Capítulo 7 - Lazos Consanguíneos

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Lazos Consanguíneos


"Esta magia no es un juego al que nos dedicamos por placer o por halago. Piénsalo: en nuestro Arte, cada palabra que pronunciamos, cada acto que ejecutamos es para bien o para mal. ¡Antes de obrar o hablar hay que conocer el precio!" ―Ursula K. Le Guin


El zorro llegó al edificio residencial casi a la una de la madrugada bajo una fuerte tormenta, una que dividía en cielo en dos cada vez que un relámpago descendía a la Tierra haciendo estremecer los rincones con su onda sonora y su flash luminoso. 

Las gotas se estrellaban sobre el escarabajo azul como piedritas irrumpiendo el silencio del interior, uno mantenido durante todo el viaje desde la casa de Jared por obvias razones. Mientras Valentina se comía la uña de su pulgar distraída, pensando que por su culpa el mundo sobrenatural ahora se encontraba expuesto y que la encarcelarían en Ónix a la primera oportunidad; el zorro lo estaba también, pero de un modo más frío y calculador. 

Si su observación durante la fiesta era la correcta, el hermano Leto del medio era el más normal de los tres y dudaba seriamente en que saliera por allí diciendo que su protegida era una bruja. En primera instancia porque nadie le iba a creer, en segunda, porque él mismo tenía una posición pública que cuidar como miembro de su preciada banda de rock. 

Si esas dos razones no funcionaban él personalmente se encargaría del asunto, colándose en sus aposentos durante la noche con forma de kitsuné y le degollaría el cuello de un mordisco. Pero primero...debía convencer a Valentina de su plan, una vocecita en su interior le decía que no era apropiado y que ella armaría un alboroto por tales ideas ¿pero qué más daba? los planes mermaban conforme pasaban los minutos. 

Giró el volante cuando llegó al edificio y descendió por la rampa de concreto en dirección al estacionamiento subterráneo. 

Para sorpresa de ambos, no había casi autos aparcados allí a esas horas, posiblemente porque a la mayoría les agarró la tormenta en alguna celebración de noche de brujas. 

― Sólo espero que no se vaya la luz ―comentó taciturna Valentina presionando el botón del elevador. 

― Con la suerte que llevas encima, todo es posible. ―refutó el zorro. La puerta del ascensor se abrió a un lado y ambos entraron― Eres como un amuleto de la mala suerte. 

La fotógrafa soltó un bufido cargado de ironía― Y mira quién lo dice, el pomerano parlante.

― ¿Quién hizo magia enfrente de un humano? ―inquirió girando su cabeza de un lado al otro, buscando algo imaginario alrededor para luego clavar su mirada acusadora nuevamente en ella― Ah sí, ahora lo recuerdo, fuiste TÚ Valentina Conaill. 

― Deja de juzgarme ―le amenazó, demasiado contrariada y con demasiados problemas en esos instantes como para agarrar sermón de un guardián― Se supone que estas aquí para apoyarme y protegerme, nada más.

Por un instante, el zorro permaneció quieto, sintiendo en el fondo que complicaba la situación en vez de solucionarla, cuando volvió a replicarle lo hizo en un tono más bajo y sin el dejo de reproche de antes.

― Después de un día de trabajo creo que mi mayor preocupación es y será siempre protegerte de ti misma.

Valentina se relajó un poco y si no fuese por aquella situación, tal vez hasta le haría gracia su comentario porque era la verdad, ella era un serio peligro ambulante.

AntebelluM - 30 Seconds to MarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora