Esa misma noche, Daniel y Lamoon ya en la casa del señor Buchanan, regresaron solos, la furia y la confusión andando.
Luego de haber pasado por semejante espectáculo que hizo esa mujer llamada Rose, a Daniel no se le bajaba la furia ni con la noticia de que cuatro de Los Grandes querían trabajar para él. Lamoon era la que iba completamente callada, ella no solía ponerse a la defensiva porque nunca antes nadie, se había acercado a decirle algo tan amenazante o algo parecido, pero esta vez que lo había hecho, se sintió...
Daniel la lanzó sobre el sofá, colocándose sobre d ella, hecho una furia. Lamoon sintió como su pequeño cuerpo estaba siendo presionado por el esculpido cuerpo de su amo.
Este la tomó de las muñecas y dijo con fuerza.
-¿Habías visto a Roses Canin antes de hoy?
-No, amo.
-¿Habías escuchado de ella?
-No, amo.
-¿Alguien te dijo algo, Emma o April, o Kendra o Unia?
-No, amo, nadie.
-¿Entonces?
-No la conozco, ella fue la q-que se acercó a mí en la casa de la señora Emma.
-Esto no puede volver a pasar -le dijo Daniel -yo mismo me voy a asegurar que no vuelva a pasar, no quiero escuchar o saber que nuevamente te enfrentas a palabras con otra mujer como esa. Maldito sea el momento en que entró a la casa, tu comportamiento estaba bien hasta que se te ocurrió responderle ¿En qué pensabas?
No hubo respuesta.
-No tardarán en colocar esto como primera noticia. Lo único que debían saber y conocer de ti era tu estúpido nombre y ya. No que te pusieras talón a talón con Rose.
-Simplemente pensé hacer lo primero que llegó a mi mente.
-¿Responder? Por favor, no seas... ¿Te dijo algo Emma de ella?
-¿Q-qué?
-Responde -le dijo, levantándola en una maniobra, sentándola sobre el sofá, aun debajo de él, tomándole con fuerza sus muñecas.
-L-la señora Emma no me dijo nada de ella, de nadie. No era asunto de conversación.
-Entonces ¿de qué diablos estaban hablando?
Lamoon tragó saliva, no iba a decir el alago que la señora Emma le dio junto con las otras tres poco jóvenes pero hermosas mujeres. Las manos de la chica temblaban bajo el agarre de Daniel.
-Si no vas a responder, todo te irá peor.
Daniel le dio un tirón de cabello, levantando el rostro de la chica hacia el de él. Ella evitó el grito y verle a los ojos.
-No hablamos de ninguna otra mujer que de mí.
Daniel esperó.
-E-ellas estaban hablando de mí.
-¿Qué decían?
-Decían que e-ellas no po-podían creer que alguien como usted estuviera con una mujer tan callada como yo, que l-las tomó por sor-pre-sa.
-Sigue -le tiró nuevamente el cabello.
-Usaron el término am...el término int-inteligente.
-¿Qué respondiste?
-N-no respondí nada -el dolor del tirón estaba siendo reflejado en su forma de hablar.
-Seguro hablaban con hipocresía. Las mujeres de alcurnia suelen hacerlo así -Daniel le soltó el cabello dejándole la cabeza sobre el brazo del sofá - ¿les dijistre algo, sobre lo que pasa cada noche en esta casa?
Ella negó con la cabeza.
Mal.
-Sabes que me gusta que respondan con palabras a mis preguntas, ¿por qué no lo has aprendido? -Apretó más sus muñecas.
-Lo siento, amo, no habla d-de na-da, de lo que...p-pa-pasa.
Daniel dejó caer todo su cuerpo sobre el de Lamoon, plantando su lengua dentro de la boca de ella, quien no la aceptaba, Daniel la hizo abrir la boca más, tal y como a él le gustaba. Fue hasta eso momento donde la chica, sintió el apretón del dolor en sus piernas, en su pelvis y en su trasero.
La furia con la que la besaba era como si ella le perteneciese, tal y como él le había hecho ver una y docenas de veces atrás.
En un solo tirón, el vestido de Lamoon se rompió. Daniel lo rompió.
...
Roses Canin se estaba imaginando una y miles de cosas que Lamoon hace con Daniel bajo el mismo techo, todo el día.
...
El profesor James seguía maldiciéndose por haberse acostado con su alumna Christina, era un maldito hijo de puta.
...
Daniel le dio la vuelta, una vez que le ató las manos y le cubrió los ojos con un pedazo de tela del vestido, se dejó el saco sin levantarse de sobre ella, se deshizo de su cinturón.
...
Rose golpeaba el asiento del carro en la parte trasera mientras imaginaba a Daniel penetrando a Lamoon cada noche.
...
El profesor James golpeaba fuertemente la pared con sus puños mientras no dejaba de pensar en su estupidez y en Lamoon, en cada parte de ella, en haberla imaginado como Christina mientras tenía sexo con ella.
...
-No, no por favor –Lamoon intentaba hablar sobre la corbata que cubría su boca.
-Calla, sigue pidiendo lo que quieras, yo voy a hacer lo que quiera.
-No...no ¡No, no no! ¡Ah!
...
Rose llegó por un copa de vino, llevándose de igual forma la botella en la otra mano, mientras entraba a su habitación, dejando caer la copa, rociando de vino y se cristales el suelo, se fue quitando la ropa mientras de igual forma tomaba y se quitaba el maquillaje con furia.
...
-¿Por qué demonios lo hice? ¿Qué clase de bestia soy?
La sangre corría por los nudillos de las manos del profesor James, quien estaba únicamente con su jeans puesto sobre la cama, el teléfono llevaba sonando unas once veces, no podía contestar, sería muy obvio que la llamada era de una de las alumnas del internado. Sería muy idiota hacerlo.
...
Daniel estaba dejando una gran marca sobre la espalda de Lamoon, cerca de su hombro, una marca hecha con la fuerza de su succión y con la fuerza de su mano, en cada embestida que le daba, que le hacía a Lamoon contar, a pesar de que no le entendía casi nada de lo que iba diciendo. Estaba desquitando su furia dentro de ella, haciendo que Lamoon se golpeara por cuarta vez la cabeza en el brazo del sofá.
...
Era así, como tres personas esa misma noche, a las doce treinta y tres de la madrugada, pensaban y todos venían lo que les pertenecía.
James, veía la fotografía que le hizo una vez a Lamoon caminando por el patio trasero del internado. Diciéndose a sí mismo que ella era suya desde el primer momento en que la tuvo en su despacho.
Rose veía y recordaba cada noche sexual con Daniel, sintiendo las caricias nuevamente, tocándose, creyendo que eran las manos de él las que la tocaban con fuerza y decisión.
Daniel, era el que tenía todo para él solo, tomó la piernas de Lamoon, levantándolas un poco más del sofá, haciendo que esto le doliera más a la chica. Él tenía la muñeca que él quería en sus brazos, estaba dentro de ella cada momento que él quisiese, dejando atrás la furia cuando todo se basó en el sexo con su zorrita...
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La Quiero a Ella
Novela JuvenilDesde ahí...sí, a distancia de ella, él la observaba andar muy callada, su cabello largo agitándose por el viento, su cuerpo bajo todo ese innecesario arropado que llevaba. No solía sonreír, no era una chica que sonriera y conversara con los demás...