Hamlet.
"Maldita sea. No planeaba volver a tocar un papel por el resto de mi vida, pero aquí me encuentro escribiendo otra vez, por culpa del chico tonto.
Nunca me gustaron las sorpresas, ni un poco, por eso cuando Lucie entró a mi cuarto y dijo (cito textualmente sus palabras) "Deja un momento tu amargura, querido hermano, y finge un poco de cortesía, que hoy tenemos invitados, y no quiero que mi novio piense que vivo con un inadaptado, como eres", supe con seguridad que aquel no sería un buen día. Lo que no me imagine es cuán terrible podía ser, ya que al bajar, no sólo que Lucie parecía fuera de control, sino que todo el servicio en la casa parecía igual de frenético que ella.
-¿Nuestro padre sabe de todo el alboroto que estas ocasionando, hermana?-le dije mientras intentaba llegar al comedor sin recibir un empujón de las veloces sirvientas que servían la mesa. Lucie alzó los hombros.
-Papa no estará en todo el día, además, simplemente quiero impresionarlo, ¿te parece que estos colores resaltan mis ojos?-dijo mientras giraba para exhibir su vestido floreado.
Puse los ojos en blanco.
-¿Realmente quieres que este aquí?-le pregunte.
-Solo presentate, ¿si? Se gentil, y luego te dejaré volver a tu cuarto a que te encierre en alguno de esos libros tuyos.
-De mama-agregué, en voz suficientemente baja para que Lucie no me escuchara.
Entonces tocaron la puerta, y todo desde ese momento me es muy confuso. Lucie corrió a la puerta, si, entonces la escuche poner su voz de niña pequeña, verdaderamente irritante, y luego ahí estaba, el niño tonto, en la entrada del comedor, con los ojos fijos en los mios. El comedor es grande, no tanto como el living (el corazón de la fiesta, como lo llama Lucie), pero poseía sólo una puerta de entrada y salida. Se que sali por ella tan pronto como lo vi, porque inevitablemente tuve que pasar por su lado. Me asegure de no mirarlo, pero nuestros hombros chocaron e sin desearlo nuestras miradas se cruzaron.
No se porque hice eso. Antes de alejarme lo suficiente, los escuche hablando:
-Dios, Dan, lo siento, mi hermano es...¿Ustedes... se conoces?
Luego de una pausa, Dan contestó:
-No, no lo he visto nunca antes.No estoy seguro de que me molesto más en ese momento: mi estúpida reacción o que él haya dicho que no nos conocíamos. Supongo que de todas formas era lo más lógico teniendo en cuenta que mi actitud daba lugar a muchas explicaciones, explicaciones que ni yo mismo podía darme. ¿Por que me sentía tan molesto? Le había dicho al chico que nunca nos veríamos, le asegure que aquella sería la primera y última vez, pero ahí estaba, en mi casa, con Lucie colgando de su brazo.
Pero ahí no termina. Pase unas horas tratando de despejarme, pero ningún libro me absorbía lo suficiente para olvidarme del mundo exterior.
Entonces alguien tocó la puerta. No supe quien podía ser ya que Lucie estaba con su novio, y mi padre no estaba en casa.
-¿Quien es?-Grite, la voz más elevada de lo que hubiera deseado.
-Eh... Soy Dan. El chico, mejor conocido.
Una vez me recupere de la sorpresa, abrí la puerta y lo fulmine con la mirada.
-¿Que quieres, chico?
-Yo... Lucie se ha ido a comprar, no se que exactamente, y yo me preguntaba si... -Dan tomó aire, y me miro con firmeza- me preguntaba si tenías planeado robar algo.
Lo cierto es que no había nada planeado, pero en ese minuto de silencio seguido de sus palabras, me dedique a elaborar un plan para el siguiente Gran Robo. Una vez lo tuve en la cabeza, hubiera querido sonreír, pero no lo hice: no quería que creyera que estaba feliz de que haya preguntado, porque realmente lo estaba.
-Puede que haya algo, pero tendremos que ser rápidos si quieres que Lucie no se entere.
Dan sonrió con ganas.
-Sera nuestro secreto.Nuestro secreto. Nunca había compartido un secreto con nadie, por eso sus palabras me sorprendieron. Dos veces nos encontramos en la vida y no dejaba de sorprenderme.
Una vez más entramos a la habitacion de mi padre y esta vez tomamos una llave diferente.
-Dios mio - susurró Dan - ¿Cuantas habitaciones tiene esta casa?
-No tengo idea-conteste- Dieciocho años y aún no he terminado de investigarla.
Dan me preguntó que abría y yo opte por no decirlo. Lo hice seguirme hasta la cocina, donde con una mirada me asegure que los cocineros salieran.
-Tienes.... tienes cocineros-dijo Dan con los ojos llenos de sorpresa.
-Pues claro ¿Quien cocinaría sino?
-Mi madre es quien cocina y...-se calló de pronto, como si no quisiera revelar el hecho de que no tenía cocineros, o que posiblemente su casa era del tamaño de mi cocina. Yo ya me había percatado de ello, pero ya había sido lo suficiente cruel al insinuarlo el día que nos conocimos. Me daba un poco de envidia, la verdad, teniendo en cuenta que daría toda la casa a cambio de mi madre.
No dije nada, sino que busque entre los cajones la herradura correspondiente a la llave.
-¡Eureka!-dije al encontrarla. -has los honores, chico.
Dan se acercó tímidamente y abrió el cajón. Dentro de este, un mar de golosinas se alzaba ante nuestros ojos. Lo observe mientras tomaba una entre sus manos y la observaba como si se tratara de algo muy valioso.
-Ya se que somos gente mayor ¿Sabes? Pero Lucie, bueno, es una gran glotona, y mi padre se ha encargado de ocultar todo lo delicioso de esta casa en un sólo cajón. Me ha tomado tiempo descubrir cual era, ya sabes, coqueteando con las sirvientas es muy sencillo conseguir información.
-No, en realidad no lo se- susurró, mirándome de reojo. Mi propio comentario me avergonzó tras esa mirada, y sentí que sino cambiaba de tema pronto terminaría por sonrojarse.
-Vamos, toma cuantos puedas.Comimos en mi habitación hasta que ya no hubo espacio para más en nuestros estómagos. Fue entonces cuando escuchamos un ruido abajo, y la clara voz de Lucie llamando a Dan a gritos.
Dan me miró, y no estoy seguro de que significaba esa mirada. ¿Acaso quería que le pida que se quede?
-Vete antes de que se vuelva loca, chico.
-Sabes mi nombre-dijo mientras se ponía de pie-¿Cual es tu problema que no puedes decirlo?
"Me da miedo". No, eso no era una respuesta. Ni siquiera tendría que haberlo pensado, dios.
-Adios, chico -conteste apresuradamente, pero no pude evitar agregar:-nos vemos pronto.
Dan soltó un suspiro resignado, y salió de la habitacion.
-Adios, Hamlet-murmuró antes de cerrar la puerta-Gracias.Pero que tonto es, siempre agradeciendo, y diciendo mi nombre como si me conociera. No me conoce, puede que el salga con Lucie, y crea que por ende ser amigo del hermano de esta es obligatorio, pero no debería tomarse tantas molestias. Yo no tengo amigos... tampoco estoy seguro de como tener uno."
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Tiempos Prohibidos
NezařaditelnéAmbos sabían de la existencia del otro, pero no lo hacían notar más de lo necesario. No estaría bien, mirarse como se miraban, sentir lo que sentían, frente a otras personas. Así que escribían, escribían cuanto no podían decir ni hacer. Hasta que l...