Romántica empedernida

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Admito que soy de ese tipo de personas que encuentran más belleza en la tristeza que en la alegría. Desde pequeña, siempre me he sentido atraída por la oscuridad, por la soledad y por todos esos sentimientos que nos acompañan tras un trágico evento de nuestras vidas. Siempre me han conmovido más las letras melancólicas, los colores opacos, y las despedidas dramáticas. Encuentro calor en las temperaturas bajas y alegría en el invierno. Eso es lo que me hace especial. Veo belleza en las cosas que todo el mundo ignora. En una lagrima, y el recorrido que esta deja a su paso. En el estallido de un llanto, en un cielo grisáceo y en el sonido envolvente de un viejo blues. Y es que en realidad, somos más puros cuando estamos tristes. Porque es muy fácil soltar un te quiero en un estado de felicidad extrema, pero qué difícil es decirle a alguien cuanto lo echas de menos en un momento melancólico. Porque es justo ahí, cuando nos damos cuenta de las cosas, cuando ya es demasiado tarde. Cuando nuestras propias palabras se nos clavan profundamente. Y eso también es bonito.

Crónicas de un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora