Has roto mi bicicleta

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Tom se acercó a ella. Olía de maravilla...

-Podríamos quedar para cenar alguna vez. Contarnos qué hemos hecho en los últimos doce años.

-No creo, Tom -Lottie dio un paso atrás- He venido a cuidar de mi padre unas pocas semanas. No voy a tener tiempo.

-Un café, entonces -propuso Tom, aproximándose de nuevo a ella- Mañana por la noche.

Lottie palideció, se quedó quieta un segundo y luego lo agarró por un brazo y tiró de Tom hacia el salón:

-¿Por qué no saludas a mi padre?

El súbito cambio de conversación lo sorprendió pero, dado que al menos lo estaba tocando, decidió que estaba progresando.

-¿Qué tal la pierna, señor Smith? -le preguntó Tom a la página de deportes.

El periódico descendió. Mike Smith estaba igual que siempre, aunque tenía el pelo canoso y sus entradas eran más profundas.

-¿Sigues actuando, Hiddleston?

-Sólo por placer, señor.

- ¿Tienes whisky?

-No.

-¿Y un puro?

-Me temo que tampoco.

-La próxima vez ven con las dos cosas.

-Sí, señor.

El periódico ascendió y Tom comprendió que la conversación había concluido; no muy larga, pero productiva, pues había sido invitado nuevamente. Le lanzó una sonrisa a Lottie y ésta, al darse cuenta de que seguía sujetándole el brazo, retiró la mano.

-Perdón -se retiró ella- tengo que... ver una cosa. ¿Por qué no te sientas? Vuelvo en un...

-Mami, la peli ha terminado.

Dos bracitos agarraron a Lottie por la parte trasera de las rodillas, haciéndola perder el equilibrio y caer en los brazos de Tom. Este la recogió con suavidad, disfrutando del tacto de sus pechos contra el torso. Y cuando ella intentó separarse, para deleite de Tom, sólo consiguió que la fricción aumentara.

Charlotte alzó la vista y miró con expresión, aterrorizada. Después, tras lograr liberarse, se giró hacia el torbellino que la había tirado.

- ¡Ashton! -Lo reconvino ella- Te he dicho mil veces que no hagas eso.

-Se me olvidó -el pequeño metió las manos en los bolsillos y miró al suelo afligido- Lo siento, sólo quería abrazarte.

Tom se dio cuenta de que el chico le estaba echando teatro. Era bueno, pensó divertido. No sabía nada de niños, pero calculó que éste debía rondar los cinco años. Tenía el pelo rubio, al igual que él, y sus ojos eran claros. Y a juzgar por el tamaño de sus pies, sería un gigantón cuando cumpliera los dieciséis.

Así que la pequeña Lottie tenía un hijo...

-Los abrazos tienen que ser cariñosos, cielo -le dijo ella, poniéndose a la altura de Ashton- Tienes que tener más cuidado.

El niño asintió, miró hacia arriba y se quedó mirando a Tom. Lottie, situada a la espalda de Ashton, le acarició los hombros y procedió a las presentaciones:

-Ashton, éste es Tom Hiddleston. Tom, mi hijo Ashton.

Tom extendió la mano y el chico la estrechó de inmediato. Bien agarrada, pensó Tom.

- ¿Cómo te va, Ashton?

- ¿Sabes cantar?

¿Es que todos los miembros de esa familia respondían a las preguntas con otra pregunta?

Quédate ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora