Dan
"Hace un mes que Hamlet y yo no hablamos. La primera semana después del episodio en la casa de su madre, como acostumbraba, toque su puerta cuando Lucie se fue a comprar cosas para la merienda. Siempre le preguntaba por qué no le pedía a sus sirvientas que se encargarán, pero ella aseguraba que era un trabajo del que le gustaba encargarse por su cuenta.
—Después de todo—me contestó una vez—soy la mujer de la casa ¿no? Si fuera sólo por mi padre y Hamlet, esta se caería a pedazos.
La sola mención de Hamlet era suficiente para incomodarse, como si el hecho de que fuera su hermano hiciera las cosas peores, como realmente era.
Al ver que Hamlet parecía decidido a no salir nunca más de su cuarto, supuse que era un buen momento para saber de él por boca de Lucie, pero no sabía de que forma sacar tema; en la mente de Lucie, Hamlet y yo no nos habíamos cruzado más de dos veces, y ni mucho menos conversado por más de cinco minutos.
—Cuentame más de tu familia, Lucie—fueron las palabras que elegí para aquella ocasión —Tu padre nunca esta en casa cada vez que vengo y... y tu hermano pocas veces sale de su habitación.
Lucie alzó las cejas, un gesto tan poco común en ella, que duró tan sólo unos segundos.
—Como sabrás, mi padre es el dueño de una gran compañía de automóviles. Así es que pasa la mayor parte del día alli, para supervisar todo—nos encontrábamos en su habitación, lo cual me incomodaba de una manera que ni yo podía controlar. Estaba arrodillado en el piso, mientras ella se encontraba ordenando los accesorios dentro de un cajón. Todos los días en que la visitaba, como si se tratara de un ritual, hacia lo mismo—Hamlet, mi hermano, siempre dice que eso no es cierto, que el simplemente esta evitándonos, a nosotros y a la casa. Yo trató de no hacerle caso, pero desde antes de que nuestra madre muriera, es cierto que pasaba mucho más tiempo aquí, pero tampoco puedo culparlo.
—Tu madre—susurre, sin poder evitar recordar los ojos azules de Hamlet repletos de lagrimas y la forma en que temblaba su cuerpo, incluso cuando tome su mano. Si fue mi culpa.—Ella... ¿Como murio?
Lucie hizo silencio por unos segundos.
—Mi hermano y mama era muy unidos—comenzó, con un suspiro—Recuerdo que incluso sentía celos ¿Sabes? Estaba segura de que el era su favorito, y no había forma de que pudiera negarlo. Iban a todos lados juntos, y pasaban más tiempo fuera de la casa que dentro. Cuando les preguntábamos a donde habían ido, Hamlet respondía que se trataba de una aventura secreta. ¡Se los veia tan felices! Hamlet me lleva apenas un año, pero siempre fui más seria y madura que él, o al menos eso creía, ya que todas esas aventuras no me llamaban la atención en lo más mínimo.
Lucie volvió a guardar silencio, y yo no quise interrumpirla en sus pensamientos. Viéndola de esa forma, sentí cariño por ella, diferente del que fingía sentir, pero cariño al fin y al cabo.
—Hamlet tenía diez años. Habían salido en la mañana y con papa estábamos preocupados porque ya era entrada la noche, llovía terriblemente y aun no habían regresado. Entonces escuchamos un grito proveniente de afuera, y salimos corriendo para encontrarnos a Hamlet de pie, cubierto de agua y barro, con mama agarrada a sus hombros y los ojos cerrados. Estaba tan pálida, Dan, que al verla pensé que era un fantasma. Papa salió corriendo, tomando a mama en sus brazos y llevándola adentro. Recuerdo quedarme de pie en la puerta, viendo como Hamlet permanecía bajo la lluvia. Mama murió a la semana, y desde ese día no he visto sonreír a mi hermano a menos que sea con desdén o de forma sarcástica. No sale nunca de la casa, y apenas habla con nadie. Hace unas semanas, por primera vez, le dirigió la palabra a nuestro padre, únicamente para discutir. Nunca lo había visto tan enfurecido e inestable.
—¿De que discutieron?—pregunte, como si no lo supiera ya.
—No tengo idea. Como dije, Hamlet estaba fuera de si, y no hacia más que hablar de una casa. Mi padre se puso pálido y lo llevó a hablar a su oficina, y a partir de allí no pude escuchar nada más.
No quise hacer más preguntas, consciente de que Lucie no podría darme respuestas, además de que mi interés se volvería sospechoso.Cuando nos despedimos, Lucie parecía realmente triste. Seguramente estaba preocupada por su hermano, y lamente no poder decirle que yo también lo estaba. No sólo eso, sino que también hubiera querido decirle que que su hermano si sonreía, y no sólo eso, que también reía a carcajadas. Que era terco, pero aún tenía en el ese espíritu aventurero del que me había hablado. Su hermano si había salido, también, y que a pesar de que se hiciera el fuerte, lloró su pérdida.
Pienso en Hamlet, y en como quisiera decirle que comprendo por todo lo que ha pasado. Decirle que al menos su madre lo amo, no como la mía, quien en estos momentos esta llorando porque no soy la causa de su miseria. De que entiendo el odio a su padre, cuando el mío no es más que el extraño borracho que se desquita usándome de sacó de boxeo. Que lo entiendo, y que no necesita fingir ser fuerte, que yo estaría ahí para protegerlo.
Pero ya es tarde. Aunque intente ser su amigo, ya no puedo volver atrás los hechos de aquel día. Porque no fue mi mano aferrada a la suya lo que cambio todo; fueron sus ojos y mis ojos, la forma en que ambos nos miramos intensamente. Y como sin desviar la mirada, supe que quería besarlo."
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Tiempos Prohibidos
CasualeAmbos sabían de la existencia del otro, pero no lo hacían notar más de lo necesario. No estaría bien, mirarse como se miraban, sentir lo que sentían, frente a otras personas. Así que escribían, escribían cuanto no podían decir ni hacer. Hasta que l...