de mis puños con fuerza, y sin saber cómo, golpee a Siwon en la cara hasta tumbarlo en el suelo, donde le increpé con muy malos modos – ¡El único que tiene derecho a echar a Minho de este condado soy yo!

Luego salí rápidamente de la iglesia entre las risas de algunos, la indignación en otros y los intercambios de dinero por parte de casi todos.

Me detuve a las puertas de la iglesia sin saber qué hacer. ¿Cómo podía localizar a Minho? Le arrebate el celular a uno de mis hermanos, que se había acercado nervioso, y después de varias llamadas sin respuesta de Minho descubrí que el muy idiota no le había dicho a nadie a donde mierda iba.

Miré con desesperación a todos lados en busca de una señal divina que me permitiera saber cómo podía volver a recuperar a mi rana imperfecta y allí, delante de mí, encontré la respuesta.

Ignorando los gritos de advertencia de mis hermanos, desgarré parte del estúpido pantalón, y lo arrojé a la enfurecida Yuri, quien pasaba por allí justo en ese instante, y me metí en el auto de policía del señor Seungki.

Por suerte tenía las llaves puestas, y cogiendo desesperado la radio entre mis manos, supliqué a Kwang Soo, uno de los policías más jóvenes de la estación, que detuviera a un hombre sospechoso de robo de vehículo. Le di la descripción y la matrícula del auto de Minho, luego puse el auto en marcha y me dirigí hacia las afueras del condado con la esperanza de que Minho me perdonara una más de mis tonterías que lo lastimo después de confesarle cuanto lo amaba.

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Continuara...   

Rana Azul... Adaptación al MINKEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora