Un deseo, que no podía estar preso, que su príncipe a salvo estuviese.
Alzar las murallas, donde las flechas no lo hiriesen, ¡Qué fortaleza la del plebeyo! Por construir con sus propias manos.
El plebeyo tras una armadura se ocultaba, donde los latidos en la lata se camuflaba, vistiendo de confidente anónimo del principito, el heredero, su amor por la princesa confesó, rompiendo el plebeyo corazón.
El guardián a enamorarlo no se ha dedicado, no ha intentado besarlo, ni tomarlo de la mano, tampoco regalarle una gran joya o brindarle un banquete.
Solo escucha cuando el príncipe está sollozando, se aguanta sus quejas cuando él está enojado, respeta su silencio, guardándose sus palabras, lo protege de los bombardeos, de los enemigos, lo ama en silencio, cuidándose de no ser descubierto, porque el príncipe muy bien se ve con la bella doncella.
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Pensamientos de escaparate.
RandomEste es un espacio donde subiré aquellos pensamientos que escriba en mis momentos de felicidad, enojo, tristeza o temor. No sé cada cuanto subiré algo, pero de vez en cuando lo haré.